Frente al mar Mediterráneo, que vio nacer a la novia, y con su emocionado “sí, quiero” resonando entre las piedras centenarias de la iglesia de San Martí d’Empúries. Matías Prats, Jr., la cara de los deportes de los Informativos de Telecinco y heredero de una de las sagas más importantes del periodismo español, se casaba este fin de semana con la también periodista Claudia Collado, reportera de El programa de Ana Rosa, en una romántica boda repleta de momentos tiernos, reencuentros, guiños cinematográficos —como el descapotable años 50 que condujo a los recién casados—y en la que no faltaron caras conocidas de la pequeña pantalla.
Fue a principios de la primavera cuando se hacía pública la noticia de que Matías Prats y su novia, la también periodista Claudia Collado, habían decidido pasar por el altar, después de varios años de relación sentimental. Y ese día, el de la boda, llegaba el pasado sábado, cuando la pareja sellaba su amor en la tierra de la novia, en Girona, y ante la atenta mirada de sus más de 150 invitados, que, antes, especialmente algunos de ellos, habían sido testigos del nacimiento de su amor entre el trasiego de los pasillos de Mediaset.
Compañeros y amigos de todas las cadenas de televisión arroparon a los novios, que se conocieron en los “pasillos” de Mediaset
La Plaza Mayor de Sant Matí d’Empúries se convertía en el improvisado escenario de una boda que parecía como recién salida de un cuento de caballerías, de armaduras y princesas. No en vano, el templo en cuyo altar esperaba el novio a su amada está edificado sobre los resto del foso de un castillo medieval, donde, después, se levantaría la majestuosa iglesia en estilo gótico catalán tardío.
Ante los ojos de su madre, Silvia, y de su hermano, Guillermo, Claudia llegaba cogida del bazo de su padre y padrino de boda, Manuel Collado. Desvelaba así, bajo los últimos rayos de sol del día, el secreto mejor guardado de toda novia: su vestido. Blanco, en crepé de seda y con las mangas abullonadas hasta el codo y los puños, rematados en guipur. Y, por supuesto, una larga cola en forma de capa que se desplegaba varios metros desde el escote en ‘V’ de la espalda, que, no obstante, permitió ver un detalle: sus zapatos eran azul marino.
Porque precisamente de ese color era el chaqué clásico del hombre con el que se iba intercambiar los anillos. Matías Prats, Jr., la aguardaba junto a su madre, Mayte Chacón, de la que estuvo atento y solícito en todo momento y que, como madrina de su hijo, llevaba un elegantísimo vestido largo en morado desvaído adornado con una maxiflor sobre el hombro, firmado por Diego Estrada.
Se dieron el “sí, quiero” en una mágica iglesia medieval construida sobre un castillo
Matías Prats, padre, también se desplazó hasta la localidad gerundense para ver casarse a su hijo. Lo haría con su pareja, la también periodista Ruth Izcue, compañera de redacción en Antena3, que vestía de azul noche, y llegó casi al tiempo que su otra hija, Marta Prats. La hermana de Mati —como llaman cariñosamente al presentador— asistió a la ceremonia junto a su marido, Alberto Salas, padre de su hija, Carlota, y, aunque es la única de la familia que no se dedica al periodismo, sí que siguió la línea cromática marcada por los Prats; ella, en azul petróleo.
“Nos casamos por lo civil, pero ni es un secreto ni nos hemos escondido. Simplemente, no hemos hecho una celebración”, explicó Lucía Villalón sobre su boda con el futbolista Gonzalo Melero
Lucía Villalón , amiga de la novia desde sus tiempos universitarios, y el presentador Marc Calderò ejercieron de testigos del matrimonio. Sin embargo, ellos no fueron los únicos rostros conocidos invitados a la boda. Compañeros y amigos de profesión aplaudieron y lanzaron arroz y pétalos de rosa a los exultantes novios cuando cruzaron el dintel de la iglesia como recién casados. Carme Chaparro, J. J. Santos, José Antonio Luque, Cristina Pampín, Leticia Requejo, Jano Mecha, Ana Cuesta, Hugo Domínguez, Ángela Vera, Marta Hita y un largo etcétera de periodistas fueron por un momento objetivo también de las cámaras fotográficas.
La masía Cortal Gran, uno de lo enclaves más conocidos y bellos de la Costa Brava, fue el lugar elegido para celebrar la gran cena al aire libre y la fiesta posterior, un menú del que se ocupó el catering 21demarzo y que se prolongó hasta muy avanzada la noche. Culminaba así un fin de semana inolvidable que había comenzado el viernes, con una prefiesta informal, en el chiringuito Escalapark, del mismo municipio costero.