La reaparición de Ana Obregón ante los medios con motivo de la presentación de El chico de las musarañas, el libro que comenzó a escribir su hijo Aless cuando le diagnosticaron cáncer y que ella se encargó de culminar, ha dejado memorables momentos este primer miércoles de junio. Pero, de entre todas las declaraciones y confesiones que la intérprete ha hecho en esta cita tan especial celebrada en el hotel Westin Palace de Madrid, ha habido una que ha llamado la poderosamente la atención de los allí presentes por ser tan inaudita como imprevisible. Se trata de un episodio del que solo era conocedor su círculo cercano y que ocurrió el día en que tuvo lugar la primera reunión para formalizar el cierre de la obra literaria.
La maternidad de Ana Obregón, que anunció ¡HOLA!, se cuela en los exámenes de la PAU
Tal y como ha recordado la protagonista de la jornada, en aquel encuentro propiciado por el desarrollo del libro estaban presentes Olga Adeva e Isabel Blasco, de la editorial Harper Collins, y su representante, Susana Uribarri, que fueron fieles testigos de lo que sucedió. "Me estaban intentando convencer, pero yo no estaba muy segura porque no sabía si tendría fuerzas", ha comenzado contextualizando, al tiempo que ha definido El chico de las musarañas como una catarsis "con la que he tenido que revivir momentos profundamente dolorosos".
En ese instante, ha rememorado, "pongo mi móvil sobre la mesa y, de repente, empieza a sonar. Miro, y ¿de quién era la llamada?", ha continuado relatando en un ambiente marcado por la expectación por lo que estaba por llegar. De pronto, ha cedido el micrófono a su interlocutora, la directora de no ficción de Harper Collins, que ha corroborado su historia: "Era de Aless. Ana se lo enseñó primero a Susana, que se echó las manos a la cabeza y, muy nerviosa, nos enseñó el móvil sonando. Y Ana decía ‘¡Pero si el teléfono de Aless está en un cajón apagado desde hace dos años!’", ha agregado.
Lejos de afrontar con temor esta experiencia paranormal, Ana, que ha aparecido en el acto radiante y enfundada en un diseño muy primaveral del modisto alicantino Rubén Hernández, decidió interpretar esa llamada telefónica como la señal que necesitaba para continuar con el texto que había comenzado su hijo: "Dije: 'esto es una señal' y me dije que tenía que hacerlo porque es lo que quería mi hijo", ha expresado visiblemente emocionada ante el asombro de los asistentes. "Yo sé que parece de locos... Si yo llego a contar esto aquí sola... No sé. Pero me han pasado muchas cosas. Muchas señales. Yo he leído todo lo que se puede leer para escribir este libro. ¿Vosotros sabéis que el ser humano es todo energía? Y la energía no se muere, se transforma... ¡Entonces las almas son eternas!".
Después de afirmar que "eso me dio fuerzas para seguir adelante, para hacer lo que mi hijo quería", sus tres deseos: ser padre, publicar su libro y abrir una fundación con su nombre para investigar el cáncer, ha abordado otras cuestiones y ha respondido a algunas preguntas relativas a Ana Sandra, de dos meses de vida. Según ha comentado, no tendrá más nietos y desea que Alessandro Lequio, que lleva un mes sin escribirla, se anime a conocer a la niña: "Tu nieta te está esperando en casa porque eres su familia, está deseando de conocer a su abuelo", ha apostillado, desatando un gran aplauso del público.
Haz click para ver el documental de Ana Obregón, su capítulo monográfico de la serie Stars. Puedes ver más en la nueva plataforma de vídeo ¡HOLA! PLAY, donde encontrarás programas de cocina, moda, decoración y documentales biográficos de ‘royals’ y ‘celebrities’. ¡No te lo pierdas!