Su familia es el pilar más importante de su vida y anoche no podía faltar a su último partido. Joaquín Sánchez se despidió del fútbol en un gran homenaje al que asistieron su mujer, Susana Saborido, y sus dos hijas, Daniela, de 15 años, y Salma, de 11. "Ellas saben lo que ha sido el fútbol y el Betis para mí. Se me va una parte de mi vida al no poder pisar más este campo. Han estado conmigo a mi lado y por eso ese abrazo tan bonito", dijo el jugador entre lágrimas. "Es un sueño, más que un sueño, ver el campo lleno, con tantísimos compañeros y leyendas, los béticos disfrutando. Una noche mágica que a quedar en el recuerdo de todos", añadió.
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Antes de saltar al campo del estadio Benito Villamarín, Joaquín se reunió con su familia en el túnel de vestuarios. Su esposa, al verle, le preguntó cómo se encontraba. "Bueno", comentó el gaditano. Después sus hijas explicaron cómo se sentían. "Estoy hasta nerviosa", aseguró una de ellas. "Yo también", añadió la otra. En ese momento, el jugador rompió a llorar desconsoladamente y abrazó con fuerza a Susana, Daniela y Salma que intentaban calmarle. "Ya, papá. No estés tan triste", le decían.
El discurso de despedida de Joaquín
"No sé que decir porque no sé que he hecho para tener todo este cariño", exclamó Joaquín en su discurso de despedida. "Quiero dar primero las gracias a todos mis compañeros por estar conmigo en este día tan especial. También quiero dar las gracias a toda la gente que ha hecho posible este evento del club, a toda la gente que hay detrás y que ha hecho esto posible. Gracias a mi mujer, a mi famila y a mis hijas por estar siempre conmigo y a esta afición que es la mejor del mundo", prosiguió. "Como futbolista me voy, pero voy a seguir trabajando codo con codo para seguir haciendo grande a esta afición y no me lo habéis demostrado a mí, sino al mundo entero. Sin vosotros no habría sido esto posible, viva el Betis y viva la afición del Betis. Hasta siempre, muchas gracias", añadió.
En una entrevista concedida a laSexta tas el homenaje, el futbolista explicó cómo afrontaba su retirada. "No poder pisar el Benito Villamarín va a ser complicado y es un trámite que tengo que pasar. Ahora voy a intentar relajarme un poco porque el último mes ha sido muy estresante. Me he separado tres veces", bromeó.
Joaquín anunció su retirada del fútbol el pasado 19 de abril tras más de 23 años como profesional. Aquel día su mujer le dedicó unas bonitas palabras llenas de emoción: "Este día tenía que llegar, aunque mi corazón y mi alma no lo entiendan. Nos conocimos siendo dos niños, llenos de ilusiones y sueños y desde entonces, cada partido en los que te he visto jugar tuve los pelos de punta y las emociones a flor de piel. Hoy tengo que ver cómo le dices adiós a tu vida, a tu mundo, a tu todo, y yo ahora no sé ni que decir, ni que hacer, por que no me lo puedo creer. Solo decir que fuiste, eres y serás uno de los mejores futbolistas que ha dado España.Por siempre serás Joaquín 17. Te quiero". Al día siguiente, el futbolista dio una rueda de prensa y una vez más estuvo acompañado por Susana y sus dos hijas, con las que ahora comienza una nueva etapa.
Joaquín y Susana se casaron en 2005 en el Puerto de Santa María, tierra natal del jugador. Su boda fue multitudinaria, según contaron en El Hormiguero. "Un show más grande que el de la cantante Lolita", dijeron con su característico sentido del humor. "Recuerdo que cuando llegué me tuvo que meter la policía. Me cogieron y me soltaron en el altar", declaró Susana. "Le pedimos al cura que acordonara la zona de las familias y amigos pero nos dijo que era la casa de Dios y que él no le cerraba las puertas a nadie", añadió el futbolista entre risas.
El secreto para seguir tan enamorados como el primer día es "discutir a todas horas y a diario". "Si tú dices blanco, yo negro. Que quieres lentejas, te pongo patatas", explicó Susana en el programa de Pablo Motos."Yo soy el que siempre pido perdón. Ella es más cabezona", puntualizó Joaquín. Ahora su principal motivo de discusión son las obras de su nueva casa, que les está dando algún que otro quebradero de cabeza. "Nos hemos metido en los metros del vecino. Y ahora tenemos que tirar los tres metros y medio de separación de linde. Menos mal que es un trocito pequeñito", comentó el futbolista.