Sus visitas a España son cada vez más frecuentes. La Infanta Cristina es una apasionada del país al que no regresará. Lo hemos vuelto a ver en su última escapada a Barcelona. Como mostramos en estas imágenes exclusivas, la hermana del Rey ha disfrutado de un fin de semana inolvidable junto a sus hijos Pablo e Irene en la ciudad que fue testigo de los momentos más importantes de su vida.
Allí dio el ‘sí, quiero’ a Iñaki Urdangarin, el jugador de balonmano que conquistó su corazón, el cuatro de octubre de 1997; y la Ciudad Condal fue también el lugar donde formó su familia -aunque en 2009 se trasladaron a Washington-.
Tres años más tarde, los Urdangarin volvían a hacer las maletas para regresar a Pedralbes. Fueron los tiempos difíciles. La imputación del exdeportista en el Caso Nóos, la ‘condena social’… Los Urdangarin estaban en el punto de mira, y, en 2013, hubo una nueva mudanza. En esta ocasión, a Ginebra.
El ingreso del exduque de Palma en prisión fue el punto y aparte para la familia, que aguardaba, desde Suiza, su libertad. Pero hace dos años, las imágenes de Iñaki caminando de la mano de otra mujer -Ainhoa Armentia- lo cambiaron todo. El mundo de la Infanta se vino abajo. A ojos del público, formaban un matrimonio indestructible, y ella también lo creía hasta que llegaron las fotografías. Y, con ellas, una traición a vista de todos.
Pasada la tormenta, tocó tomar la decisión más difícil. Semanas más tarde se emitía un comunicado en el que doña Cristina e Iñaki anunciaban la interrupción de su relación matrimonial, intentando que fuera de mutuo acuerdo. Sin embargo, Irene era entonces menor de edad, por lo que la Infanta no quería llegar a un convenio expreso de guardia y custodia -no quería pasar obligatoriamente por un juzgado-, y se optó por esperar a que cumpliese los dieciocho años.
Pero ese momento ya ha llegado. La hija pequeña de los exduques de Palma celebrará su mayoría de edad el próximo lunes, 5 de junio, abriendo así camino al divorcio.
A partir de la próxima semana, podrán presentar la demanda de divorcio de mutuo acuerdo. Será ante notario, asistidos por sus abogados y cumpliendo los requisitos exigidos por el Código Civil.
Pese a que todo parecía apuntar a que el divorcio pasaría por España, lo más seguro es que, finalmente, el procedimiento se lleve a cabo en Ginebra. No es una. Decisión personal, ya que una de las premisas que tienen que cumplir es que el notario que se encargue de disolver su matrimonio tiene que ser competente dentro de su último domicilio común o de la residencia habitual de cualquiera de ellos.
Según nuestras fuentes, no han fijado fecha todavía, pero no hay que descartar nada. De momento sabemos que, después de muchos meses sin verse, doña Cristina y su todavía marido volverán a encontrarse en Ginebra a mediados de junio.
Una mujer nueva y enfocada en el presente
Después de la tormenta, se encuentra en un momento de paz y serenidad. Como comentábamos en líneas anteriores, sus visitas a España son frecuentes. No duda en viajar a Madrid para reunirse con su madre, la reina Sofía; su tía, la princesa Irene de Grecia; su hermana, Elena; y sus amigos de siempre, que están encantados y felices de ‘haberla recuperado’. La Infanta ha recuperado la sonrisa. Es una mujer nueva y enfocada en el presente.
Según se aprecia en las imágenes, sigue llevando su alianza de casada -antes en la mano derecha, ahora en la izquierda-. Un detalle que no ha pasado desapercibido, pero que tiene una explicación. Porque ese anillo no sólo es un símbolo de su compromiso con Urdangarin -un recordatorio del amor entregado y recibido-, también lo es con Dios, la familia que han creado y el respeto al sacramento.
Como su hermana, la infanta Elena, que dijo que no se volvería a casar (y lo ha cumplido de momento), doña Cristina es una mujer profundamente creyente y, también, de voluntad inquebrantable.