Vive rodeado de naturaleza y animales a las afueras de Bangkok y tras tres años alejados de la televisión, Frank Cuesta regresaba ayer a El Hormiguero para presentar un nuevo proyecto Carreteras salvajes, un formato ''road trip'' en el que va por diferentes país conociendo su cultura, su fauna y su gastronomía. "Dejé la televisión porque me aburría. Lo que me gusta es divertirme, y cuando te obligan a hacer cosas, no lo haces. Pero con ese programa me lo paso muy bien", explicó el aventurero, quien relataba que aún no tiene cerrado ningún canal donde poder emitir.
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Completamente entregado en cuerpo y alma al santuario de más de 35 hectáreas que ha ido creando con sus propias manos en Tailandia, Frank puso de manifiesto que cada vez es más huraño y que se siente más cómodo con los animales que con mucha gente. "Vivo en un contenedor de un camión, así evito que vengan visitas, ya sean mujeres o amigos, porque no me gusta tenerlos, siempre te traicionan" declaraba el aventurero. “La gente me aburre mucho, por eso tengo pocos amigos y hablo con mi nutria, que se llama Chispas, me entiende, le digo cualquier cosa y sabe lo que quiero decirle. Todos los animales se humanizan" añadía el herpetólogo.
Sin embargo, y a pesar de tener fama de tipo duro, el popularmente conocido como 'Frank de La Jungla', tiene un lado muy humano. El presentador se ha convertido en el principal apoyo de su ex, Yuyee Alissa Intusmith, madre de sus cinco hijos, Zape, Zipi (mellizo de Zape) falleció apenas unos días después de llegar al mundo, Zorro, Zen y Pepsi, después de ser condenada a 15 años de cárcel por supuestamente traficar con 0,005 gramos de cocaína. Gracias a la lucha del aventurero, Yuyee solo cumplió seis y ahora, trabaja junto a él en el famoso santuario echándole una mano con los animales, sin embargo, tal y como ha confesado Frank aún le quedan "muchas taras" de su paso por prisión.
"Esta recuperada psicológicamente, pero a la vez tiene un montón de taras y un montón de miedos. Tiene miedo cada vez que coge un avión, cada vez que va a un aeropuerto, cada vez que ve un policía... Tiene miedos", explicaba el aventurero. "Y luego, durante un tiempo, tuvo problemas para dormir y le costó tiempo dormir en una cama porque en la cárcel dormía en el suelo. Pero yo creo que se ha adaptado muy bien sobre todo por los niños, porque cuando salió a mi me dijeron los psicólogos que la dejara sola con los niños y le ha venido muy bien", añadía el leonés.
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Pero además de convertirse en un pilar fundamental en la recuperación de la madre de sus hijos, Frank demostraba tener un enorme corazón y durante su paso por España no ha dudado en desplazarse hasta Murcia para visitar a Martín, un niño de ocho años enfermo de cáncer terminal quien disfruta mucho viendo sus videos de animales.
A principios de mayo la cuenta de Twitter llamada Ceciarmy, que cuanta con casi un millón de seguidores en esa red social, se dirigía a Frank Cuesta para pedirle que conociera al pequeño, quien padece glioma difuso de línea media con mutación H3 QM27, uno de los peores tumores cerebrales que hay en niños y el herpetólogo no se lo pensó dos veces. Juntos pasaron una tarde inolvidable, aunque lo primero que le preguntó Martín al verle era donde estaban los animalitos.