Ainhoa Arteta no ha tenido una vida fácil. Los últimos dos años han sido “muy complicados”. En 2021 se contagió de coronavirus, dejándola en una silla de ruedas, y ese mismo año, tuvo otro crítico episodio: contrajo una infección renal que derivó en septicemia. ¡HOLA! habla con la sorprano sobre el renacer de una estrella: desde su proyecto profesional,Trato de favor, que acaba de finalizar en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, a su increíble cambio físico.
Pero, ¿cómo se ve la soprano frente al espejo? “La verdad es que me veo bien. Todo esto me ha hecho perder kilos y tengo el cuerpo de una niña de 18 años” (ríe). Y es innegable que está estupenda. “No hay mal que por bien no venga”, nos cuenta. Aunque reconoce que no sabe cuántos kilos ha perdido porque “nunca me he pesado”, su nueva imagen le ha proporcionado más autoestima y seguridad. “Ahora me entra ropa de cuando tenía veintipocos años -ríe-”.
Sin embargo, la cantante asegura que no liga más. “No estoy en eso. Ni mucho menos. Obviamente, sí a tener amistades, que no tienen por qué ser hombres. He aprendido a valorar las curvas de los cerebros másque las curvas de los cuerpos”, y añade: “El sexo está sobrevalorado. ¡Muy sobrevalorado”. Tras cuatro divorcios, sigue creyendo en el amor, pero esta palabra va más allá para ella, porque es mucho más amplia: “Siento amor de gente que ha estado conmigo en situaciones terribles. Ese amor es mucho más profundo”, nos cuenta.
Nueva operación
“A raíz de los problemas vocales, dejé la rehabilitación y se quedó la mano derecha con movilidad reducida. Tengo que operarme y se supone que también de un pie. Pero, ahora, estoy centrada en salir adelante”. Fue tan grave la situación que pasó más de diez días ingresada en la UCI, donde se debatió entre la vida y la muerte. Sin embargo, la soprano ha resurgido como el ave fénix y ha logrado renacer.
“La recuperación ha sido complicada, porque he tenido que dejar de cantar. He estado más de un año sin poder trabajar. Imagínate”, nos confiesa. Para ella está siendo un logro enorme, porque “son trances que nos pone la vida”, y de todo ello saca una lección: “He aprendido que podemos darle una vuelta, que lo dramático se convierta en algo superado y ser más fuertes”.
Sus hijos, su mayor apoyo
Para Ainhoa, su familia es lo más importante. Madre de dos hijos, Sarah, de 22 años, de su matrimonio con el barítono estadounidense Dwayne Croft, e Iker, de 13 años, fruto de su unión con el jinete Jesús Garmendia. La cantante de ópera se deshace en alagos hacia ellos, aunque por la diferencia de edad, la soprano mantiene una relación diferente con cada uno de ellos. “Los hijos no pueden ser solo amigos. Pero no tengo la misma relación con mi hija de 22 años que con el pequeño”.