Debe de ser cierto eso de que los matrimonios más queridos son los más reñidos, por algo es que el refranero atesora siglos de sabiduría popular... Y es que, si bien la estrella puertorriqueña y el niño mimado de Hollywood protagonizaron en la vida real una historia de amor que perfectamente podría haber sido el guion de una comedia romántica, al unir sus vidas después de haberlas separado dos décadas antes, pocos han sido los momentos en los que, sin embargo, los hemos visto disfrutar de esta segunda oportunidad.
Famosas son las instantáneas de Ben Affleck dormido en una barcaza en Venecia en su luna de miel o las de Jennifer López con la mandíbula tan tensionada como el recogido de su moño en la entrega de los Grammy. De hecho, las últimas semanas han sido un continuo fluir de ‘robados’ en los que la pareja aparecía o discutiendo acaloradamente o sin dirigirse mirada o palabra alguna. De hecho, el estreno de Mother, la última película de JLo en Nueva York, levantó la espita de la crisis sentimental cuando, delante de los paparazzi, el matrimonio tuvo una riña en vivo y en directo.
Sin embargo, este fin de semana, por fin, la pareja ha vuelto a comportarse como dos tortolitos. Besos, arrumacos, carantoñas... Sucedía durante una tarde de compras por Los Ángeles y en compañía de Emme, la hija quinceañera de la cantante con Marc Anthony, unas imágenes que nos retrotrajeron al verano pasado, cuando actor y cantante redescubrieron su amor en Las Vegas.