Kike Sarasola (59 años) y Carlos Marrero (54 años) han puesto fin a más de 30 años de relación, 16 años de matrimonio y dos hijos, según adelantó Vanitatis y Hola.com ha podido confirmar. La pareja se casó el 26 de octubre del 2006 y fue hace unos meses cuando decidieron darse un tiempo para intentar superar el desgaste de pareja, algo que finalmente no han podido conseguir.
El empresario y jinete comentaba en Vanitatis que "es una situación triste porque cualquier ruptura supone momentos complicados y más cuando nos seguimos queriendo. No hay terceras personas en nuestras vidas y sí un desgaste que no hemos podido superar. Carlos ha sido mi pareja durante muchos años y ahora tomamos caminos diferentes en el aspecto afectivo, pero no como padres".
Sus dos hijos, su prioridad
Puestos en contacto con Kike Sarasola, nos transmite que ambos están "muy tranquilos, ha sido una decisión muy meditada" y que el cariño que se tienen y la prioridad por el bienestar de sus dos hijos, Aitana de 11 años y Enrique Junior, de 7, nacidos por gestación subrogada, hacen que su relación actual sea muy buena. "Vamos a seguir trabajando juntos en Room Mate desde la absoluta tranquilidad y normalidad". Y añade que "ahora que ya hemos pasado todo lo malo, que la empresa va estupendamente bien, que los niños están bien, necesitamos un respiro, un descanso; han sido unos meses de mucho estrés. Nos queremos mucho, eso no va a cambiar y esto no es un punto final, es un punto y aparte".
Una boda que rompió muchas barreras
Kike Sarasola, hijo del empresario Enrique Sarasola y María Cecilia Marulanda, y Carlos Marrero, su novio de toda la vida, se casaron el 26 de octubre de 2006 en Madrid, ante la presencia de relevantes personajes de distintos ámbitos del panorama social, como Felipe González y su exmujer, Carmen Romero; Pedro Trapote y Begoña García Vaquero, o Eugenia Martínez de Irujo. El enlace sirvió apara apoyar la ley de matrimonios de personas del mismo sexo, aunque la pareja nunca tuvo problemas en reconocer su relación, al igual que en declarar, en multitud de ocasiones, su deseo de convertirse en padres.