“Antes de las 12.00 a.m. no llamen al timbre ni hagan entregas. Gracias”, se puede leer, en alemán y en inglés, en la verja del Château Algonquin, el castillo de 5.500 metros cuadrados donde vivía Tina Turner en Küsnacht, a orillas del lago de Zurich, junto a su marido, Erwin Bach. El cartel era un reflejo de su apacible existencia al lado de su gran amor. El hombre con el que encontró la paz cumplidos los 46 años. Sin embargo, el mundo hoy llora su pérdida. Después de luchar contra una larga enfermedad, ayer, 24 de mayo, la voz de la cantante de soul se apagó para siempre, tras emocionar con su música a lo largo de 50 años de carrera. Ha fallecido en Suiza, en su hogar, rodeada de amor y paz. En estas líneas recordamos como vivía la estrella de la canción y decimos adiós a una superviviente, a una leyenda, a la reina del rock and roll.
Allí, en su mansión suiza, concedió la artista sus últimas entrevistas en 2019, con motivo del estreno en Broadway del musical sobre su vida, que ha llegado recientemente a España. Y para el documental Tina , el retrato íntimo de una megaestrella que superó el infierno de abusos al que la sometió su primer marido y que luchó para redefinir su carrera en sus propios términos. Tina Turner vendió más de doscientos millones de discos, ganado ocho premios Grammy, ostenta un Record Guiness (haber congregado a 186 mil almas en el estadio de Maracaná, en Río de Janeiro, en su histórico concierto de 1988) y su fortuna se estima en más de doscientos millones euros.
Retirada oficialmente tras la gira que marcó sus bodas de oro en el espectáculo -el 5 de mayo de 2009, la incombustible Tina se bajó de sus altos tacones-, el citado documental, estrenado hace unos meses y disponible ahora en MoviStar+, parece marcar, ahora sí, el adiós público definitivo de la incomparable cantante, mientras los ecos de su electrizante voz resuenan en todo el mundo… Private Dancer, What‘s Love Got to Do with It, Proud Mary, I Don’t Wanna Lose You… Lo dijo su marido, productor del mismo, e incluso ella aseguraba que es difícil despedirse poco a poco, como si no hubiera encontrado el momento real antes.
La cinta, dividida en cinco partes no cronológicas, es un relato a varias voces marcado por la entrevista que la artista concedió a People en 1981, en la que desveló las “torturas” a las que la había sometido Ike Turner durante sus 16 años de matrimonio. “Viví una vida de muerte. Yo no existía. Pero sobreviví”, admitía allí la cantante, que ha sobrevivido también al cáncer, a un trasplante de riñón, a un intento de quitarse la vida durante su infierno de maltrato y abusos y al suicidio de su hijo Craig, el 3 de julio de 2018. “Mi momento más triste como madre” –compartió la cantante en redes junto a una imagen en un barco- “El jueves 19 de julio me despedí de mi hijo, Craig Raymond Turner, cuando me reuní con mi familia y amigos para esparcir sus cenizas en la costa de California. Tenía cincuenta y nueve años cuando murió trágicamente, pero siempre será mi bebé”. Su vida fue una constante lucha sin dejar de transmitir fuerza a lo largo de su más de medio siglo de carrera musical.
Renacida en la segunda parte de su vida, cuando decide abandonar a Ike y divorciarse, consiguió cumplir su sueño de llenar estadios a los 45 años. Entonces decía en una entrevista: “Jamás he tenido una relación sentimental que fuera genuina. Ni una. Me han roto el corazón millones de veces. ¿Por qué nadie puede ver belleza en la mujer que soy?”. Al año siguiente, un viaje a Alemania lo cambió todo. A los pies del avión en el aeropuerto de Düsseldorf le esperaba Erwin Bach , un ejecutivo de la industria discográfica 16 años menor que ella. “La primera vez que le vi, se me disparó el corazón. Era tan guapo… Fue un encuentro de almas. Me temblaban hasta las manos. Era tan diferente a todos los hombres que había conocido, tan relajado, tan acogedor, cero pretencioso… Todo eso pude verlo desde el minuto cero”. Él sintió algo parecido: “Fue como una descarga eléctrica. Una descarga eléctrica que continúa”. En 2016 Tina superó un cáncer intestinal y en 2017, su marido le donó un riñón. Amor contra viento y marea.
La pareja ha vivido en distintas ciudades como Londres, Los Ángeles o Colonia, hasta que se mudaron a Zurich en 1994. En 2012, después de casi dos décadas en Suiza, la artista pidió la ciudadanía, que le fue concedida en enero de 2013 tras renunciar a la estadounidense. Ese mismo verano, tras veintisiete años juntos, celebraron su boda en el Château Algonquin. Del enlace, al que asistieron Oprah Winfrey, Bryan Adams, Eros Ramazzotti y Giorgio Armani, autor del vestido de la novia, fue testigo ¡HOLA! en exclusiva.
“Realmente quería un castillo, hasta que me di cuenta de lo grandes que pueden llegar a ser”, reía en su entrevista con New York Times en 2019. “Si estoy en el lago de Zúrich, en la casa que tengo, me siento serena. Realmente tengo todo aquí”. Su rutina consistía en ir de compras, comer avena o disfrutar de la compañía de su marido y según ella misma confesaba, sin pesadumbre ninguna, ya no cantaba, ni bailaba. “Tuve una vida muy dura. Pero no culpé a nada ni a nadie, lo superé. Y hoy soy una persona feliz. Mi vida como jubilada es mucho mejor que mi vida anterior, desde la sabiduría, la forma en que pienso, hasta mi propia actitud”. Adoraba descansar en su castillo de reina y en su propiedad de la Costa Azul, estaba loca por sus dos nietos, Randy y Raquel, hijos de Ronnie, el único hijo biológico que tuvo con Ike Turner, y colaboraba activamente en acciones solidarias, especialmente contra el maltrato. La última gran diva del rock, aquella que enseñó a bailar a Mick Jagger y podía presumir de tipazo y piernas de infarto con más de 50, y de un movimiento único de caderas, vivó sus últimos años con la tranquilidad que siempre había deseado. Simply The Best.