Nació con la vocación de convertirse en una cita de referencia en el mundo de la equitación y, tras celebrar con gran éxito su tercera edición, puede afirmarse que, en efecto, lo ha conseguido. Por tercer año consecutivo, Su Alteza Real la princesa doña Teresa de Borbón y Borbón; su marido, Íñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, y su familia volvieron a abrir las puertas de su finca El canto de la cruz, en Colmenar Viejo (Madrid), para ejercer como anfitriones de Ineos Grenadier-Flor de Lis Horse Trials . Un concurso completo de equitación único en España que ha traído, una vez más, toda la elegancia de este deporte desde la campiña inglesa —tomando como inspiración el Badminton Horse Trials que creó, hace más de siete décadas, el duque de Beaufort en Reino Unido— hasta la sierra de Guadarrama.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
La competición, muy exigente tanto para los jinetes como para sus caballos, se compone de tres pruebas —doma, cross y salto de obstáculos—, que se disputaron de los pasados 5 al 7 de mayo. A lo largo de estos tres días, El canto de la cruz se tornó en un punto de encuentro imprescindible para los amantes de la hípica —entre ellos, Jaime Martínez-Bordiú, quien acudió sin su esposa, Marta Fernández—, que pudieron disfrutar de una cita al más alto nivel. Y es que, por primera vez en su historia, contó con el Concurso Completo Internacional de dos y tres estrellas —Trofeo Swarovski Optik 2 CCI2* y el Trofeo Ineos Grenadier CCI3*—, que ganaron el español Pol Roqueta Clavé y el francés Lucas Brun, respectivamente.
Pero esta no fue la única sorpresa que esperaba a los asistentes al concurso. El broche de oro llegó de la mano de la Reina Sofía, que no quiso perderse el evento ecuestre de la primavera, apoyando así a su familia y, en especial, a la anfitriona, doña Teresa, prima del Rey Juan Carlos.
El pasado año fue su hija la infanta Elena quien no dudó en asistir al evento. Doña Elena, ávida amazona, heredó su conocida afición por la hípica también de su madre, a quien le encantaba montar a caballo cuando era joven. Una pasión que aún mantiene y se quedó reflejada cuando Su Majestad entregó el trofeo Ineos Grenadier CCI3* al jinete Brun.