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Bertín Osborne, volcado siempre en sus compromisos solidarios y de ayuda a los más desfavorecidos, actuó como “maestro de ceremonias” en la presentación de Fanáticos de lo Real, un documental que se enmarca en el proyecto social creado por la compañía Burger King para favorecer la integración social a través del deporte y generar oportunidades laborales para las personas con discapacidad física e intelectual, como los protagonistas de la historia: José Antonio Carmona, de 22 años, Pedro Payares, de 21, y Rebeca García, de 18, futbolistas de LaLiga Genuine Santander, que, dando un ejemplo de superación, no dudan en enfrentarse a cualquier reto con tal de perseguir sus sueños.
Bertín actuó como “maestro de ceremonias” en la presentación del documental Fanáticos de lo Real
© Fernando Vázquez Morago-Bertín, como padre que eres de un chico con discapacidad, ¿qué es lo que más te atrajo de esta iniciativa?
-Me ha parecido fantástica la idea de integrar a estas personas con discapacidad a través del deporte. Es, sin duda, lo que más me gusta, por lo que a mí me toca. Creo que es un paso muy importante y espero que otras instituciones y empresas sigan el ejemplo, porque nadie se puede imaginar la felicidad que sienten estos niños y sus familias con iniciativas como esta. Estos chicos eran escondidos en sus casas hace veintincinco o treinta años eran escondidos en sus casas por vergüenza y ahora, en cambio, están visibles, juegan al fútbol y son igual que nosotros o más importantes porque son buenos.
-¿Has aprendido alguna lección?
-Te enseñan a ser buena gente, porque no tienen ni un ápice de maldad. Son simpáticos, positivos, están llenos de vida y tienen muchas ganas de ayudar y de hacer grandes cosas, como Kike.
-Se te ha visto afectado viendo el documental.
-Es que he visto lo que veo todos los días en mi casa, pero mucho mejor porque ellos tienen una vida independiente. Mi hijo, en cambio, no la tiene.
-Kike cumplió 16 años el pasado mes de enero. ¿Cómo está siendo su evolución?
-Kike alcanzado ya la adolescencia, pero es como un niño pequeño de cuatro o cinco años. Eso sí, se entera de todo, sigue las conversaciones y de vez en cuando te interrumpe y mete baza. Es muy divertido y tiene una salud de hierro. Lo único preocupante son las crisis que la dan de vez en cuando y que hace que tengas que estar las veinticuatro horas pendientes de él.
Kike ha alcanzado ya la adolescencia, pero es como un niño pequeño de cuatro o cinco años
© Fernando Vázquez Morago-¿Cómo llevas estar ahora más tiempo separado de él?
-Estoy muy a menudo con él, a pesar de la distancia. Vengo casi todas las semanas a Madrid y las tardes las paso con ellos. Fabiola, en ese sentido, es maravillosa y me manda a los chicos a la finca cuando ellos tienen vacaciones. El año pasado estuvieron todo el verano conmigo y también esta pasada Semana Santa.
-¿Qué te gusta hacer con Kike?
-Montamos a caballo todos los días y se baña todos los días en la piscina porque le encanta el agua. También le gusta mucho el fútbol y se sienta conmigo a ver los partidos. Como ves, lo que hace es disfrutar de la vida.
-¿Te ha enseñado muchas cosas?
-Con Kike he aprendido cuáles son las prioridades en la vida y también que la bondad no tiene límites.
Con Kike he parendido cuáles son las prioridades en la vida y también que la bondad no tiene límites
© Fernando Vázquez Morago-¿Y Carlos? ¿Qué tal se porta con su hermano?
-Carlos es un tipazo. Su situación no es nada fácil, como comprenderás, pero es un chico brillante en todos los aspectos. Es muy joven y todavía no ha encontrado lo que le apasiona. Cuando encuentre lo que le apasione y de verdad le guste, lo va a hacer mejor que nadie porque tiene una capacidad bestial.
-¿Tú cómo estás? ¿Cómo definirías tu momento actual?
-Yo me encuentro feliz en mi finca de Sevilla, de la que me cuesta cada vez más salir. Y tengo mi vida muy organizada y focalizada en las grabaciones de El show de Bertín y Mi casa es la tuya, que acabamos de estrenar con Jesulín de Ubrique.
- También vas a entrevistar a tu amiga Ana Obregón tras su reciente maternidad subrogada.
-Sí, me apetece muchísimo entrevistar a Ana. Grabaremos el programa dentro de unos días y ha dicho que me lo piensa contar todo. No tengo ni idea de por qué ha tomado una decisión así, pero es una tía listísima y no creo que la haya tomado a la ligera. Estoy convencido que la tenía muy meditada, organizada y planificada. Además, aunque nunca te curas de la pérdida de un hijo, le hará sobrellevar el dolor de otra manera.
-¿A tí te gustaría volver a ser padre de nuevo?
-Yo prefiero ya ser abuelo. De hecho, estoy feliz porque mi hija Claudia vuelve dentro de diez días de Australia con su niña, Micaela.
Me apetece muchísimo entrevistar a Ana. Grabaremos el programa dentro de unos días y ha dicho que me lo piensa contar todo
© Fernando Vázquez Morago-Hace apenas un mes salió a la luz tu relación con la modelo y empresaria Gabriela Guillén. ¿Ya le podemos poner la etiqueta de novia?
-¡Ya estamos! Sigo en contacto con Gabi y la veo de vez en cuando, pero no es mi novia. Nos vemos con frecuencia y nos estamos conociendo, nada más. Me parece una chavala encantadora, una niña estupenda que trabaja como una burra para sacar adelante su vida.
-Se dijo que te molestaron sus declaraciones a la prensa.
-Cómo me va a molestar, si no ha hecho ninguna declaración. Gabi es una tía simpática y lo único que hizo fue responderle con educación a los reporteros que la pararon y contarles que nos seguimos viendo. ¿Qué va a decir? Es cierto y no tenemos por qué esconderlo.
Sigo en contacto con Gabi y la veo de vez en cuando, pero no es mi novia
-A quien no se le ha conocido pareja alguna, por ahora, es a tu exmujer. ¿Te alegraría verla enamorada de nuevo?
-Claro que sí. Adoro a Fabiola y se merece ser feliz siempre, sea con pareja o sin ella.
-¿Volverías con ella?
-No me pregunte eso, es la única mujer con la que yo podría vivir.
-¿Entonces?
-A Fabiola y a mí nos unen dos hijos maravillosos y muchos años de felicidad, pero no podríamos convivir diariamente otra vez. Yo creo que no. Estamos bien como estamos y nos seguimos teniendo todo el cariño del mundo.
