Cada vez nos preocupamos más por nuestra salud mental, pero, desgraciadamente, no siempre fuimos tan conscientes de lo esencial que resulta cuidarnos tanto por dentro como por fuera. Bien lo sabe María José Gil, la madre de Carolina Cerezuela, que vio cómo un cúmulo de problemas terminaron sobrepasándola y afectándole físicamente.
Ese duro episodio de su vida sucedió hace quince años e hizo que María José perdiese absolutamente todo el pelo. ¿Qué le llevó a esta situación? ¿Cómo consigue reponerse? ¿Qué ha aprendido de todo? Ella misma nos da las respuestas, mientras posa con su hija y sus tres nietos para celebrar el Día de la Madre con ¡HOLA!
“Tuve un momento en el que se me juntaron varios problemas, como la muerte de mis padres, y el mundo se me cayó”, recuerda la madre de Carolina Cerezuela. “Llevé ese sufrimiento por dentro, hasta que toqué fondo. En quince días, me quedé completamente calva”, nos continúa contando con serenidad, pese a lo difícil de su relato. “Perdí todo el pelo: cejas, pestañas, axilas… Todo. Llevé peluca durante cinco años”, nos añade.
María José no tardó en poner remedio, aunque encontrar la solución no fue tan fácil. “Estuve ingresada en la Universidad de Navarra y me hicieron un estudio, pero no me consiguieron devolver el pelo”, nos explica. “Lo logró un médico catalán, que era el director de Dermatología de la Clínica Mayo en Massachusetts, que venía una vez al mes a Barcelona. Él me dijo: ‘Si sigues los consejos, tendrás pelo”.
“Me enseñaron a gestionar la vida y las emociones, que nadie te lo explica. Todo era estrés emocional, del sistema inmunológico”
La propia madre de Carolina no tarda en desvelar cuáles fueron esas instrucciones que le indicaron los profesionales. “Me enseñaron a comer, a tener una buena dieta y a dormir. También me enseñaron a pensar, a ponerte un estudio ante los problemas”, expresa a ¡HOLA! ”Para empezar, me enseñaron a gestionar la vida y las emociones, que nadie te lo explica. Todo era estrés emocional, del sistema inmunológico”, afirma.
De esos difíciles días, María José terminó sacando las mejores lecciones que podía aprender: la de cómo afrontar los problemas y, la más importante, empezar a valorar lo que tiene. “La gente no es consciente, pero es tan importante saber gestionar la vida… Saber que estás vivo y disfrutar de las cosas, como tomar un café”, nos afirma manteniendo su sonrisa y serenidad. “Da igual que llueva o haga aire, estás vivo, respiras y estás bien. El no tener que hacer pruebas en un hospital es un lujo”, nos añade.
En la actualidad, la madre de Carolina Cerezuela está jubilada . Por coquetería, como ella misma reconoce, se resiste a develar su edad, aunque termina confesando que tiene más de setenta años. Números a un lado, María José no puede transmitir más vitalismo. “Me gusta sentir a la gente, emocionarme con una puesta de sol. Y una película, la disfruto a rabiar”, asegura a ¡HOLA!
“Estoy encantada de disfrutar de mi tiempo libre, de mi familia, de los nietos… Pero, sobre todo, de disfrutar como persona. Me suelen decir que si tengo la vida cubierta con los niños, pero no es sólo eso. Tengo una vida personal muy rica”, nos expresa. “La vida me está dando salud para que pueda disfrutar de ello. Por ejemplo, me encanta leer, el cine, una charla y una buena sobremesa. Me gusta mucho el campo. Me faltan horas en el día para disfrutar de lo que me gusta”, nos apunta. Y lo mejor de todo, es que lo comparte junto a su hija Carolina.