A falta de escasas 24 horas para que Jesulín de Ubrique vuelva al ruedo televisivo por la puerta grande, el exdiestro ha rememorado algunos de los momentos más especiales que marcaron su infancia y adolescencia. Lo ha hecho con una gran sonrisa y arropado por el intérprete y guionista Albert Espinosa, con quien comparte una de las tres aventuras que le deparan próximamente en la pequeña pantalla, El camino a casa, un nuevo programa que aterriza en la parrilla de laSexta este jueves 4 de mayo. Desde sus inicios en la profesión, cuando compaginaba su faceta de estudiante y trabajador con su presencia en las plazas, hasta lo que más le costó gestionar, pasando por la inversión que hizo con su primer sueldo. El marido de María José Campanario se ha abierto en canal.
Con una actitud relajada y visiblemente feliz con su inminente regreso a televisión por partida triple, Jesulín, de 49 años, ha recordado frente a la atenta mirada de Pablo Motos algunos de los instantes que supusieron un antes y un después cuando solo era un niño que cargaba una mochila repleta de sueños y conquistó al público con su talento. Aunque el extorero será también el primer invitado de Bertín Osborne en la nueva edición de Mi casa es la tuya, en Telecinco, y es el fichaje estrella de la octava entrega de MasterChef Celebrity, en RTVE, su presencia esta noche en El Hormiguero se debe al lanzamiento de El camino a casa.
Se trata de un innovador formato en el que cada protagonista hace un viaje emocional a su pasado junto a Espinosa, que ejerce de conductor. "He sido un niño feliz y he sido feliz con mi profesión", ha dicho, al tiempo que ha reconocido que no tuvo las viviencias de "un niño normal porque tenía una responsabilidad muy grande, independientemente de que me estaba jugando la vida sin trampa ni cartón". Echando la vista atrás, considera que una de las claves de su éxito es que disfrutaba de lo que hacía, al tiempo que "era un niño más" que iba al colegio y cumplía con las responsabilidades de una persona de su edad: "Yo estudiaba, trabajaba con mi padre y, después, toreaba".
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Jesulín, que tomó la alternativa con 16 años y todavía a día de hoy siente que tiene muy vivo su lado infantil, también ha hablado de la gran responsabilidad que tuvo que asumir, sobre todo en lo que tenía que ver con las familias de las personas que dependían de su labor, cuando solo tenía 13 años y "hasta fecha de hoy". "Al principio es difícil de gestionar y, cuando pasa el tiempo, te das cuenta de estas cosas", ha agregado. Durante su visita al espacio de Motos, también ha hablado de sus inicios, que fueron impulsados en buena parte por los problemas económicos que sufrió a mediados de los 80 su padre, Humberto Janeiro, que ejercía como empresario en el cine Alcázar, donde realizaba espectáculos con populares rostros del panorama artístico hasta que se endeudó.
"Yo sabía que mi padre tenía que pagar la deuda", ha expresado, poniendo sobre la mesa la frase que le dijo: "Papá, yo me meto a torero". Una decisión que terminó por ser una de las más acertadas de su vida y con la que saldó "con creces" la deuda de su progenitor. Posteriormente, se fue a vivir a un piso nuevo, se compró un coche y, por último, un solar donde construyó su casa. "Con 16 años, cuando me hice matador de toros, compré la finca que tengo actualmente", ha puntualizado.
Sobre la admiración que sentía por Sylvester Stallone, en particular por la aclamada saga de películas Rocky, el exdiestro ha contado que era su motivación y un estímulo "para salir a la plaza como una moto". "Algún día de mi vida tengo que buscar a Sylvester Stallone y hacerme una foto con él", ha dicho entre carcajadas después de hacer una similitud entre su papel en el ruedo y el del protagonista, que se preparaba "como un león y salía todos los días a morir".