,type=downsize)
Cada año por estas fechas, Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo suelen protagonizar una escapada romántica a Venecia. Especialmente en mayo, coincidiendo con la Bienal, la pareja se reserva unos días para recorrer la exposición internacional de arte contemporáneo que se celebra en la ciudad de los canales.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
En esta ocasión, sin embargo, el hijo de Carolina de Mónaco y su mujer decidieron viajar acompañados de sus dos hijos, Stefano Ercole y Francesco Carlo, de seis y cuatro años, respectivamente.
Toda la familia estuvo dando un agradable paseo por el Gran Canal a bordo de un taxi acuático, algo que sin duda entusiasmó a los pequeños, sobre todo a Stefano, que recorrió la embarcación junto a su padre, mientras su hermano permanecía sentado al lado de su madre.
El matrimonio y sus dos hijos visitaron también la isla de Burano, cuyas pintorescas calles con casas pintadas de alegres colores estuvieron recorriendo a pie. Pierre se mostró muy cariñoso con Beatrice, a la que cogió por el hombro mientras caminaban, y la bella condesa italiana estaba muy pendiente de sus hijos, que aprovecharon que estaban en tierra firme para jugar con una pelota.
No es la primera vez que los pequeños viajan este año al país natal de su madre y de su abuelo paterno, Stefano Casiraghi. Hace unas semanas, ¡HOLA! informó de la visita que Pierre hizo a su nonna, Fernanda Biffi, de 96 años. Además de acudir con su familia, el menor de los hijos de Carolina sorprendió a su abuela al regalarle un simpático perrito de raza pomerania. El encuentro fue inmortalizado en una emotiva instantánea en la que aparecían la nonna Fernanda y su bisnieto Francesco.
Como unos turistas más, Pierre y Beatrice hicieron fotos con sus teléfonos