mila xim nez y alba santana© GTres

Mila Ximénez y Alba Santana: una historia de ausencias, amor y lealtad hasta el final

‘A los que dicen que mi madre me abandonó, yo les digo que ella me ofreció la mayor prueba de amor que puede ofrecer una madre’, contó la hija de la colaboradora en ¡HOLA!


27 de abril de 2023 - 11:49 CEST

“Mi madre ha sido diferente, tanto para lo bueno como para lo malo”, fueron las palabras de Alba Santana en su primera aparición televisiva en La Noria. En esta entrevista, la hija de Mila Ximénez y Manolo Santana, habló por primera vez sobre la relación con sus progenitores y sus palabras no dejaron indiferente a nadie: con actitud conciliadora y concisa, dejó bien claro que la relación era “estupenda”, a pesar de su separación matrimonial cuando Alba sólo tenía dos años.

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Aunque la relación madre e hija estuvo marcada por ausencias desde su infancia, hay algo incuestionable: su amor y lealtad incondicional hasta el fallecimiento de la colaboradora de Sálvame. A punto de cumplirse dos años de su fallecimiento -23 de junio del 2021-, repasamos la historia entre ambas.

“A los que dicen que mi madre me abandonó, yo les digo que ella me ofreció la mayor prueba de amor que puede ofrecer una madre: rota por el dolor, renunció a mí para que yo tuviera un futuro”
© GTres

En esta imagen de archivo, Mila Ximénez y Alba Santana a los dos años. El retrato que se ve detrás, se lo dejó en herencia la colaboradora de ‘Sálvame’ tras su muerte, y Alba decidió trasladarlo hasta Ámsterdad, donde vive junto a su marido y sus dos hijos.

El divorcio

Eran la pareja de moda, el noviazgo más popular entre la jet set marbellí durante la década de los ochenta. Mila Ximénez contó en su libro Perdón, si no hablo de mí que cuando vio al tenista por primera vez “sabía que iba a casarme con él”. Y no se equivocó. El 9 de febrero de 1983, la pareja contrajo matrimonio civil y el 15 de abril de 1984, Mila dio a luz a su única hija, Alba Santana. Ese mismo verano tuvieron una crisis: “Mejor es pelear de novios que de casados. En realidad, nosotros lo que hicimos durante nuestro noviazgo fue dejarlo… para ver si nos necesitábamos. Y, al hacerlo, fue cuando nos dimos cuenta de que estábamos mejor juntos que separados. Por eso nos casamos”, contó la periodista en ¡HOLA!

 “Manolo y yo somos distintos en casi todo. Por eso nos compenetramos”, aseguraba ella. “Él es tranquilo; yo, un puro nervio. Él tiene paciencia; yo, lo que quiero lo quiero ya, rápidamente. Pienso que es mejor que sea todo así: si los dos fuéramos tranquilos, seríamos una pareja aburrida. Si ambos fuésemos impulsivos, sería tremendo”, añadía.

La separación del ex tenista y la periodista sevillana fue para su hija una experiencia traumática
© Hola

El 15 de abril de 1984 nació Alba Santana, la única hija en común de la pareja. El tenista ya tenía tres hijos con Fernanda Dopeso, su primera mujer.

Sin embargo, su divorcio sorprendió a todo el mundo. A finales de 1986, en medio de los preparativos de su boda religiosa, y con planes de tener otro hijo, ambos iniciaron los trámites para poner punto y final a su matrimonio. El 29 de enero de 1987, Mila rompió su silencio en las páginas de nuestra revista. “Cuando me casé con Manolo, idealizaba el matrimonio. Creía que todos los días de casados serían de la misma intensidad. Pensaba que la atracción, la dedicación y las ilusiones permanecerían inalterables. Me he dado cuenta de que no es así”.

En un principio, era una separación de mutuo acuerdo. El pacto también se extendía a la patria potestad sobre su hija: Alba se iba a quedar a vivir en Madrid con su madre, que ejercería la guardia y custodia, mientras que Manolo iba a residir en Marbella. Pero, atrás quedó el divorcio “amable” para darle la bienvenida a “enemigos íntimos”.

La guerra por la custodia

“Hubo dos momentos en mi vida en los que me tengo que separar de mi madre, con muchísimo dolor para ella. La primera vez, a los seis años, una edad muy crítica, y me doy cuenta de lo pequeña que yo era y de lo poco que pude entender las situaciones que viví por aquel entonces...”, explicó Alba Santana en octubre de 2013, cuando nos recibió en su casa, en Ámsterdam.

“Yo era tan pequeña que no podía darme cuenta de que mi madre estaba pasando por unos momentos económicos terribles y que iba a tomar la decisión más dura de su vida, porque iba a tener que renunciar a lo que más quería, que era seguir viviendo conmigo, ya que ella no podía darme todo lo que sí me podía dar mi padre”.

Cuando la hija de la tertuliana se enteró que tenía que hacer las maletas y mudarse con su padre fue “una sopresa”, porque como ella misma confiesa: “la relación que yo tenía con él en ese momento era más distante. Para mi madre fue durísimo intentar explicarme que tenía que irme a vivir con él porque ella no podía mantenerme”.

“Mejor es pelear de novios que de casados. En realidad, nosotros lo que hicimos durante nuestro noviazgo fue dejarlo… para ver si nos necesitábamos”, contó Mila Ximénez
© GTres

Problemas económicos

Alba siempre contó que estuvo viviendo con Manolo en Marbella, que, por aquel entonces, estaba casado con su tercera mujer, Otti Glanzielus, hasta los diez años, momento en el que regresó con Mila. A lo largo de los años, la sevillana siempre le agradeció a Otti que cuidase de Alba como una hija. “Fue muy complicado, porque yo ya me daba cuenta de muchas cosas, había dejado a mis amigos del colegio y había dejado también un mundo que era muy diferente al que ahora tenía en Madrid con mi madre... Tras dos años con mi madre, me vuelvo a marchar porque ella no podía mantenerme porque no encontraba trabajo y las cosas no fueron cuajando”. Dos intentos. Dos ausencias. 

“Ese momento de mi segunda marcha no se lo deseo a nadie. Yo tenía doce años y me daba cuenta del enorme sacrificio que estaba haciendo mi madre al renunciar a mí. Fue muy duro para las dos, y yo creo que me ha dejado marcada de por vida”, admitió Alba sobre esa segunda vez en que Mila Ximénez tuvo que separarse de ella por sus problemas económicos”. Después de su separación de Manolo Santana, la colaboradora tocó fondo, y en numerosas entrevistas contó que llegó a dormir en el coche o que cuando le cortaban la luz de casa, se inventaba una especie de juego del escondite para que Alba no supiese la verdad. Fue, sin duda, su etapa más dura, pero como el ave fénix, resurgió.

© Archivo ¡HOLA!

Su mejor etapa

A partir de 2009, el teléfono de Mila Ximénez no paró de sonar. Su rostro se convirtió en uno de los más demandados en televisión y, rápidamente, ‘equilibró’ su vida. Tras muchos años de sufrimiento, la colaboradora encontró lo que tanto ansió: laboralmente, no paró de trabajar, y personalmente, se sentía “en paz”, porque Alba y ella establecieron una relación muy estrecha. Siempre que pudo, Mila viajó a Ámsterdam para ver a su hija y sus nietos, “su debilidad”. Alba Santana siempre la definió como ‘”una superabuela y una supermami”, y Mila no podía estar más orgullosa de la familia que tenía alrededor.

Aunque hubo una etapa en la que se sintió “culpable”, al cabo de los años. tuvo una conversación con su hija. Porque, en verdad, nunca la abandonó y estuvo ausente en muchos momentos de su vida. Simplemente, la suerte no jugó a su favor, pero siempre tuvo la tranquilidad de que Manolo Santana iba a hacer a su hija feliz y que nunca le faltaría de nada.

 Esta es la historia entre una madre y una hija que tuvieron que hacer frente a las circunstancias que les interpuso la vida. A pesar de la distancia y las ausencias, Mila siempre estuvo para Alba, al igual que ella estuvo hasta el último momento a su lado. Y como le dijo Mila a Alba, en una de sus últimas apariciones: “No sabes lo que significas para mí”, porque el amor entre ambas siempre será infinito e inquebrantable.

© GTres