“Al final el amor siempre triunfa. Feliz cumple 1 mes Anita. Desde alguna estrella lejana tu papá te abraza”, escribió Ana Obregón en sus redes sociales. A punto de cumplirse el primer mes de Ana Sandra -la hija póstuma de Aless Lequio-, la actriz ha recuperado la ilusión gracias a la recién nacida, quien le ha devuelto las ganas de vivir, de luchar y, en definitiva, de volver a vivir. Es indudable, que se siente feliz e ilusionada como nunca pensó que volvería a estarlo.
Ana Obregón tiene claro que, cuando abraza a su pequeña es como sentir a Aless, quien falleció hace tres años a causa de un cáncer. “Tu hija, esa princesa que me ha robado el corazón, cambiando las lágrimas por pañales. Cuando la abrazo es como si volviera a abrazarte a ti, y esa sensación solamente la puede entender una madre o un padre que han perdido un hijo”, afirmó.
‘La vida en rosa’
La presentadora vive literalmente pegada a la pequeña, hasta el punto, nos comenta, de que la está malcriando... Su rutina se resume en dar biberones y cambiar pañales, y ella no puede estar más feliz, porque treinta años después se ha vuelto a convertir en madre de nuevo. La pequeña Anita -que en dos semanas tendrá su pasaporte para volar a España- , lo ‘tiñe’ todo de rosa, y el universo de la bióloga es ahora, de este color.
“La niña se porta muy bien. Yo antes estaba sin dormir llorando y ahora estoy sin dormir cambiando pañales”, comenta en ¡HOLA! Y añade: “Cuando la abrazo es como si abrazara a mi hijo… Me emociono”.
Las críticas
Tres semanas después, la nueva maternidad de Ana, a los 68 años, sigue siendo objeto de debate en nuestro país e incluso, ha traspasado fronteras. Sin embargo, la actriz no le da importancia a las críticas que ha recibido, porque ella siempre tuvo claro que iba a cumplir las últimas voluntades de su hijo: tener descendencia en este mundo, terminar el libro El chico de las musarañas e inaugurar la fundación Aless Lequio. Y Ana Obregón ha cumplido su palabra como madre.
Ahora, su vida ha cambiado. La presentadora está feliz junto a Ana Sandra Lequio Obregón, y con la pequeña va a al fin del mundo. Ella sabe que su hijo las protege “desde el cielo”, y sabe que la vida le ha hecho un regalo con su nieta, porque después de tres años de sufrimiento a raíz de la enfermedad de su hijo y su trágica muerte, Ana Obregón merecía volver a sonreír.