familia just coco y javier castillo hola4108© DARÍO ARANYO

Verónica Díaz y Javier Castillo nos presentan a su tercer hijo y nos descubren cómo es su vida de novela

El escritor, que arrasa con la serie basada en su libro ‘La chica de nieve’, y la ‘influencer’, conocida como JustCoco, nos reciben en su casa de Málaga y nos hablan de sus inicios y sueños cumplidos


23 de abril de 2023 - 12:01 CEST

“Es todo muy loco”, es lo primero que nos cuentan  Verónica Díaz y Javier Castillo  al preguntarles cómo están viviendo este año y es que, para ellos, es un suma y sigue. Ella, conocida como JustCoco, lleva años triunfando como influencer y suma seguidores cada día —se acerca al millón en Instagram—, y él es uno de los maestros de la novela negra de nuestro país y acaba de dar un tremendo salto internacional que nunca llegó a soñar… porque parecía imposible hasta en sueños. La adaptación de su novela  La chica de nieve  es la serie de Netflix más vista del mundo, arrasando en más de setenta países; su última novela, El cuco de cristal, está en los primeros puestos de las listas de ventas, y ahora, está inmerso en dos series más y otro libro. Todo empezó con su primera novela, El día que se perdió la cordura, un título que, sin duda, era un augurio de los éxitos “locos” que estaban por llegar para este consultor en finanzas al que le gustaba escribir.

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© DARÍO ARANYO

Sobre estas líneas, Verónica Díaz sostiene en sus brazos a Pablo, que nació el pasado 1 de marzo, arropada por su marido, Javier Castillo, y sus dos hijos mayores, Gala, de seis años, y Bruno, de cuatro.

Por si esto fuera poco, acaban de dar la bienvenida a un nuevo miembro en la familia. Pablo nació el pasado 1 de marzo y sus hermanos, Gala, de seis años, y Bruno, de cuatro, es tán emocionadísimos con él. Tienen muchos motivos para celebrar y en medio de esta vorágine de firmas de libros, trabajos y presentaciones nos han abierto las puertas de su casa de Málaga para presentarnos a su familia, conocida en redes como familia “Coquetes”. Era justo el día en que Javier sumaba otro éxito, el lanzamiento de La chica de nieve traducida al inglés, con la que conquistará un nuevo mercado y vuelve a las pantallas de Times Square. Porque si los giros de sus novelas son sorprendentes, los que ha dado su vida, lo son aún más.

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Arriba, Gala y Bruno juegan con cuidado con su hermano pequeño. Sobre estas líneas, Javier, con Pablo en su despacho, en el que escribe las novelas que han cautivado a millones de lectores en todo el mundo.

—Enhorabuena por la llegada de Pablo, ya sois cinco en casa, ¿habéis perdido ya la cordura en este primer mes como familia numerosa?

JAVIER.— ¡Sin duda! Porque se ha juntado todo en el primer trimestre del año: el lanzamiento de la serie, a finales de enero; el del libro El cuco de cristal, a principios de febrero; Pablo, a principios de marzo, no dormir durante todo el mes de marzo y ahora, he entrado en abril diciendo: “O mato a alguien escribiendo o me vuelvo yo loco” (risas).

VERO.— Ahora ha retomado las firmas de libros, que eso es muy bueno.

J: Lo bueno que tienen es que duermo, porque estoy en hoteles (bromea).

—Vero, tú ¿qué tal estás?

V.—Muy bien, fuera de bromas, la verdad es que no lo llevamos tan mal, nos estamos organizando. Lo que llevamos peor es la noche porque cuando no duermes…

J.—Pero también es muy bonito porque vemos cómo lo están viviendo los peques, Gala está muy protectora con Pablo, es la mayor y le encanta; y Bruno, de vez en cuando se acerca y le da un beso porque sí.

V.—Todos los días pregunta: “¿El ya puede jugar conmigo a los superhéroes?” Y lo le digo que todavía no, pero que ya mismo.

—Pablo no ha venido con un pan debajo del brazo, sino con una serie, un libro, dos series más… ¿Cómo estáis viviendo todo esto?

J.—Estoy alucinado, además, con la sensación de que cada cosa se va escapando de control completamente porque escribir es algo muy solitario y, de repente, escribo una novela, se convierte en una locura, se publica en no sé cuántos países, llega Netflix y te dice que va a hacer una adaptación, se convierte en este fenómeno global… ¡Qué barbaridad!

V.— Además, estar en Málaga hace como que te sientas un poco más aislado porque no estás cada día en la oficina de la editorial o en Netflix, estás en tu casa y eres menos consciente. Pero cuando lo pienso, le digo: “Javi, ¿tú eres consciente de esta locura?”.

—¿Os ha cambiado?

J.—Creo que es muy importante que sigamos aquí, en nuestro barrio de siempre, con nuestro entorno de siempre porque si te pasa esta locura que nos está pasando a los dos y lo normal es alejarte por facilitarte tu vida profesional y al final te terminas alejando también de tus pilares importantes, que son tu familia, tus amigos de toda la vida, y de repente, puedes empezar a cambiar y perder el norte de lo que eres y de lo que te gusta. Creo que lo mejor que hemos hecho es quedarnos en casa.

V.—Ese es nuestro propósito, mantenernos aquí mientras podamos porque la relación que tiene los niños del día a día con los abuelos, con los primos… no queremos que se pierda.

Un fenómeno mundial

—Todo empezó con tu primer libro, El día que se perdió la cordura... y vaya si se perdió.

J.— Se descontroló todo a una velocidad impresionante.

V.— Es un libro muy especial, muy diferente a todo lo que había en ese momento.

“Hace seis años, El día que se perdió la cordura llevaba un año publicada y yo era consultor en finanzas y, ahora, estoy viviendo esta auténtica barbaridad y no doy crédito”
© DARÍO ARANYO

—Es increíble pensar que, en esta casa tan bonita, con los niños, haya un rincón en el que se cocinen historias así .

J.—Sí, me lo dice mucha gente. Me dicen: “Qué chaval tan simpático y tan majo y en realidad en las cosas en las que piensa el tío”.

V.—Mi padre también se lo ha dicho —ríe.

J.—Mi suegro dice: “Es un tipo encantador, yo que le había dado el visto bueno…” —bromea.

—¿Vero, ¿a ti no te inquieta lo que pasa por la mente de Javier?

V.—No porque ya son muchos años

J.—Ella me ve leyendo muchos libros de true crime y novela negra.

“Llevamos juntos 19 años y lo bonito de la relación es que hemos ido creciendo en paralelo, apoyándonos el uno en el otro”

—¿Te preguntan los niños qué escribes?

J.—Sí, y algunas veces se lo cuento. De La chica de nieve les he contado algunas partes. Es más, Gala ha visto la serie, saltando las partes que no puede ver por su edad, y se queda fascinada diciendo: “¿Esto lo has escrito tú?”. Además, hace un cameo conmigo y le hacía ilusión verla. A ella le gusta preguntarme qué escribo y muchas veces escribimos juntos. Ahora estamos escribiendo un librito para nosotros.

—Vero, tú tienes una parte muy importante en el éxito de Javier porque tú eres la primera que lee sus libros.

V.—Antes era más primera. Me ha ido relegando (ríe).

J.—Ella sigue siendo la primera, lo que pasa es que, antes, cada capítulo que terminaba se lo daba, y ahora termino unos quince y se los doy y el final se lo leen antes mis editores.

V.—También lo vamos hablando y le sugiero cosas. Yo le doy mis ideas y alguna le sirve.

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“No estamos llevando mal ser familia numerosa, nos estamos organizando. Lo que llevamos peor son las noches sin dormir”, confiesa Verónica. Los dos están encantados con la llegada de Pablo, sobre todo al ver cómo lo están viviendo Gala y Bruno. “Gala está muy protectora, es la mayor y le encanta; y Bruno, de vez en cuando se acerca y le da un beso porque sí”, dice Javier

—¿Cómo te quedas cuando te va dando los capítulos poco a poco? Menuda intriga.

V.—Me siento afortunada y sufridora a la vez porque la gente cuando lee a Javier ya tiene el libro entero y a mí me deja queriendo saber más y más.

—¿A ti te gustan las novelas negras?

V.—Yo no soy muy de leer novela negra, yo solo leo las suyas porque soy más de novela romántica y libros de autoayuda, o sea, que no tiene nada que ver, pero creo que por eso le gusta también mi punto de vista.

J.—Es muy importante tener una visión femenina. El mundo del libro es sobre todo femenino, las mujeres leen mucho más que los hombres, tienen más capacidad de empatizar, de vincularse con los personajes y con la historia y esa visión femenina a mí me ayuda un montón porque veo que parte le gusta más, cuál le gusta menos y es una suerte tener una “infiltrada” en el proceso.

V.—Es recíproco porque él me ayuda también con muchas cosas en mi trabajo con tu punto de vista. ¡Es que a Javi se le da bien todo! Me ayuda y me hace fotos cuando lo necesito.

J.—Esa es la vida de pareja de influencers, no hay pareja de influencers que no sepa hacer fotos.

“Me siento afortunada y sufridora a la vez por ir leyendo los capítulos que va escribiendo Javier, porque me deja queriendo saber más y más”
© DARÍO ARANYO

Una vida en redes

—En tu trabajo, Vero, también creas historias, pero diferentes, de las de redes sociales, ¿cómo lo llevas? Porque no es tan fácil.

V.—No es fácil y uno pasa por muchos momentos distintos. También las redes cambian muy rápido. Yo empecé con un blog escrito, luego pasé a Instagram y YouTube y, ahora, se llevan mucho los vídeos cortos como en TikTok, entonces te intentas ir adaptando. Yo he ido evolucionando y yo lo llevo bien, aunque llevo mi ritmo porque tengo ya tres niños pequeños.

—Hasta ahora, ¿qué es lo que te ha parecido lo más difícil?

V.—Lo más duro es mi autoexigencia. A lo mejor veo a compañeras que hacen cosas que dices: “qué pasada”, y luego quiero hacerlo, pero tengo tres hijos. No puedo querer llegar a tantas cosas y eso me cuesta.

—A todo esto, hay que sumar, además, tu firma de moda.

V.—Sí, también tengo Crvsh, que lleva mucho trabajo, sobre todo, porque es un mundo desconocido para mí y, aunque tengo un buen equipo, quiero estar en todo, voy a todas las reuniones, a ver proveedores…

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“Para mí, lo más duro de ser ‘influencer’ es mi autoexigencia. No puedo querer llegar a tantas cosas con tres niños y eso me cuesta, porque me gusta hacer muy buen contenido”, nos dice Verónica, que junto a estas líneas posa en el jardín de su casa.

Fotos al amanecer

—¿Cuánto lleváis juntos?

J.—Diecinueve años ya. Lo bonito de la relación es que hemos ido los dos creciendo en paralelo, apoyándonos el uno en el otro. Yo siempre me acuerdo de levantarnos por la mañana a las siete, en 2013 o 2014, que todavía no estaba Instagram moviéndose tanto, para ir a hacer fotos con Vero a Málaga y captar la luz del amanecer. Lo hacíamos todos los fines de semana, luego yo escribía en el tren y ella leía mis capítulos. Es superbonito tener una relación de tantos años muy equipo, porque una pareja tiene que ser un equipo.

—Os alegráis y compartís éxitos.

J.—Recuerdo cuando Vero hizo un evento con Crvsh en la plaza de Callao y yo estaba flipando, alucinaba viéndola cumplir su sueño. Echaba la vista atrás y me acordaba de aquellas fotos al amanecer en Málaga y verla así, con su propia marca fue bestial.

V.— Nosotros hacemos mucho eso, nos gusta volver la vista atrás y decir: “Dios mío, ¿quién nos iba a decir que íbamos a hacer esto?”. Por ejemplo, cuando Netflix montó una alfombra roja en Málaga para el estreno de La chica de nieve, yo decía: “Javi mira, estás aquí con tu madre, con tu abuela…”.

© DARÍO ARANYO

Sobre estas líneas, el cariñoso beso de Gala y Bruno a Pablo.

Dos nuevas series

—¿Cómo se presenta lo que queda del año?

J.—El principio del año ha sido de celebración, se lanza el libro, la serie… pero ahora hay que currar para lo que viene en 2024. Tengo firmas muy importantes, acabo de venir de Francia y ahora voy a San Jordi, a la Feria del Libro de Madrid, a la de Londres, a Italia en mayo…. Y el 11 de abril acaba de salir La chica de nieve en papel por primera vez en Estados Unidos y va a salir en Times Square el anuncio. ¡No me lo creo!

—También tienes dos series más para Netflix, de El juego del alma y El cuco de cristal.

J.—Sí, estoy ya con el equipo de guionistas, con la productora y con Netflix trabajando en los guiones, a ver si conseguimos grabar pronto. También estoy empezando el siguiente libro muy ilusionado porque es el final del personaje de Miren y es muy espectacular.

© DARÍO ARANYO

Sobre estas líneas, madre e hija, en la piscina.

—¿Vuestro siguiente sueño por cumplir? Aunque seguro que esto ni lo soñasteis.

J.—Yo tengo sueños para ella. Ella es muy realista y no los tiene, pero como a mí me han pasado cosas increíbles, sueño cosas locas como la primera tienda física de Crvsh, quizá en la galería Vittorio Emanuele II de Milán… —ríe—. Es que, mira, hace seis años, El día que se perdió la cordura llevaba un año publicada y yo era consultor en finanzas y ahora, estoy viviendo esta auténtica barbaridad y no doy crédito. Es muy loco todo, así que es muy raro tener más sueños, yo ya me doy por servido.

V.—Para mí, por ejemplo, fue un sueño cumplido haber hecho el año pasado la Caja Roja de Nestlé de Crvsh, me hizo muchísima ilusión que una marca tan emblemática te escriba para decirte que les gusta mucho tu marca y tu imagen y que quieren unirla. Ahora hay que disfrutar de lo que tenemos y de nuestra familia.

TextoCRISTINA OLIVAR
FotosDARÍO ARANYO
ProducciónMARÍA PARRA
EstilismoSOFÍA ROBERTO Y DAVID GARCÍA MIRAS
Asistente de producción y estilismoMARÍA LÓPEZ REY
Asistente de fotografíaPABLO RODRÍGUEZ Maquillaje y peluquería: JULIANA IZIDORIO
LOOK 1Verónica: Tintoretto y Lodi / joyas Tous y Crvsh / Javier: Springfield, El Pulpo y Primark / reloj Montblanc / Niños: Nueces, Laranjinha, Mayoral, House of Jamie, Coconut, Sanjo y Ria Menorca.
LOOK 2IZQUIERDA: Verónica: Adolfo Domínguez, Ángel Alarcón y joyas Crvsh / Javier: Pedro del Hierro, Mirto y Springfield / Niños: Coconut y Mayoral DERECHA: Verónica: Hoss y Designers Society
LOOK 3Verónica: Maje, Marella, Batik Babbaki, Slowlove, Primark y Pons Quintana / joyas: Crvsh y Cashfana / Gala: Nueces