Marzo siempre ha sido un mes de celebraciones para María García de Jaime y Tomás Páramo. El día 14 es su aniversario como pareja —comenzaron a salir juntos en 2014—; dos años más tarde, justo el mismo día, nacía Tomi, que llegó a sus vidas para revolucionarlas y cambiarlas para siempre cuando tenían tan solo 20 años. Y a partir de ahora, marcarán en rojo otra fecha en el calendario: el 24, día en que se convirtieron en familia numerosa con la llegada de Federico.
Están felices, entusiasmados y, aunque sea su tercer hijo, nos confiesan que están viviendo muchas cosas que son completamente nuevas para ellos. Con Tomi, por su edad y su situación —eran estudiantes y aún no vivían juntos—, querían que el tiempo pasara rápido. Con Catalina, que acaba de cumplir dos años, han vivido momentos complicados porque, desde que nació, se queda sin respiración cuando llora y por eso tuvo que pasar unos días en la UCI con tan solo unas horas de vida; entonces también ansiaban que el reloj avanzara deprisa. Ahora todo es diferente: con Fede solo quieren que se pare el tiempo. Tomi tiene siete años y está muy contento con su papel de hermano mayor; Catalina solo piensa en cuidar al bebé y su problema cuando llora ocurre cada vez menos; ellos están muy asentados como familia, como influencers y como empresarios con su firma de moda, Himba, y su nuevo bebé es muy tranquilo y todo ha salido muy bien… Ahora todas las piezas encajan a la perfección y están que no se lo creen.
“Es como si la paz hubiera llegado a casa porque Fede es muy bueno. Además, no habíamos vivido ningún momento así con los otros dos porque la situación era distinta”, dice María
Con Federico completan su sueño de ser familia numerosa y lo hacen en su mejor momento y con mucha fuerza y ganas para seguir luchando por su familia, por su trabajo y por seguir adelante con su bonita historia de amor como siempre, cogidos de la mano y compartiendo cada momento del camino, tanto lo bueno como lo malo.
—¿Cómo están siendo estos primeros días con Federico?
MARÍA.—Es como si la paz hubiera llegado a nuestra casa, porque es muy bueno. Y además, no habíamos vivido ningún momento así con los otros dos porque, aunque Tomi era buenísimo, la situación era distinta, ya que teníamos 20 años; y luego, con Catalina, queríamos que pasaran rápido los días y verla más mayor porque al principio lo pasamos muy mal por los espasmos del llanto que empezó a tener.
TOMÁS.—Es una sensación que nunca habíamos tenido. Primero, al ver que somos tantos en casa, mirar a nuestro alrededor y ver que ya nos faltan manos, y, por otro lado, como dice María, estamos viviendo una forma de ser padres que nunca habíamos experimentado.
“Seguimos siendo los mismos, pero se nota la madurez. Durante mucho tiempo, hemos vivido deprisa para que todo pasase rápido y ahora nos gustaría ralentizar el tiempo”, confiesa Tomás
—La situación ha cambiado, pero vosotros también lo habéis hecho. ¿En qué os veis diferentes?
M.—Vemos ahora todo con más perspectiva que hace unos años. Seguimos siendo los mismos, seguimos valorando lo importante, pero desde otro punto de vista. Han pasado los años, hemos crecido y este es el sueño que siempre habíamos tenido, formar una familia numerosa. Si nos paramos a pensarlo, no nos lo creemos.
T.—Hay muchas cosas que para nosotros siguen siendo nuevas, pero creo que, sobre todo, nos ha cambiado la estabilidad. Tenemos 27 años y, aunque seguimos siendo jóvenes, estamos en otro momento de nuestra vida. Se nota mucho la madurez a la hora de poder disfrutar cada momento, sin querer vivir deprisa. Durante mucho tiempo, hemos vivido deprisa para que todo pasase rápido y ahora nos gustaría ralentizar el tiempo.
—Se os ve diferentes a cuando nació Catalina, que fue muy duro que tuviese que quedarse unos días en la UCI y lidiar después con los espasmos del llanto. Ahora se os ve tranquilos.
T.- María, en cuanto nació Federico, hasta que no arrancó a llorar estaba asustada y preguntaba: “Pero ¿llora?”. En cierto modo, creo que, de los tres embarazos, este ha sido el más difícil para ella porque cuando vas a un hospital a dar a luz, piensas que nada puede pasar, pero cuando ya has visto que las cosas se pueden complicar, vas con cierta predisposición al miedo. Por ejemplo, cuando bañaron a Fede por primera vez en el hospital, María no podía mirarlo, porque ahí fue la primera vez que Catalina se quedó privada. Yo al escucharlo llorar sin parar, le dije a la enfermera: “Qué gusto”. Ella me miró sorprendida y me dijo: “Eres el primer padre que dice que le da gusto escuchar llorar a su hijo”.
—María, antes del parto tuviste un susto y hubo que ingresarte por un cólico nefrítico. ¿Cómo lo pasaste?
M.—Fue horrible, porque nunca había tenido uno, entonces era un dolor completamente nuevo para mí. Al principio pensé que estaba de parto y que eran contracciones distintas… No sé cómo la gente aguanta ese dolor, fue horrible. Esto fue justo la semana antes de que naciera Fede. Así que iba al parto con un miedo adicional. Era el tercer embarazo y tuve más miedo que con los anteriores, también por lo mal que lo había pasado con Catalina.
T.— Es que María no se había vuelto a atrever a coger a ningún recién nacido.
—¿En serio?
M.—Sí. No había cogido a ningún recién nacido desde que nació Catalina hasta que ha llegado ahora Federico. ¡Muy fuerte! Pero no hay que tener miedo al parto. Es mucho peor pensarlo que pasarlo porque luego es un momento superbonito y el miedo no te ayuda. El otro día, cuando llegó el médico, al verme así, me decía que me tranquilizara. Tomás también estaba a mi lado y me decía que rezáramos, que iba a salir todo bien y, al final, fue el mejor parto de todos.
—Y el bebé más grande que habéis tenido.
M.– Sí, pesó 4,095 kilos. Pero luego lo ves y no es tanto, en las fotos parece más grande, pero es chiquitín.
—¿Por qué elegisteis el nombre de Fede? En Navidad nos contasteis que no os poníais de acuerdo.
M.– Estábamos entre tres nombres, pero por dentro, para los dos el elegido era Federico. Cuando hablábamos entre nosotros era el nombre que queríamos, pero a la familia de Tomás y a la mía no les gustaba mucho, así que empezamos a dudar.
T.– Recuerdo que estábamos en enero y nos fuimos una semana a Lanzarote y allí le dije a María: “A la de tres, sin pensarlo, vamos a decir el nombre que realmente nos gustaría ponerle”. Y dijimos Fede, así que ya está.
Tomás: “Catalina dice que Martín, el hijo de María Pombo, es su novio. Se llevan fenomenal y siempre que hacemos planes juntos es un gusto”
Los hermanos mayores
—¿Catalina qué tal lleva la llegada de Fede? Tomi ya está acostumbrado a ser hermano mayor, pero ella estrena título...
M.—Tomi está supermayor y feliz y Catalina está como muy madre. Se cree que el bebé es suyo, pero claro, hay que estar con mil ojos porque si por ella fuera lo cogería sola de la cuna. Y luego, creo que ella es todavía muy pequeña y tiene algo de celos.
T.—Se llevan dos años, pero más que muy pequeña es muy protagonista y por su problema del llanto ha tenido una dependencia exagerada de nosotros. Ahora el tiempo que tenía hay que repartirlo, así que notamos que, a pesar de que estamos más con ella que con el bebé, sí que tiene celos.
M.—Quiere estar con nosotros todo el rato, llora un poco más, pero a la vez está supercontenta. Todas las mañanas se levanta y va a ver a su hermano. Los primeros días, a la hora del baño, el bebé lloraba, ella le decía: “No llore mamor (no llores mi amor)” —ríen—.
—Lo de quedarse privada llorando ya no le pasa tanto, ¿no?
M.—Le sigue pasando, pero nosotros lo llevamos de una manera diferente.
T.—Bueno, yo lo llevo diferente, María lo lleva igual de mal. Ahora le sucede menos, porque, al ser más mayor, llora menos, pero casi siempre que llora se queda privada. Ya no nos impacta tanto porque estamos acostumbrados, aunque hay veces que es más fuerte y sí que te asustas mucho. Pero para nosotros ya es normal. Lo que a una persona le asustaría mucho, para nosotros es el pan nuestro de cada día.
—¿Y Tomi?
T.—El pobre es un santo, pero va totalmente a su bola. Cuando le digo que haga caso al bebé, me dice: “Es que no hace nada” —ríe—. Yo creo que, a veces, por quedar bien, me pregunta si lo puede coger un rato.
M.—Pero está feliz. Siempre decía que ojalá fuera chico y al final ha ganado él.
—La logística siendo cinco, ¿está siendo complicada?
M.– Te digo una cosa, como el bebé es tan bueno, está siendo casi igual. Sí que es verdad que ahora nos hemos vuelto más estrictos con el horario de dormir de los demás. Antes, a lo mejor íbamos como podíamos y ahora hemos empezado a organizarnos más porque creo que eso es súper importante a la hora de gestionar una familia numerosa.
T.– Sinceramente, ahora si me preguntas ¿notaste más el cambio de tener un hijo a dos o de dos a tres? Yo te digo que el cambio más grande es de uno a dos. Es verdad que ahora con Fede hemos tenido mucha suerte, con lo cual, parece que no hay niño, pero es verdad que estamos buscando más el orden. María está más pendiente del bebé y yo me estoy encargando más de Cata y de Tomi. Por otro lado, nuestra casa se nos ha quedado pequeña y el coche lo hemos tenido que cambiar porque las tres sillas no entraban, ya que María suele viajar al lado de Catalina ella odia ir en coche y, se queda privada muchas veces.
—Y ¿a la hora de dormir?
M.– Eso es un cambio muy bueno porque desde que ha llegado el bebé, hemos conseguido que Catalina duerma con su hermano, porque hasta ahora estaba con nosotros. Ahora la hemos puesto en su cama de mayor y está feliz.
T.– Lleva más de una semana durmiendo ella sola y de verdad, que no te puedes imaginar el descanso. Porque antes le costaba dormir y lloraba.
Baby Boom influencer
—En vuestro grupo hay un baby boom: María Fernández-Rubíes tuvo a su segundo, María Pombo tendrá una niña… Vuestros hijos van a hacer una superpandilla. ¿Hacéis muchos planes juntos?
M.—Justo comentábamos el otro día que estuvimos comiendo todas que es una suerte para ellos que se lleven poco tiempo y puedan ser amigos. Por ejemplo, María Pombo y yo hemos vivido dos embarazos juntas, por lo que Catalina y su hijo, Martín, son de las mismas edades, se llevan tres meses, y es un gusto porque se llevan fenomenal. Siempre nos ponemos a pensar en el futuro, preguntándonos si serán amigos, si se llevarán bien...
T.—La realidad es que Catalina cuenta que tiene novio. Ella dice “Yo novo (novio) Martín”. Se llevan fenomenal y siempre que hacemos planes juntos es un gusto. Para nosotros es una suerte tener amigos con los que poder compartir también planes de niños, porque nuestros amigos de toda la vida aún no son padres, aunque se han criado con Tomi y para él son sus tíos.
—¿Vais a bautizar a Fede pronto?
M.– A nosotros nos gusta bautizar a nuestros hijos cuanto antes y ya estamos buscando la fecha porque como ahora hay tantas bodas es complicado que la iglesia esté libre, pero en cuando podamos cuadrarlo, lo haremos.
—¿Quiénes serán los padrinos?
M.–La madrina es mi hermana Rocío, la única hermana que quedaba por ser madrina, que está súper emocionada.
T.–Y el padrino es Gonzalo, mi amigo desde pequeño.
—Vosotros ahora, ¿vais a frenar un poco el ritmo de trabajo para disfrutar de Fede o podéis con todo?
M.–Estas semanas y justo ahora que ha sido Semana Santa, nos han venido estupendamente porque hemos podido descansar. Me estoy recuperando fenomenal y me encuentro bastante bien, pero ahora estoy dando el pecho y tengo que estar un tiempo en casa con el bebé, aunque intentaremos organizarnos de tal manera que podamos trabajar y, a la vez, estar el máximo tiempo posible en casa. Bajaremos el ritmo, pero sin parar porque al final somos autónomos.
T.–Los últimos meses de 2022 fueron bastante difíciles porque estábamos toda la mañana o en nuestra oficina de Himba trabajando o de reuniones para campañas nuestras, shootings, rodajes… luego recogíamos a los niños, nos arreglábamos otra vez e íbamos a eventos. Se convirtió en una rutina que no podíamos más y sentíamos que no llegábamos ni al trabajo, ni a nosotros mismos como matrimonio ni a nuestros hijos y nos produjo muchísima ansiedad, realmente lo pasamos bastante mal. Así que en Navidad tomamos la decisión frenar un poco porque, aunque estamos viviendo un gran momento profesional y eso es muy bueno, es malo no saberlo gestionar y no saber marcar el límite. Así que, en estos primeros meses de 2023 hemos tratado de organizarnos y sobre todo de aprender a decir que no y a saber que nada es imprescindible.
María: “Ha sido el tercer embarazo, pero he tenido más miedo al parto que con los anteriores, también por lo mal que lo había pasado con Catalina”
El salto internacional de su otro bebé
—¿Qué tal va vuestro otro bebé, vuestra firma de moda?
T.– Ahora estamos trabajando en dar el salto internacional con Himba. Salimos en diciembre de 2021 y estamos muy contentos sobre todo porque hemos conseguido crear bastante imagen e identidad de marca, que era nuestro objetivo. Al final, nuestra marca nació de algo muy propio que es el estilo de María, durante este año nos hemos esforzado mucho y seguimos esforzándonos en crear colecciones que tengan mucha identidad porque en un momento en el que hay tanta competencia, lo difícil es diferenciarte. Estamos muy contentos porque hemos ido viendo como desde fuera de España, en países como Portugal, Francia, Estados Unidos, Colombia, Chile, Argentina… gusta mucho Himba y queremos ir a por ello. Cada pequeño pasito que damos sentimos la misma satisfacción que ver los primeros pasos de un bebé. Nos queda mucho por crecer porque al final porque es una marca todavía pequeñita, pero creo que vamos cumpliendo y vamos subiendo varios escalones, sobre todo con ganas, luego ya viene el éxito, pero sobre todo tenemos ganas e ilusión.
M.– Siempre que pensábamos en Himba, que tardamos dos años en sacarla, aspirábamos a crear imagen de marca y, al final, con todo el trabajo y el esfuerzo que hay detrás de cada prenda, hemos conseguido lo que queríamos.
—¿Cuál es vuestro próximo sueño por cumplir, después de ser familia numerosa?
M.—Tenemos muchos sueños, pero yo creo que no podemos pedir más. Lo más importante es tener mucha salud.
T.—Damos gracias a Dios porque somos unos afortunados con todo lo que tenemos y todo lo que nos da y creo que los próximos sueños vendrán fruto del esfuerzo y de seguir trabajando y haciendo todas las cosas lo mejor que podamos. Al final, los sueños se cumplen, pero se luchan y se trabajan con esfuerzo, porque, sin eso, nunca llegan, así que todo lo que podamos seguir conquistando, lo haremos.