Cada familia es única y, hoy en día, existen muchos tipos diferentes, pero lo que nunca cambia, sean como sean las personas que la integren, es el amor incondicional que se siente por un hijo. Un amor que se demuestra con actos, con un orden de prioridades y se refleja en gestos y miradas, como la de María Zurita de Borbón cuando habla con su pequeño Carlos, mientras él la escucha atento con un brillo especial en sus inmensos ojos azules. A su lado, mientras hacemos este reportaje, siempre corretea ‘Zeta’, su inseparable teckel, que los vigila y protege como a un tesoro y sin la que no habría sido posible esta historia. El sexto sentido de esta audaz perrita les salvó la vida en el momento del parto, porque se dio cuenta de que algo raro estaba pasando y así era: María tuvo un desprendimiento de placenta y Carlos nació de forma prematura en la semana 29 de gestación. Pero ambos son unos luchadores y salieron adelante.
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Ahora, cuando faltan días para que Carlos cumpla cinco años, María ha querido plasmar parte de su historia en un cuento infantil titulado Mi mamá y yo somos una familia feliz. Un libro que al principio hizo con la idea de tenerlo como algo personal para leérselo a Carlos y que le sirviera de herramienta para gestionar situaciones en las que se pudiera sentir cuestionado por no tener un padre, pero luego se animó a publicarlo por si sirve de ayuda a otras familias monoparentales. En él explica a su hijo por qué decidió ser madre en solitario y le cuenta que hay muchos tipos de familias, pero que lo único importante es el amor.
María define en el libro a su familia como “extensa”, ya que viven con sus padres, los duques de Soria, doña Margarita de Borbón —hermana del Rey Juan Carlos— y don Carlos Zurita, y con su hermano, Alfonso, al que llaman cariñosamente ‘Cocó’, y ellos, por supuesto, también aparecen en sus páginas. “La familia es el primer tren que cogemos en la vida”, es la primera frase con la que se dirige a sus lectores, y está claro que en su tren hay muchas personas y, sobre todo, mucho amor.
“Carlos no me ha preguntado nunca quién es su padre, pero yo siempre le he dicho que no tenía. Él lo ha aceptado como tal”
—¿Cómo surgió la idea de escribir Mi mamá y yo somos una familia feliz?
—Surgió como un regalo para mi hijo, con la idea de tenerlo en casa y leérselo a él, y luego pensé: “Si lo publico, a lo mejor ayudo a otras familias, porque hay poca literatura en España respecto al tema de la monoparentalidad. Me costó mucho encontrar editorial, pero, al final, con Harper Collins Ibérica hemos hecho un libro muy bonito.
—Dices al final del libro que hay partes de ficción, pero tiene mucho de vuestra historia, ¿qué encontramos de ti, de Carlos y de ‘Zeta’ en sus páginas?
—Yo te diría que el 90 por ciento somos nosotros y el diez por ciento es ficción. También hay cosas de nuestra historia que me he saltado, como el parto, porque no hace falta recordar cosas desagradables y tampoco viene al caso para el tema de la monoparentalidad, que era lo que yo quería reflejar. Pero, por ejemplo, es ficción la parte del colegio, porque Carlos no se ha sentido nunca triste ni diferente en el Día del Padre. Él, en ese día, siempre pinta a su abuelo y lo hace sin confundir los roles, porque sabe perfectamente que el abuelo es el abuelo, es la referencia que él tiene en casa, pero no es su padre. Carlos está en un colegio en el que, gracias a Dios, hay muchos tipos de familia y no se ha sentido diferente.
“El libro surgió como un regalo para Carlos y luego pensé que con él podía ayudar a otras familias que vivan lo mismo, porque hay poca literatura en España sobre la monoparentalidad”
“Hacer normal lo normal”
—¿Te ha preguntado ya quién es su padre?
—No, no me lo ha preguntado nunca, y yo siempre le he dicho que no tenía padre. Él lo ha aceptado como tal y yo creo que, con cuatro años, todavía no se hace esas preguntas. ¿Que lo preguntará? Seguramente, pero le responderé con toda naturalidad porque no hay nada como hacer normal lo normal, naturalizar lo natural. ¿Que no es natural no tener padre? Tampoco es natural que las familias se separen, que se muera una madre joven, y pasa. Hay que ir aceptando y tolerando y entendiendo que hay todo tipo de familias y que no pasa nada por ello.
“El libro surgió como un regalo para Carlos y luego pensé que con él podía ayudar a otras familias que vivan lo mismo, porque hay poca literatura en España sobre la monoparentalidad”
—¿Qué dice al verse en el libro? Porque los dibujos están muy bien y se os reconoce perfectamente.
—¡Está fascinado! Dice: “‘Cocó’ (mi hermano), ‘Ito’, ‘Ita’ (los abuelos), ‘Zetita’”. Porque a ‘Zeta’ la considera su hermana; ella es mayor que él por edad, pero como por tamaño no, él ha decidido que es el hermano mayor… ¡Y tampoco le vamos a llevar la contraria! (Dice con humor).
Una familia extensa y el amor de sus abuelos
—En el libro defines a tu familia como “extensa”.
—Sí, porque como vivimos todos juntos es extensísima. Vivimos con mis padres y mi hermano.
—Para Carlos estará siendo una experiencia maravillosa, porque está viendo a sus abuelos día a día y eso siempre se le quedará grabado.
—Sí, los ve 24 horas. A la hora del baño, de la cena, del desayuno… Y como hacemos muchas cosas juntos, la verdad es que es una maravilla, porque, aunque también está mucho en el parque con amigos, él vive mucha familia, mucho hogar. Vive con sus abuelos y su tío, pero él no ve nada raro, nosotros le damos normalidad. Al final, de eso trata este libro, de hacer sencilla una situación para que pueda ser útil para otras madres y otros niños en la misma situación que Carlos, que cada vez hay más.
“Ser madre en solitario no me dio miedo nunca. Me daba y me sigue dando respeto. Al final, tú eres el ejemplo de tu hijo y no sabía si iba a ser malo o bueno”
—Has tenido la suerte de que tus padres te apoyaran desde el principio. A pesar de ser de otra generación, han demostrado tener una mente acorde a los tiempos que corren, te sentirás afortunada.
—A mí me han educado siempre en el respeto, en la libertad y en la tolerancia, entonces, todo, salvo lo muy evidentemente malo, les ha parecido bien. Por ejemplo, empecé una carrera, no me gustó y cambié de estudios, y les pareció bien. Nunca me impusieron que estudiara algo en concreto. Si hubiese querido ser chef, les habría parecido también bien. Nunca nos han puesto barreras, todo lo contrario, nos han dado alas siempre. Han sido muy muy liberales, que no libertinos, en todas nuestras decisiones y siempre hemos tenido la confianza suficiente como para tomarlas en casa y discutirlas los cuatro y apoyarnos los cuatro en todo… Ahora los cinco.
“‘Zeta’ es la más importante, sin ella Carlos no estaría aquí. Fui madre por el instinto maternal que me surgió a raíz de tenerla y, luego, nos salvó la vida en el parto”
—Tú también les has dado alas a ellos con Carlos, porque tener a un nieto en casa rejuvenece, ¿habrá cambiado su vida?
—Sí, imagínate. Además, se pone a pintar con ellos, opina, ven Pasapalabra juntos.
“Ser madre me ha cambiado en todo. Es un acto de amor absoluto, incondicional y también es muchísima responsabilidad, pero es lo mejor que he hecho en mi vida”
—¿Tu madre cómo se encuentra? Que hace unas semanas tuvo que ir al hospital.
—Bien, tuvo una pequeña bajada de saturación y por prevención la ingresamos en el hospital, pero ahora está al cien por cien.
—Con su peque se arregla todo.
—Sí, además, cuando vienen todas sus amigas, se lo pasan pipa con él. A Carlos nadie le ha dicho que su abuela es ciega y la ayuda en todo, desde pequeñito. Es alucinante cómo tiene esa sensibilidad con ella.
‘Zeta’, una perrita especial y clave en sus vidas
—‘Zeta’ es muy importante en vuestra historia porque os salvó la vida.
—Te diría que es la más importante, porque, si no llega a ser por ella, no está Carlos aquí, ni al principio. Decidí ser madre por ella, por el instinto maternal que me surgió a raíz de tenerla, que yo antes no tenía, y luego porque nos salva la vida en el momento del parto. Entonces, ‘Zeta’ tenía que tener un protagonismo muy especial en el libro, porque es una perra muy especial.
“Vivimos con mis padres y mi hermano, pero Carlos no ve nada raro en ello, nosotros le damos normalidad. De esto trata el libro, de hacer sencilla una situación para que pueda ser útil para otras familias”
—Conectaría con Carlos desde el primer momento en que lo vio, ¿no?
—Si vieras cómo lo ha cuidado siempre, cómo le olía los pañales y me avisaba de que había que cambiarlo. Y por la calle ladraba porque no dejaba que se acercaran a su niño; es muy protectora conmigo y especialmente con el niño. Carlos tiene un poquito de celos de ella, pero supongo que eso es normal entre “hermanos” (ríe).
“Solo tengo una preocupación muy grande y es que a mí me pasara algo, porque mis padres son mayores y el niño se quedaría solo. Pero, ante notario, ya tiene dos tutoras que se responsabilizarían de él”
—Carlos cumple ahora cinco años en abril, ¿cómo te ha cambiado la vida en este tiempo?
—Me ha cambiado en todo. Tener un hijo te condiciona para siempre. Es una restricción de tu libertad, pero por encima de cualquier otra cosa, lo más importante que me ha pasado en la vida ha sido, sin duda, tener a Carlos. Ser madre es un acto de amor absoluto, incondicional y también es muchísima responsabilidad; un hijo no es un complemento, un niño es para siempre, de por vida y muy difícil a veces, pero, desde luego, es lo mejor que yo he hecho en mi vida. Mi mejor decisión, con sus pros y sus contras. Te hace ver el mundo de otra manera, pone muchísima intensidad en tu vida, te rejuvenece, tus prioridades cambian y tú pasas a un segundo o tercer plano y te da igual.
Una decisión muy meditada y una gran responsabilidad
—Es una responsabilidad que hace muy feliz.
—Sí, y hay que remarcar mucho que es una responsabilidad muy grande, que hay que pensarlo mucho, hay que meditar bastante y mirar mucho los contras, porque los pros los conocemos todos, pero los contras hay que verlos, porque los hay. Pero yo soy muy positiva, intento mirar lo positivo, y lo malo ya lo pasaremos cuando llegue.
“A Carlos nadie le ha dicho que su abuela es ciega y la ayuda en todo, desde pequeñito. Es alucinante cómo tiene esa sensibilidad con ella”
—¿Te dio miedo ser madre en solitario?
—No, miedo no me dio nunca. Me daba y me sigue dando respeto. Al final, tú eres el ejemplo de tu hijo y no sabía si iba a ser malo o bueno, pero al final me han educado de una forma que intento transmitir a mi hijo y, desde luego, el niño es buenísimo y está siendo una maternidad muy fácil. He tenido mucha suerte en ese aspecto. En cuanto lo tienes en tus brazos, se te olvidan además los miedos, porque sientes que puedes con todo.
—¿Cuál es tu mayor preocupación?
—Hay una preocupación muy grande y es que a mí me pasara algo, porque mis padres son mayores y el niño se quedaría solo. Pero, ante notario, ya tiene, por si eso ocurriera, dos tutoras oficiales que se responsabilizarían de él. Ese es el único miedo que tengo. El resto, pues será como la vida misma, que hay que pasar por todo, por lo bueno y lo malo, con la mejor actitud posible y siendo lo más positiva posible.
“Mis padres nunca nos han puesto barreras, todo lo contrario, nos han dado alas. Han sido muy muy liberales, que no libertinos, en todas nuestras decisiones”
—¿Cuáles son para ti los valores más importantes que quieres inculcar a Carlos?
—La disciplina, el respeto, el cariño, el orden, el amor a los demás, la solidaridad, la tenacidad, el esfuerzo, el ayudar. El intentar ser feliz y hacer feliz a los que te rodean, que al final es de lo que va esta vida, no hace falta más. No hay que darle más vueltas.
—¿Cuál es tu mayor reto como madre?
—Hacerlo lo mejor posible con lo que Dios me da a entender que es lo mejor posible. Al final, en el día a día no tenemos una bola de cristal y no sabemos lo que va a pasar nunca. Mi mayor reto es pasar el día y que el niño esté bien y que yo tenga la conciencia tranquila porque le estoy educando bien, como considero.
“Tengo una familia de sangre y otra de amigos, y Susanna Griso forma parte de ellos. Casualidades de la vida, su hija adoptada, Dorcette, llegó el mismo fin de semana que nació Carlos”
—¿Te lo cuestionas mucho? Porque muchas veces intentamos llegar a tantas cosas a la vez que es inevitable frustrarse.
—Yo llego a lo que llego. Intento hacerlo lo mejor posible todos los días, y si no, está el mañana, que no pasa nada por dejar cosas para mañana. Intento no agobiarme, estoy con mi hijo, ayudo también a mis padres, trabajo, ahora estoy también en televisión. En cada parcela de mi vida intento hacerlo lo mejor posible, pero si un día no puedo con todo, no pasa nada. No somos supermujeres, nadie lo es, el mundo no se va a terminar si un día no me da tiempo a bajar la basura o juego menos con Carlos.
“Mis padres me han educado siempre en el respeto, en la libertad y en la tolerancia, así que todo, salvo lo muy evidentemente malo, les ha parecido bien”
Su ‘Pino’, el Rey Juan Carlos
—Él ya es consciente de que tú eres conocida, ¿te ve en la televisión?
—Me ve, pero no sabe. También ve a la tía Susanna Griso, pero todavía no es muy consciente de lo que es la tele. Todo lo achaca últimamente a MasterChef , aunque tampoco sabe mucho lo que es porque no ha visto el programa, solo alguna parte.
—¿Y es consciente de que él es familia del Rey? Su padrino es don Juan Carlos.
—Para él es su ‘pino’ (de padrino), para nada sabe que fue el Rey de España, ni tampoco se lo voy a explicar ahora, con cuatro años, ya lo verá.
“Para mi hijo, don Juan Carlos es su “pino” (de padrino), todavía no sabe que fue el Rey de España”
—En los billetes ya no lo verá, como ocurría antes.
—En los billetes ya no, pero en alguna moneda sí. Y a veces ve también a su tío Felipe en la tele, pero no le da importancia, todavía no diferencia la tele de la realidad. Tampoco me he sentado aún a decirle quién es quién en la familia porque da igual, son el tío Felipe, la tía Letizia y el ‘pino’ y ya está.
“A veces ve a su tío Felipe en la tele, pero no le da importancia. Tampoco me he sentado aún a decirle quién es quién en la familia porque da igual, son el tío Felipe y la tía Letizia”
—Susanna Griso también es como de la familia y aparece en el libro.
—Yo tengo una familia de sangre y otra muy grande y muy buena de amigos, que son para mí como hermanos, y Susanna forma parte de ellos. Además, casualidades de la vida, su hija adoptada, Dorcette, llegó el mismo fin de semana que nació Carlos y su primera visita fue al hospital, prácticamente del aeropuerto vino al hospital. Así que han crecido juntos y son también como hermanos.