Hay que ser muy valiente para ponerse en la piel de una mujer icónica del siglo XX. Ana de Armas lo fue al aceptar ser Marilyn Monroe en Blonde, y Naomi Watts lo fue cuando interpretó a Diana de Gales en Diana (2013). Casi una década después, otra australiana (aunque Elizabeth Debicki nació en París, en 1990, a los cinco años se fue a vivir con su familia a las antípodas) aceptó el reto de reencarnar a la princesa de Gales más carismática de toda la historia en la quinta y sexta temporada de The Crown, la última, que comenzó a rodarse el pasado otoño y aborda la trágica muerte de la princesa de Gales. De hecho, como ya ha ocurrido en otras ocasiones con la serie de Netflix, la polémica rodea a la grabación después de que la prensa británica haya publicado las imágenes de la réplica del vehículo destrozado —que fue llevado a París en secreto y cubierto para la filmación de la escena del accidente— en el set de Elstree Studios. Todos se preguntan si la ficción dramatizará demasiado parándose a mostrar detalles e imágenes de lo que sucedió aquella noche del 31 de agosto de 1997.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Tenía siete años cuando la princesa de Gales sufrió el terrible accidente que acabó con su vida, en el puente del Alma, en París, la misma ciudad donde ella nació
Llegados a este punto, es importante señalar que Elizabeth Debicki tenía siete años cuando lady Diana sufrió el terrible accidente que acabó con su vida, en el puente del Alma, en París, la misma ciudad donde nació ella. Para enfrentarse al papel trabajó con ahínco, investigando profundamente al respecto: “Mi objetivo —dijo en una entrevista con Vanity Fair— era meterme en su piel y mostrarla mucho más polifacética que como la simple princesa del pueblo. Tenía que interpretar la visión de Peter Morgan (el creador de la serie) y mostrar la complejidad de su carácter, la inteligencia, el humor y la verdadera vitalidad de Lady Di”. La quinta temporada dio inicio en los años noventa, con Diana de Gales adulta y ya consciente de que “su único destino sería la ruptura definitiva”.
“Diana fue la persona más fotografiada del mundo. Como actriz, abres el portal y el enorme tsunami de información llega a ti. Nadé felizmente en él”
La próxima abordará su desaparición así como los acontecimientos que marcaron a la familia Windsor a finales de los años noventa y principios de los dos mil. Elizabeth Debicki, a diferencia de su antecesora en el papel, Emma Corrin, se enfrentó a este reto cuando ya tenía una carrera cinematográfica sólida y reconocida. Además de los trabajos ya citados, se puso en la piel de Lady Macduff, en Macbeth, y protagonizó también otros largometrajes muy taquilleros, como Everest y Guardianes de la galaxia. Sin duda, es una actriz concienzuda y amante de su trabajo. Cuando se le pregunta por sus modelos a seguir, nombra, entre otras, a la gran Catherine Deneuve (“tiene una frialdad que me impresiona”), Ursula Andress y Sophia Loren (“todas ellas tienen, a la vez, una increíble fuerza y una evidente fragilidad”). Tampoco se queda atrás con los elogios a Cate Blanchett (“me declaro su fan. La manera en la que lleva su carrera. Tiene tanta inteligencia…”) y a Katharine Hepburn, otra de las estrellas en las que se mira. Elizabeth Debicki ha brillado en la temporada de premios, nominada a uno tras otro por convertirse en la mejor Lady Di.
Si una de las grandes batallas de Diana fue mantener su vida privada alejada del foco mediático, esta misma batalla la emprendió Elizabeth Debicki desde el momento en que Baz Luhrmann se fijó en ella y le dio el papel de la flapper y golfista Jordan Baker en El gran Gatsby (2013), película por la que ganó el ACCTA (los Oscar australianos) a mejor actriz de reparto. Desde ese instante, y consciente de lo que vendría, Debicki cuidó con recelo su esfera privada y, entrevista a entrevista, apenas daba algunas pinceladas de su vida familiar. Por sus venas corre sangre polaca (por parte de su padre), australiana e irlandesa (por parte de su madre); tiene dos hermanos, y le costó adaptarse a la vida en Melbourne tras haber nacido y disfrutado de su primera infancia en París. Aunque su sueño era convertirse en abogada e historiadora, finalmente el gusanillo de la interpretación la picó y se formó en el Victorian College of the Arts.
“Vivo en un triángulo: Sídney, Los Ángeles y Londres, y, por el momento, para mí está bien así”, dice la actriz, de 32 años, que mide 1,90 metros, doce centímetros más que Diana
La actriz se describe como “una nómada”. “Vivo en un triángulo: Sídney, Los Ángeles y Londres, y, por el momento, para mí está bien así”. Sin embargo, y aunque el viaje es parte fundamental de su vida, en ocasiones hacer el equipaje le altera los nervios: “Estoy en cinco países en dos semanas… ¡y cruzando las cuatro estaciones!”. Como curioso dato biográfico que comparte con la princesa de Gales, según escribió en su día Tina Brown, biógrafa de Diana Spencer, esta quiso ser bailarina en su adolescencia, pero su altura (1,78) la disuadió de hacerlo. En el caso de Elizabeth Debicki (hija de bailarines profesionales), su pasión por la danza se truncó cuando asumió que su 1,90 de estatura no la iba a ayudar en absoluto a tener una brillante carrera calzada con las zapatillas de punta sobre el escenario.