Con la primavera recién inaugurada, Sevilla quiso vestirse de verano el día de la boda de Teresa Baca y Álvaro Torres Calderón. La pareja celebró su unión el pasado sábado 25 de marzo, junto a sus 470 invitados y con los termómetros marcando los 30 grados. El calor, la ilusión de los contrayentes, que contagiaron su alegría a todos los asistentes. La emoción y la diversión fueron los ingredientes de un día inolvidable.
Después de tres años de relación, la modelo y el ejecutivo deportivo hicieron realidad su sueño de contraer matrimonio civil y compartir su día más especial con todos sus seres queridos, sus familiares y sus amigos, que son legión.
Durante la Misa de Acción de Gracias hubo muchas risas y también lágrimas, en especial cuando se recordó a los respectivos padres de los novios
Desde primera hora de la mañana, Teresa empezó a prepararse en El Pino de San José, la finca que fue escenario del enlace y en la que todo estaba a punto gracias a los desvelos de Inma Noya. Acostumbrada a posar en grandes campañas de moda y a caminar sobre las pasarelas internacionales más prestigiosas, la modelo, envuelta en una delicada bata blanca de seda de Namur, se mostraba aparentemente tranquila ante el desfile más importante de su vida, pero la procesión iba por dentro.
“Lo he intentado, pero no he dormido”, confesaba con su eterna sonrisa al tiempo que Ramón Ríos le daba los últimos toques a su maquillaje, después de haber peinado su larga melena en un recogido alto y pulido. Su madre, Teresa Romero Aragón, muy elegante con un diseño morado y un clutch naranja vibrante de la misma firma que había realizado el look nupcial de su hija, Antonio García; su hermano, Guillermo; su cuñada, Ana Goizueta Velasco, y algunas de sus primas acompañaban a la novia, entre la emoción y los nervios.
Se acercaba el momento de la verdad y Teresa, pendiente de cada detalle, nos iba comentando que llevaba algo azul, como manda la tradición —“mi anillo de pedida, que es un zafiro ”—, y que las alianzas habían sido un regalo “de mis amigos Ana y Juan, y están grabadas con nuestros nombres y la fecha de la boda”.
La ceremonia
El olor a azahar impregnaba la hacienda, convertida, de manos de los floristas jerezanos de Florenea, en un vergel con ramos de alhelíes blancos y laurel. Unos macizos florales blancos que también llenaban los búcaros que se dispusieron alrededor del espacio y que decoraban las sillas de los novios y el púlpito del sacerdote. Al mismo tiempo, empezaron a llegar los primeros invitados que hacían, del patio andalusí, una improvisada pasarela de impresionantes tocados y vestidos para, después, arremolinarse bajo las sombras de grandes sombrillas blancas de papel chino.
Carla Pereyra, muy amiga de Teresa, acudió con su marido, Diego Simeone, amigo a su vez de Álvaro por su vinculación con el mundo del fútbol
A los pies del altar, el novio, con un chaqué gris de la sastrería Prats, aguardaba a su futura esposa acompañado de su madre y madrina, Amalia Torres, con un vestido azul pavo real. La modelo se hizo esperar. Quince minutos después de la una del mediodía, cuando sonaron los primeros acordes del Ave María, de Schubert, en la voz de la soprano Nerea Berraondo —mujer de Ángel Peralta Baca—, Teresa apareció ante los ojos de todos del brazo de su hermano y padrino, Guillermo Baca. Delante de ambos, su cortejo de “damitas” y pajes, compuesto por sus sobrinos Mencía, Lola y Luis, y vestidos por Navascués Kids con un conjunto de inspiración austríaca en azul y blanco. Fue entonces cuando se desveló el secreto mejor guardado de toda boda: el vestido de la novia.
Los hermanos Antonio y Fernando García habían diseñado para ella un traje de línea entallada, con un cuerpo interior con cuello alto en chantilly y un vestido superpuesto en “gazar” de seda natural, con escote curvo, manga larga y cola de color marfil, que recordaba, tal y como contó su madre a ¡HOLA!, al que lució Grace Kelly en su boda con el príncipe Rainiero de Mónaco, su sueño desde pequeña. Además, la modelo y periodista cerró su outfit nupcial con unos zapatos de Aquazzura, unos pendientes de brillantes de Bárcena y un bouquet de peonías rosas.
No hubo un “sí, quiero” como tal, ya que los novios habían contraído matrimonio civil. Aun así, Teresa y Álvaro quisieron celebrar su unión con una Misa de Acción de Gracias, en la que no faltaron momentos tan emotivos como cuando la novia intentó reprimir las lágrimas al recordar a su padre Guillermo Baca Astolfi, fallecido en el verano de 2021, y al de Álvaro, Mariano Torres, al que despidieron el año pasado.
“Teresa se ha aplicado tan duramente en la amistad que ha obtenido matrícula de honor”, recordó uno de los mejores amigos de la novia
Pero también hubo momentos para el humor. En la Eucaristía, el sacerdote hizo un guiño a la pareja y a su futuro como padres. “Aunque el matrimonio católico tenga que esperar, no así vuestros corazones. Hoy es el día de la Anunciación. Dentro de nueve meses, tal día como hoy... ¿Qué será?... ¿Eh?... Navidad. El día de la Natividad. Por eso dentro de nueve meses, ¿qué pasará?... Lo que Dios quiera”, dijo, despertando las risas de los invitados.
Tras la ofrenda a cargo de los niños, entre ellos, las hijas de Álvaro, Marta y Lola, de diez y trece años, comenzaron las peticiones. Destacó especialmente la que formuló José Asín Terol, amigo íntimo de la novia. “Por la amistad, algo en lo que Teresa se ha aplicado tan duramente que ha conseguido obtener Matrícula de Honor. Hoy con esta boda, esa amistad no sólo no la estamos perdiendo, sino que la estamos multiplicando, ya que estamos ganando todos un pedazo de amigo, que es Álvaro”.
Los novios, antes de concluir la ceremonia, quisieron compartir una oración en la que recordaban sus deseos de poder formalizar pronto su matrimonio por la Iglesia y su apuesta por el amor, aun “en medio de las dificultades”. Esto provocó el aplauso de los asistentes, que comenzaron a acercarse a la pareja para felicitarlos, mientras los tres hijos de José Manuel Soto, Marcos, Jaime y Rocío, ponían música en ese momento. El grupo Mi hermano y York, siguió animando con la frescura de su flamenco todo el cóctel.
El almuerzo
El restaurador sevillano Miguel Ángel fue el encargado de servir un aperitivo lleno de exquisiteces, como las migas con huevo de codorniz, las brochetas de presa y mojo y los pinchitos de merluza con salsa tártara. Además, los invitados también pudieron disfrutar en el jardín de la maestría de distintos cortadores de jamón Cinco Jotas, de una barra de champán y de otra de fino, antes de pasar al salón, donde los mismos floristas que habían decorado el patio se encargaron de los arreglos florales de las mesas. Aquí, la inspiración fue la Sevilla barroca y los colores de los cuadros del siglo XVIII. Combinaron centros altos con bajos y jugaron con flores de la tierra como el nardo, el clavel y la rosa, así como con los tonos de la Semana Santa con nardos, lavanda, tulipanes y naranjas.
“Teresa siempre ha sido una niña muy normal. Muy sencilla. Muy de su casa y de sus amigos. Siempre ha sido igual. Hay gente que me dice: “¿Sabes que me he encontrado con tu hermana por la calle y me ha saludado?”. Y yo siempre digo: “Claro, porque mi hermana no ha cambiado”. Eran las palabras del hermano de Teresa, Guillermo, quien, con un elegante chaqué de chaleco blanco de lino, nos daba los motivos de por qué, detrás de los cerezos en flor, grupos de invitados, cada vez más copiosos, esperaban para acompañar a los novios y hacerse una foto con ellos bajo un sol de justicia.
Originales sombreros, tocados espectaculares y coloridos vestidos... La boda se convirtió en una pasarela de elegancia y estilo
“La amistad es muy importante para los dos. Álvaro siempre ha sido buen amigo y Teresa, desde que la conocí, es un encanto conmigo. ¿Cómo no voy a estar en su boda? Vendría desde Barcelona o desde donde hiciera falta”, nos dijo Ona Carbonell , quien, con su pelo recogido y el detalle andaluz de unas mangas de volantes de organza, intentaba que su pequeño Teo se durmiera en su carrito. Era una tarea complicada porque, con su peto verde agua, dejaba ver sus bracitos y sus piernecitas sonrosadas como el algodón de azúcar y, claro, no había quién se resistiera a acariciarlo. “Carmen, ¡mira cómo le gustas! Ni pestañea”. “Yo no sé qué tengo que les encanto a los niños...”, contestaba Carmen Lomana, vestida por Inés Domecq, al padre de la criatura, Pablo Ibáñez, que desistió de mecerlo en su sillita para cogerlo en brazos. Carla Goyanes, con un camisero azul añil de Pertegaz y tocado de Mimoki, fue finalmente quien consiguió dormir al bebé, para el que también tuvieron mimos Ana Antic, con un diseño en color tabaco de la firma neoyorquina Taya, y Andrea Pascual, vestida por Vogana.
Andrea estuvo conversando con su exsocia “y sin embargo amiga” Fiona Ferrer. “¿Qué os parece mi look eighties? Me apetecía algo excesivo. Algo muy USA”. Lo había conseguido. La empresaria de lifestyle jugó con el fucsia, el negro y los lunares de Cherubina para componer un look tan Lacroix como Linda Evans en Dinastía. En su Instagram la influencer recordaba el legendario proverbio de que “de una boda, siempre suele salir otra…”. Para ella, en cualquier caso, fue una boda de reencuentros. Porque, además de con Andrea, Fiona se topó con Javier Fal-Conde, el promotor inmobiliario sevillano con el que estuvo unida hasta 2020 y con quien bromeó sobre próximas noticias... quizás, sentimentales.
Mar Flores, Carla Pereyra y Fiona Ferrer se convirtieron en las invitadas perfectas con sus primaverales looks
El color albero
A la que vimos sola, en cambio, fue a Mar Flores. Impresionante con un vestido confeccionado ad hoc en naranja por José Hidalgo —que acaba de vestir a la Reina Letizia—, la modelo dejaba ver sus hombros con un amplio cuello barco, sobre los que, una vez que se quitó la gran pamela de Buffana, reposaba una melena más corta de lo habitual. Hablando de pamelas, Carola Baleztena dejó boquiabierto a más de uno con su espectacular diseño de Cherubina en rafia de varios tonos tierra, que la actriz —y esposa de Emiliano Suárez— combinaba a la perfección con los tonos albero y violeta. Para cerrar el outfit, un mantón de Manila joya de familia. En este caso, lo del albero fue pretendido; en el de Miguel Baéz ‘El Litri’, sin embargo, no tanto. El torero tuvo que lidiar sacudiéndose —con éxito— el polvo mostaza de los pantalones tras arrodillarse en el momento de la consagración de la Misa. Su mujer, Casilda Ybarra, le esperaba con cariño.
Junto con el rosa fucsia, este color predominó entre las invitadas. Dos tonos vibrantes, primaverales, pero también taurinos. Naty Abascal, con su prodigioso arte para mezclar estampados y colores, no dudó en echar mano de Lacroix, Etro y Oscar de la Renta para epatar con un cuadro flamenco de flores, rayas, repujados y sombrero cordobés. Eso sí, hasta El Pino de San José, la mítica supermodelo de Richard Avedon llegó con unos ceñidos vaqueros.
Representantes del mundo del toro, como Francisco Rivera, y del deporte, como la olímpica Ona Carbonell, asistieron a una boda con auténtico sabor andaluz
Y por aquello del mundo del toro, además de ‘El Litri’ y Eduardo Dávila Miura, Fran Rivera completaba el cartel de la boda. El hijo mayor de Paquirri, llegaba acompañado de su inseparable Lourdes Montes. La diseñadora, esbeltísima, fue una de las invitadas que, después, se apoderaría por derecho propio de la pista de baile dejando claro que, ella, en la rumba, se siente como pez en el agua.
Pamelas de rafia, flores, plumas, velos... Las invitadas convirtieron la boda en una ‘sucursal’ de Ascot en Sevilla
Carla Pereyra, resplandeciente sobre sus ‘stilettos’ de Aquazzura, ocultaba su mirada tras unas Miu Miu y el velo de su pillbox de Mimoki hasta que, a fin de los amigos tras la ceremonia, se descubrió y se dejó, sin saber dónde, sus gafas de sol. El disgusto, afortunadamente, duró poco, porque un compañero de ¡HOLA! las encontró y reparó el olvido. “Son muchos detalles —se explicaba—, pero creo que una invitada de una boda, no solo tiene que vestirse para estar guapa sino que es un deber que tiene con quien la invita a su boda”, nos confesaba la mujer de Diego Simeone, vestida también de amarillo por Costarellos. Por cierto, uno de los momentos más divertidos del cóctel fue cuando el técnico del Atlético de Madrid se fotografió con el nieto del mítico presidente Vicente Calderón, también Vicente Calderón, marido de Mónica Sada, a quien vimos feliz con su último lanzamiento de productos para la piel.
Porque el mundo del fútbol es el terreno de juego del ahora ya marido de Teresa Baca. Álvaro Torres es Director de Fútbol Mundial de la multinacional española líder en representación de deportistas You First Sports (YFS), y las figuras del deporte rey no pudieron faltar al enlace. Estrellas internacionales de la talla de Luis Alberto, jugador del Lazio, o de Sergio Rico y Fabián Ruiz, del Paris Saint-Germain. Sin olvidarnos tampoco del técnico de la Real Sociedad, Imanol Alguacil. Todos ellos, con impecables trajes azules, del añil al petróleo. Aunque tal vez sería el diseñador Jorge Vázquez , muy amigo de la novia, quien, con su corbata Lanvin y sus gemelos YSL vintage, se apuntara el tanto más cool en la moda masculina.
Teresa repartió réplicas de su ramo de flores entre algunas de las mujeres más importantes y queridas, entre ellas su hermana, María
De azul iba vestida, asimismo, la hija del rejoneador de leyenda Rafael Peralta, Lola Peralta, mientras que su hermana mayor, Rocío, optó por el rojo, con un vestido de seda de la última colección de Gavriella. “Soy una valiente”, contaba la diseñadora, maestra en la confección de trajes de flamenca, cuando le señalábamos la desnudez de su cintura gracias a unos estratégicos cortes en su diseño.
Para abrir el baile, Teresa sorprendió con un segundo vestido, de satén de seda y cortado al bies, de inspiración años 70, realizado también por Antonio García
Precisamente el escritor Rafael Tarradas Bultó ha escrito un libro para darles la palabra a ellos, a los que se arriesgan. La voz de los valientes se titula y habla de temas como que la unión hace la fuerza. Viendo su grupo de amigos es fácil saber por qué: el diseñador de interiores Luis García Fraile, el actor Fernando Andina y los empresarios Chiqui Calleja y Guzmán Alameda Landa forman una versión 2023 del Rat Pack de Sinatra.
Raffaella Carrá y su mítico «En el amor todo es empezar» sirvieron de banda sonora para que la entrada de los novios, diera comienzo al almuerzo. Crema de mariscos, solomillo de ternera al horno con salsa de foie y tarta árabe con dulce de leche o perfecto de chocolate con nueces fueron los platos del menú —servido también por Miguel Ángel— que se pudieron degustar. Pero los novios tenían todavía reservadas algunas sorpresas más. Antes del postre y al ritmo de Ricchi e Poveri y su Sarà perchè ti amo, entregaron réplicas del ramo de Teresa a algunas de sus personas más queridas: su hermana María y su prima Ana Romero Cruz-Conde, y sus amigas Lola Martínez Benjumea, Paula Babiano y María Luisa Blanco.
Llegaba el momento de la fiesta, del flamenquito, de la música de un DJ... Pero, antes, como es tradición, los recién casados tenían que abrir el baile. Para ese momento, la modelo, con un segundo y fabuloso vestido , sorprendió a todos. Siguiendo el mismo hilo conductor del cine y la moda, Antonio y Fernando García se inspiraron en Halston, Lauren Hutton y los años 70, para confeccionar un vestido en satén de seda color marfil, cortado totalmente al bies, con cuello foulard de efecto drapeado y caída hacia la espalda, aprovechando que la modelo también había cambiado su peinado soltándose literalmente su característica melena rubia. Para poder bailar sin descanso, la sevillana optó por unos zapatos de plataforma de Mascaró que, más tarde, cambiaría de nuevo por unas alpargatas de Clooui.
Noches de bodas , de Joaquin Sabina, sería el tema elegido por los novios para abrir el baile, en voz de Los Alpresa, la banda que lidera Rafa Almarcha, que llevó a la novia a bailar, incluso, sobre el escenario. Ya de manos de Juan Rojas DJ, la fiesta se prolongaría hasta altas horas de la noche, y si las fuerzas flaqueaban, los invitados podían reponerlas gracias a las hamburguesas de McDonald’s, entre otras sugerencias gastronómicas para la recena. Ahora, las exóticas playas de las Maldivas y la selva y los templos de Vietnam esperan a los recién casados.