Ya no tiene miedo. A hablar. Y se ha despojado de prejuicios y precauciones. ¿Por qué no va a poder hablar ella de su familia si le pertenece? ¿Por qué pueden hablar otros sin conocimiento de causa cuando ella sí ha respirado el aire -a veces enrarecido- de Yerbabuena, Montealto o Chipiona? Y porque, por si le faltara resuello, el éxito, por fin, la respalda. En 2018, cuando todavía no había llegado el momento, compuso la canción. Fue un día fortuito, después de ver la televisión cuando su nombre, su imagen, su profesión se consumían una vez más en una pira funeraria que, desde hacía años, llevaba su nombre cada tarde. Vilipendiada, humillada, vejada… volcó toda su rabia y desesperación en el estribillo mientras limpiaba compulsivamente el baño. El resultado fue “¿De qué vas?”. Hoy, convertida en videoclip, protagonizado por ella, Gloria Camila Ortega Mohedano y Amor Romeira, acumula miles de reproducciones. Es un fenómeno de YouTube y en él, Rosario Mohedano destroza una pantalla donde, voluntariamente, se negó a participar desde 2013 renunciando así al apoyo que el medio podría reportarle en su carrera. Pero es que, en su caso, dice, era todo lo contrario. Sus discos, sus conciertos… eran lo último que nos interesaba a los periodistas. Porque, rompiendo una lanza por esta profesión, quién es capaz de resistirse a preguntarle por su tía, la más grande, Rocío Jurado, o por su madre, Rosa Benito o por su prima, Rocío Carrasco… Con ella, después de sus docuseries, ya no tiene ninguna relación. Recalca que ella ha seguido escribiéndole mensajes pidiéndole explicaciones, aclaraciones porque su padre, por ejemplo, no salía bien parado en el relato. El silencio ha sido su respuesta. Después de cuarenta años considerándose casi hermanas, Rosario confiesa que “hay dos cosas que me han quedado muy claras. Una, que no la conozco y que me duele. Y la segunda es que no nos quiere en su vida. A ninguno de nosotros”La serie de catastróficas desdichas aparecen pronto en la conversación quizás porque, como en el nacimiento del Ave Fénix (su próximo tema), la primera imagen, por muy vigorosa y resplandeciente que sea la posterior, es la de las grises cenizas. “Cuando canto ‘¿De qué vas?’ me quedo nueva”, arranca Rosario. .- Vamos, que es como una catarsis. Me da un subidón increíble. Me renueva. Como que desaparecen todos mis miedos y me siento valiente como para decirle al que tengo delante y me está frenando: “Oye, cretino, ¿tú de qué vas? No puedes juzgarme”. .- Nace de una necesidad. De un desahogo y, evidentemente, es una declaración de intenciones. Efectivamente. Pero eso lo he visto ya con el tiempo. Yo estoy viendo la televisión y, de repente,¿otra vez criticándome? ¿cómo luchamos contra esto? ¿Cómo se atreven a pisotear un cartel mío cuando estoy trabajando decentemente? No querían que estuviese en televisión. Y aún ya no estando en televisión resulta que ¿seguían yendo a mis conciertos a fastidiar mi trabajo, a atacarme salvajemente? Era sangrante. Sangrante. Se me congeló el alma. Y yo soy, que soy muy activa, me fui al baño, me puse a limpiar… y, cuando me miré en el espejo, fue como una revelación. Me puse a escribir.Te diría que ha sido una de las canciones que más rápidamente he compuesto. Me vacié. Y cuando terminé, ya no tenía ese dolor. Imagino que porque hablabas de ti misma. No os ocurre a los artistas que muchas veces te conocen más por lo que dicen de vosotros que por lo que realmente contáis vosotros mismos? Totalmente. Yo suelo decir: “Mi mayor defensa es que me dejo conocer” ¡Y es verdad! Han dicho tantas cosas malas de mí que, cuando me conoce la gente, por poquito que sea, me dicen “Oye, nena, pero si no eres tan mala. Eres agradable, eres simpática…” Dice la cantante que hubo un momento en que pensó en tirar la tolla porque no le valía la pena “seguir sufriendo” el ataque televisivo. “Sé que no todo el mundo, poniéndose mis zapatos, aguantaría lo que yo he aguantado. Mmenos mal que empezaron a atacarme con 27 años. A mí me llegan a empezar a atacar con 18, y ésta que está aquí se va al faro de Chipiona y se tira de cabeza. Porque lo que he pasado ha sido insufrible”. Todo cambió una mañana en la que se metió su hijo mayor, aún pequeñito, en su cama y le preguntó: “Mamá, ¿estás malita?” y Rosario se emociona al recordarlo. “Yo no estaba mala. No había ninguna enfermedad que me impidiera avanzar... Lo que tenía era un peso grande en el corazón y tenía gente que me estaba haciendo daño. Pero, ese día, con las palabras de mi hija, me levanté de la cama, me metí en la ducha y, como Escarlata O’Hara , me puse como a las locas a pegar gritos. No quería que mi hijo que conociera como yo nunca había sido”. Pone nombre a quienes le atacaban, La fábrica de la Tele, la productora de Salvame, y también el motivo por el que ahora ya no les tiene miedo. Tras un enfrentamiento en los tribunales, la justicia, a ella y a su marido, les ha dado la razón. Entiendo que ese es el motivo por el que ahora te atreves a hablarTe soy super sincera: ya no me pueden hacer daño. El karma. A mí me da una tranquilidad inmensa el poder hacer mi trabajo sabiendo que no me lo van a machacar. Es triste, pero es así. Ellos no querían sacar nada bueno de mí. Después de nueve años diciendo que no absolutamente a todo, gratis, pagado, pactado, a todo, a mí se me ha seguido metiendo en el mismo saco que al resto: que yo me dedico a hablar de mi familia. Pues va a ser que no. Pero también te digo: si alguien tiene que hablar de mi familia, soy una de ellas. Rosario, no has tenido la sensación de que tu familia, en lo profesional, ¿te ha restado más que sumado? ¿No has deseado ser una persona anónima? Eso no lo vamos a saber nunca. Las vivencias que tengo con mi familia son maravillosas. Y gracias a pertenecer a esta familia, tengo una infancia y una juventud envidiable. Me han dado todo. Encima, gustándome la música y teniendo a mi tía Rocío de la mano siempre para mí, mi familia, ha sido un regalo. Los que tienen el problema más son los otros, los que comparan, los que dicen “Ésta no es como la tía”. La primera que sabe que no es como la tía soy yo. La primera que sabe que no va a nacer otra igual como ella soy yo. Pero también sé que ella era la primera que me jaleaba para subirme a un escenario y que si yo no hubiese servido, ella y mis padres, que lo hubiesen dicho. Pero sí que sucede que, contigo, la música pasa a un segundo plato. Te preguntamos por tu familia. Segundo plato o tercero. Claro que ha sido así, no ha sido una sensación. Y también te digo que tuve que hacer un ejercicio personal para entenderlo. “Rosario, es que tú eres tu música y eres tu familia”. Y a la pregunta Por qué contra ti esa animadversión, apela al “circo”. “Supongo que porque cada vez que me atacaban, mi madre se encendía como una leona. Yo he llegado a la conclusión de que les venía bien. Me atacaban a degüello para que mi madre saltase”. Audiencias. Prime time. Share. Ratings… Y en ese galimatías, aparece el nombre de su prima Rocío Carrasco y el de sus dos docuseries producidas por La Fábrica, la destinataria de todos sus dardos. Pensaba que tú y ella sí tenías buena relación.Yo también. Porque siempre la he considerado como una hermana y a mí, personalmente, nunca me ha hablado mal de mi familia. Pero ¿entonces? ¿Lo que ha contado sobre tu padre…? Nunca lo ha compartido conmigo. Nada de lo que ha compartido en la docuserie me lo ha dicho a mí. Por eso me sorprendió muchísimo qué contó y cómo lo contó. No lo entiendoYo tampoco. Me he dado cuenta de que no la conozco. Después de todos estos años… Que Rocío y yo nos llevamos dos años de diferencia y nuestros padres trabajaban juntos y éramos los únicos de la familia que vivíamos en Madrid... Siempre estábamos juntos. Mi prima, hija única en ese entonces, venía siempre a casa o yo me iba a la suya. Siempre contábamos la una con la otra. Y siempre he sentido que teníamos cabida en su vida. Siempre. Pero cuando ella decide hacer la docuserie, a mí no me lo cuenta y… De hecho, yo estoy trabajando con ella para hacer la Exaltación de su madre porque ella quiere que sea yo la exaltadora de su madre ese año. Según explica Rosario, las fechas coinciden. En noviembre del 2019, Rocío Carrasco le encarga la Exaltación de Rocío Jurado para el 2020, una semana de actos y homenajes en Chipiona a comienzos de junio que requiere de una pregonera de excepción, “y mi prima Rocío, me elige a mí. Fíjate. Me dice que mejor que yo no puede hablar nadie de su madre. Mientras ella estaría grabando el primer documental pero “Rocío no comparte nada de nada conmigo. Llega la pandemia, y todo se para. Es entonces, a finales del 2020, cuando empiezan a anunciar la docuserie. Que Rocío Carrasco va a hablar, que va a contar su historia con David. Entonces, ¿yo lo que le digo a ella? Que lo tenía que haber hecho antes. Y sobre todo, que qué bien que lo haga”. Sin embargo, comienza la emisión y… “Pasa que no cuenta las cosas tal y cómo pasaron. Y cuando yo veo que cuentan las cosas de manera distinta, pues yo le hago partícipe. “ Oye, Rocío, por qué has contado esto así” O “esto otro no pasó así, ¿ no te acuerdas que fue de esta manera?” porque, en ese momento, ella sigue teniendo contacto conmigo… Pero cuando yo veo que, de repente, me nombra y me nombra mintiendo, yo se lo digo: “A ver Rocío, yo no pensaba que me fueras a nombrar. Pero ¿nombrarme y mentir? No entiendo”. ¿Se lo llegaste a preguntar? Claro. Todas las veces. Y cuando le preguntan si alguien de la familia le ha llamado y se ha preocupado y ella contesta “No, ni me ha llamado nadie ni lo espero”, yo alucino porque yo le he llamado todas y cada una de las veces que terminaba un capítulo. Cuando escucho eso, digo: “Se acabó. Paro. Me está demostrando que no valgo nada en su vida y que no me quiere en ella”. O sea, que no tenéis relación ahora? Espera, espera, espera. Termina la serie y comienzan a hablar de la segunda parte. En otoño. ¿Te acuerdas? Sí, sí claro. Eso es 2021. A mí ya nadie me dice nada más de la Exaltación de mi tía. Y llega enero de 2022… Pero ¿tú sigues hablando con tu prima o no? Ahí todavía seguía teniendo algo de relación, sobre todo de mensajes… Pero llega enero y el alcalde de Chipiona se pone en contacto conmigo y me dice que quieren retomar la Exaltación y que quieren que sea yo la exaltadora del 2022. Pero como ya he visto tantas cosas, lo que ha dicho mi prima, etcétera, lo que le digo al alcalde es, bueno, que me lo diga mi prima a mí. Y? Y entonces yo recibo un mensaje de Rocío para que me ponga con la Exaltación. Yo le digo: “Rocío, es en junio, estamos ya a finales de enero, yo quería hacer una cosa de tu madre para quitárselo el sombrero, venimos de una pandemia y tengo que trabajar. No sé si voy a tener tiempo, pero lo voy a intentar”. Pero en marzo empieza la segunda parte. Se emite, ella no me dice nada pero yo le mando un mensaje y le digo: Rocío, yo no sabía lo que ibas a contar, pero tú sí. ¿Cómo me invitas a ser la exaltadora de tu madre? ¿En qué situación me dejas? Lo siento, pero no puedo hacer la Exaltación de tu madre, aunque me encantaría. Y me contestó: “Vale, no te preocupes”. Ese es el último mensaje que yo recibo de mi prima, aunque yo sí que le he mandado un porrón más. Por eso sé que ella no nos quiere en su vida, que a quien quiere los tiene al lado, que no le falta para dar cariño que le den. Y yo lo que quiero es eso, dar amor a quien quiera estar conmigo. O quien quiera mi cariño. Va a ser el que tema “De qué vas?” es extrapolable a más gente. Es un “De qué vais todos?”, no?
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Ya no tiene miedo. A hablar. Y se ha despojado de prejuicios y precauciones. ¿Por qué no va a poder hablar ella de su familia si le pertenece? ¿Por qué pueden hablar otros sin conocimiento de causa cuando ella sí ha respirado el aire -a veces enrarecido- de Yerbabuena, Montealto o Chipiona? Y porque, por si le faltara resuello, el éxito, por fin, la respalda.
En 2018, cuando todavía no había llegado el momento, compuso la canción. Fue un día fortuito, después de ver la televisión cuando su nombre, su imagen, su profesión se consumían una vez más en una pira funeraria que, desde hacía años, llevaba su nombre cada tarde. Vilipendiada, humillada, vejada… volcó toda su rabia y desesperación en el estribillo mientras limpiaba compulsivamente el baño. El resultado fue ¿De qué vas?
Hoy, convertida en videoclip, protagonizado por ella, Gloria Camila Ortega Mohedano y Amor Romeira, acumula miles de reproducciones. Es un fenómeno de YouTube y en él, Rosario Mohedano destroza una pantalla donde, voluntariamente, se negó a participar desde 2013 renunciando así al apoyo que el medio podría reportarle en su carrera. Pero es que, en su caso, dice, era todo lo contrario. Sus discos, sus conciertos… eran lo último que nos interesaba a los periodistas. Porque, rompiendo una lanza por esta profesión, quién es capaz de resistirse a preguntarle por su tía, la más grande, Rocío Jurado, o por su madre, Rosa Benito o por su prima, Rocío Carrasco…
Con ella, después de sus docuseries, ya no tiene ninguna relación. Recalca que ella ha seguido escribiéndole mensajes pidiéndole explicaciones, aclaraciones porque su padre, por ejemplo, no salía bien parado en el relato. El silencio ha sido su respuesta. Después de cuarenta años considerándose casi hermanas, Rosario confiesa que “hay dos cosas que me han quedado muy claras. Una, que no la conozco y que me duele. Y la segunda es que no nos quiere en su vida. A ninguno de nosotros”. La serie de catastróficas desdichas aparecen pronto en la conversación quizás porque, como en el nacimiento del Ave Fénix (que así se titulará su próximo tema), la primera imagen, por muy vigorosa y resplandeciente que sea la posterior, es la de las grises cenizas. “Cuando canto ¿De qué vas? me quedo nueva”, arranca Rosario.
- Vamos, que es como una catarsis, ¿no?
- Me da un subidón increíble. Me renueva. Como que desaparecen todos mis miedos y me siento valiente como para decirle al que tengo delante y me está frenando: “Oye, cretino, ¿tú de qué vas? No puedes juzgarme”.
- Nace de una necesidad. De un desahogo y, evidentemente, es una declaración de intenciones.
- Efectivamente. Pero eso lo he visto ya con el tiempo. Yo estoy viendo la televisión y, de repente, ¿otra vez criticándome? ¿cómo luchamos contra esto? ¿Cómo se atreven a pisotear un cartel mío cuando estoy trabajando decentemente? No querían que estuviese en televisión. Y aún ya no estando en televisión resulta que ¿seguían yendo a mis conciertos a fastidiar mi trabajo, a atacarme salvajemente? Era sangrante. Sangrante. Se me congeló el alma. Y yo que soy muy activa, me fui al baño, me puse a limpiar… y, cuando me miré en el espejo, fue como una revelación. Me puse a escribir. Te diría que ha sido una de las canciones que más rápidamente he compuesto. Me vacié. Y cuando terminé, ya no tenía ese dolor.
- Imagino que porque hablabas de ti misma. ¿No os ocurre a los artistas que muchas veces te conocen más por lo que dicen de vosotros que por lo que realmente contáis vosotros mismos?
- Totalmente. Yo suelo decir: “Mi mayor defensa es que me dejo conocer” ¡Y es verdad! Han dicho tantas cosas malas de mí que, cuando me conoce la gente, por poquito que sea, me dicen “Oye, nena, pero si no eres tan mala. Eres agradable, eres simpática…”.
Dice la cantante que hubo un momento en que pensó en tirar la tolla porque no le valía la pena “seguir sufriendo” el ataque televisivo. “Sé que no todo el mundo, poniéndose mis zapatos, aguantaría lo que yo he aguantado. Menos mal que empezaron a atacarme con 27 años. A mí me llegan a empezar a atacar con 18, y ésta que está aquí se va al faro de Chipiona y se tira de cabeza. Porque lo que he pasado ha sido insufrible”. Todo cambió una mañana en la que se metió su hijo mayor, aún pequeñito, en su cama y le preguntó: “Mamá, ¿estás malita?” y Rosario se emociona al recordarlo.
“Yo no estaba mala. No había ninguna enfermedad que me impidiera avanzar... Lo que tenía era un peso grande en el corazón y tenía gente que me estaba haciendo daño. Pero, ese día, con las palabras de mi hija, me levanté de la cama, me metí en la ducha y, como Escarlata O’Hara , me puse como a las locas a pegar gritos. No quería que mi hijo que conociera como yo nunca había sido”. Pone nombre a quienes le atacaban, La fábrica de la Tele, la productora de Sálvame, y también el motivo por el que ahora ya no les tiene miedo. Tras un enfrentamiento en los tribunales, la justicia, a ella y a su marido, les ha dado la razón.
- Entiendo que ese es el motivo por el que ahora te atreves a hablar...
- Te soy super sincera: ya no me pueden hacer daño. El karma. A mí me da una tranquilidad inmensa el poder hacer mi trabajo sabiendo que no me lo van a machacar. Es triste, pero es así. Ellos no querían sacar nada bueno de mí. Después de nueve años diciendo que no absolutamente a todo, gratis, pagado, pactado, a todo, a mí se me ha seguido metiendo en el mismo saco que al resto: que yo me dedico a hablar de mi familia. Pues va a ser que no. Pero también te digo: si alguien tiene que hablar de mi familia, soy una de ellas.
- Rosario, no has tenido la sensación de que tu familia, en lo profesional, ¿te ha restado más que sumado? ¿No has deseado ser una persona anónima?
- Eso no lo vamos a saber nunca. Las vivencias que tengo con mi familia son maravillosas. Y gracias a pertenecer a esta familia, tengo una infancia y una juventud envidiable. Me han dado todo. Encima, gustándome la música y teniendo a mi tía Rocío de la mano siempre para mí, mi familia, ha sido un regalo. Los que tienen el problema más son los otros, los que comparan, los que dicen “ésta no es como la tía”. La primera que sabe que no es como la tía soy yo. La primera que sabe que no va a nacer otra igual como ella soy yo. Pero también sé que ella era la primera que me jaleaba para subirme a un escenario y que si yo no hubiese servido, ella y mis padres, que lo hubiesen dicho.
- Pero sí que sucede que, contigo, la música pasa a un segundo plato. Te preguntamos por tu familia ¿verdad?
- Segundo plato o tercero. Claro que ha sido así, no ha sido una sensación. Y también te digo que tuve que hacer un ejercicio personal para entenderlo. “Rosario, es que tú eres tu música y eres tu familia”. Y a la pregunta por qué contra ti esa animadversión, apela al “circo”. “Supongo que porque cada vez que me atacaban, mi madre se encendía como una leona. Yo he llegado a la conclusión de que les venía bien. Me atacaban a degüello para que mi madre saltase”. Audiencias. Prime time. Share. Ratings… Y en ese galimatías, aparece el nombre de su prima Rocío Carrasco y el de sus dos docuseries producidas por La Fábrica, la destinataria de todos sus dardos.
- Pensaba que tú y ella sí tenías buena relación...
- Yo también. Porque siempre la he considerado como una hermana y a mí, personalmente, nunca me ha hablado mal de mi familia.
- Pero ¿entonces? ¿Lo que ha contado sobre tu padre…?
- Nunca lo ha compartido conmigo. Nada de lo que ha compartido en la docuserie me lo ha dicho a mí. Por eso me sorprendió muchísimo qué contó y cómo lo contó.
- No lo entiendo...
- Yo tampoco. Me he dado cuenta de que no la conozco. Después de todos estos años… Que Rocío y yo nos llevamos dos años de diferencia y nuestros padres trabajaban juntos y éramos los únicos de la familia que vivíamos en Madrid... Siempre estábamos juntos. Mi prima, hija única en ese entonces, venía siempre a casa o yo me iba a la suya. Siempre contábamos la una con la otra. Y siempre he sentido que teníamos cabida en su vida. Siempre. Pero cuando ella decide hacer la docuserie, a mí no me lo cuenta y… De hecho, yo estoy trabajando con ella para hacer la Exaltación de su madre porque ella quiere que sea yo la exaltadora de su madre ese año.
Según explica Rosario, las fechas coinciden. En noviembre del 2019, Rocío Carrasco le encarga la Exaltación de Rocío Jurado para el 2020, una semana de actos y homenajes en Chipiona a comienzos de junio que requiere de una pregonera de excepción, “y mi prima Rocío, me elige a mí. Fíjate. Me dice que mejor que yo no puede hablar nadie de su madre”. Mientras, ella estaría grabando el primer documental pero, en cambio, Rocío Carrasco no comparte nada de nada con ella. “Llega la pandemia, y todo se para. Es entonces, a finales del 2020, cuando empiezan a anunciar la docuserie. Que Rocío Carrasco va a hablar, que va a contar su historia con David. Entonces, ¿yo lo que le digo a ella? Que lo tenía que haber hecho antes. Y sobre todo, que qué bien que lo haga”. Sin embargo, comienza la emisión y…
-(...) Pasa que ella no cuenta las cosas tal y cómo pasaron. Y cuando yo veo que cuentan las cosas de manera distinta, pues yo le hago partícipe. “Oye, Rocío, por qué has contado esto así” O “esto otro no pasó así, ¿ no te acuerdas que fue de esta manera?” porque, en ese momento, ella sigue teniendo contacto conmigo… Pero cuando yo veo que, de repente, me nombra y me nombra mintiendo, yo se lo digo: “A ver Rocío, yo no pensaba que me fueras a nombrar. Pero ¿nombrarme y mentir? No entiendo”.
- ¿Se lo llegaste a preguntar?
- Claro. Todas las veces. Y cuando le preguntan si alguien de la familia le ha llamado y se ha preocupado y ella contesta “No, ni me ha llamado nadie ni lo espero”, yo alucino porque yo le he llamado todas y cada una de las veces que terminaba un capítulo. Cuando escucho eso, digo: “Se acabó. Paro. Me está demostrando que no valgo nada en su vida y que no me quiere en ella”.
- O sea, que ¿no tenéis relación ahora?
- Espera, espera, espera. Termina la serie y comienzan a hablar de la segunda parte. En otoño. ¿Te acuerdas?
-Sí, sí claro.
- Eso es 2021. A mí ya nadie me dice nada más de la Exaltación de mi tía. Y llega enero de 2022…
- Pero ¿tú sigues hablando con tu prima o no?
- Ahí todavía seguía teniendo algo de relación, sobre todo de mensajes… Pero llega enero y el alcalde de Chipiona se pone en contacto conmigo y me dice que quieren retomar la Exaltación y que quieren que sea yo la exaltadora del 2022. Pero como ya he visto tantas cosas, lo que ha dicho mi prima, etcétera, lo que le digo al alcalde es, bueno, que me lo diga mi prima a mí.
- ¿Y?
- Y entonces yo recibo un mensaje de Rocío para que me ponga con la Exaltación. Yo le digo: “Rocío, es en junio, estamos ya a finales de enero, yo quería hacer una cosa de tu madre para quitárselo el sombrero, venimos de una pandemia y tengo que trabajar. No sé si voy a tener tiempo, pero lo voy a intentar”. Pero en marzo empieza la segunda parte. Se emite, ella no me dice nada pero yo le mando un mensaje y le digo: Rocío, yo no sabía lo que ibas a contar, pero tú sí. ¿Cómo me invitas a ser la exaltadora de tu madre? ¿En qué situación me dejas? Lo siento, pero no puedo hacer la Exaltación de tu madre, aunque me encantaría. Y me contestó: “Vale, no te preocupes”. Ese es el último mensaje que yo recibo de mi prima, aunque yo sí que le he mandado un porrón más. Por eso sé que ella no nos quiere en su vida, que a quien quiere los tiene al lado, que no le falta para dar cariño que le den. Y yo lo que quiero es eso, dar amor a quien quiera estar conmigo. O quien quiera mi cariño.
- Va a ser el que tema ¿De qué vas? es extrapolable a más gente. Es un “De qué vais todos?”, ¿no?
- Puede ser pero, cuando yo canté por primera vez esta canción no iba dirigida a mi prima Rocío. A mi prima Rocío no le diría de qué vas. Yo lo que le diría ¿qué estás haciendo? ¿Qué es lo que estás haciendo? ¿qué legado estás dejando? ¿Eso es lo que quieres dejar el resto de tu vida? Pues tú verás, pero no te lo aconsejo.