“La invitación es preciosa, la voy a poner un marco, porque no creo que vaya a otro. Y voy a estar además con una gran artista, Shirley Bassey, que para mí es un honor. Así que esto no lo voy a vivir más”, nos decía Isabel Pantoja al anunciarnos que estaría en a 67ª edición del Baile de la Rosa. A Mónaco viajó el pasado viernes para asistir, al día siguiente, 25 de marzo, a la cita benéfica con la que tradicionalmente se da la bienvenida a la primavera en el Principado y que, tras su anulación por la pandemia en 2020 y 2021 y haberse retrasado a julio el pasado año, ha regresado a su habitual fecha de celebración en todo su esplendor.
En el Baile de la Rosa reina Carolina y se hace oficial cada noticia que ocurre en el seno de los Grimaldi. La princesa de Hannover, presidenta de la Fundación Princesa Grace, llegó junto al soberano monegasco, Alberto II, vicepresidente de la misma, y volvió a rodease de sus cuatro hijos: Andrea con su mujer, Tatiana Santo Domingo; Pierre junto a Beatrice Borromeo; Carlota, esta vez sin Dimitri Rassam, y la pequeña, la princesa Alexandra, de nuevo acompañada por su novio, Ben-Sylvester Strautmann, con quien lleva siete años de noviazgo y después de su “presentación oficial”, el pasado verano.
“El cariño y la admiración por Carolina siguen estando ahí. Había tantísima gente que no pude acercarme a ella. Y yo no iba a molestar. No era el momento”
Aquí en España la expectación se centraba en la aparición de Isabel Pantoja, que llegaba al Sporting Monte-Carlo muy sonriente acompañada de su hermano, los amigos de los que recibió la invitación y Shirley Bassey, con quien se lanzó a cantar en un improvisado dúo algunas notas de Bésame mucho. La estrella británica, de 86 años, es mundialmente conocida por ser la intérprete que más veces ha cantado el tema central en una película de James Bond —en concreto, en Goldfinger, Moonraker y Diamantes para la eternidad—, y, en 2020, Isabel versionó en el disco Canciones que me gustan su éxito This is my life (Esta es mi vida). Isabel se preparó en su hotel entre la ilusión y la emoción.
Junto a su maquilladora, eligió tonos naturales, acentuando la mirada, y peinó su larga melena en una sencilla y pulida coleta alta que daba protagonismo a su vestido, un vaporoso diseño de la colección primavera-verano 2023 de Isabel Sanchís, realizado en gasa de seda de estampado floral, con un drapeado en el cuerpo con caída en la manga derecha y una falda de capa. Además, llevaba dos flores de ‘gazar’ rústico de seda como detalle, que aportaban volumen y romanticismo.
“Fue mágico. Te sientes un poco princesa estando allí”, dice la artista, que puso el color con un vestido de Isabel Sanchís
La creadora valenciana y su hija Paula Maiques, con quien comparte las labores de la dirección creativa de la firma, que el pasado febrero se alzó con el Premio L’Oréal Paris a la mejor colección y diseñador en la MBFWM, comentan a ¡HOLA! que “siempre es muy gratificante que elijan uno de nuestros diseños y más todavía si es una persona conocida y para un evento tan importante internacionalmente y con tanta repercusión”. “Al verlo, se enamoró del mismo y nos dijo que le encantaría llevarlo para el Baile de la Rosa. Y pensamos que era perfecto para ella”. Y es que, además, el vestido “forma parte de una colección inspirada en las flores, especialmente en las rosas, lo que encaja perfectamente con la ocasión elegida”.
Isabel pudo conocer al príncipe Alberto, quien, al ser presentados, le dijo: “Sei bellissima” (”Estás guapísma”). La artista había expresado en esta publicación el especial cariño que siente por la princesa Carolina, a quien finalmente no pudo saludar. “Durante toda la vida he admirado a Grace Kelly y por Carolina he sentido siempre un cariño entrañable, porque hemos tenido unas vidas muy paralelas. Lo que pasa es que ella tenía tres hijos y yo uno. Pero tenemos la misma edad, pasó lo mismo de la noche a la mañana y, sin conocernos —no nos conocemos todavía—, me sentí tan unida a ella en ese momento”, nos decía la pasada semana.
La princesa Carolina fue de nuevo anfitriona en una noche de solidaridad, color y elegancia inspirada en las películas de Bollywood, una temática que diseñó junto a Christian Louboutin. La Sala de las Estrellas, que se abre al cielo, se transformó en un gigantesco plató vestida con 12.000 rosas, 6.000 claveles indios y de Niza y 1.000 metros de manteles de raso con motivos indios estampados en oro e inspirados en los saris. Un exótico viaje que llevó a los 800 invitados de Mónaco a Jaipur, la ciudad rosa de Rajastán, y al esplendor de Bollywood.
La música de Mika lanzó a la pista a las damas Grimaldi al son de su archifamoso tema Grace Kelly, encabezadas por Carlota, tal como ya hiciera en 2014 (cuando el cantante de origen libanés también puso música al baile), con su look de Chanel y los guantes ópera, un complemento que recordaba a su abuela. Su madre, fiel a la maison francesa, brilló con un diseño de paillettes en plateado, tipo túnica, de manga larga, con ribetes en rosa degradado y sandalias de Louis Vuitton.
También Tatiana Santo Domingo eligió los tonos plata, aunque sin perder su estilo boho, con un diseño de Jenny Packham, mientras que Alexandra de Hannover prefirió el negro, alzándose como una de las más elegantes. Por su parte, Beatrice Borromeo puso el toque original a la noche con un vestido de Dior de escote bardot , manga corta de tul decorado con plumetti y encaje dorado que combinó con una original corona y joyas, también de la firma.
No estuvo, como es habitual desde 2014, la princesa Charlene, que el día anterior entregó los premios Monaco Women Forum junto al príncipe Alberto. La pareja se mostró muy compenetrada, tras haber desmentido que su matrimonio esté en crisis, una noticia que además confirmaba a ¡HOLA! el director de la oficina de prensa del soberano.
“Conocer a Shirley Bassey ha sido lo máximo. La admiro de toda la vida. Y estar con ella ha sido uno de mis sueños cumplidos”
Con Isabel Pantoja hablamos después de su gran noche, de la que nos cuenta sus recuerdos y sensaciones en primera persona.
—Isabel, ¿cómo te sentiste entrando en el Sporting de Monte-Carlo?
—Me he sentido muy feliz y muy bien. No sólo entrando en el Sporting, sino ya estando en Montecarlo. Muy contenta.
—¿Es imposible en un entorno así no sentirse un poco princesa por un día?
—Pues sí. Será una casualidad, así me han llamado siempre desde pequeña mi padre, mi madre y después mi marido: ‘Mi princesa’. Y entrando en ese lugar, te sientes un poco así por unas horas realmente. Y no solo yo, creo que todas las mujeres se sienten un poco princesas. Es muy bonito.
—¿Esperabas que tu presencia creara tanto interés?
—La verdad es que no. No estaba yo sola. Había casi mil personas. Pero me siento muy honrada de que haya sido así.
—¿Qué momento disfrutaste más?
—Desde el principio disfrute de todo, minuto a minuto.
—¿Cómo ha sido conocer y compartir mesa con Shirley Bassey?
—Ha sido lo máximo, espectacular. La admiro de toda la vida. Y estar con ella ha sido uno de mis sueños cumplidos, gracias a Dios. No todos los sueños se cumplen, pero este si se me ha cumplido. Y ha sido gracias a las personas que me han invitado, Thomas, Manel y Fidel. Gracias a los tres.
—Menuda expectación. Y todo el mundo quería saber quién te había invitado.
—¿Por qué estaba yo allí? Pues, porque sí. Porque fui invitada simplemente, a través de mis amigos Thomas, Manel y Fidel. Ellos llevan yendo toda la vida, tienen su mesa de siempre, así que estoy superagradecida y feliz de que se hayan acordado de mí. Y ya me han invitado todos los años, que vaya o no ya es cosa mía, si tengo o no trabajo… pero voy a estar siempre muy agradecida a los tres. Les mando un beso desde aquí y otro, el más grande, para Shirley.
“Me han dicho que estoy invitada ya para siempre. Mis amigos tienen mesa de toda la vida. Si puedo, ¿por qué no ir?”
—Con Shirley hasta cantasteis juntas Bésame mucho. ¿Cómo surge ese momento?
—Los momentos surgen sin darte cuenta. Shirley empezó a cantar y yo la seguí. La verdad es que fue muy mágico. Nos dijimos muchísimas cosas muy bonitas, que jamás hubiera imaginado que ella me podría decir a mí. Me siento muy satisfecha de haberla conocido y de tener su contacto. Me traducían absolutamente casi todo lo que yo le hablaba, pero yo también le enseñé mucho español. Todo lo que pude en todas las horas en las que estuvimos juntas.
—Nos contabas la semana pasada que sentías un cariño especial por Carolina de Mónaco. ¿Pudiste finalmente saludarla? ¿Qué te pareció?
—A mí me sigue pareciendo lo mismo. El cariño y la admiración siguen estando ahí. La he visto de cerca, pero había tantísima gente que no pude acercarme a ella, y la familia no va de mesa en mesa. Mientras cenábamos estaba el espectáculo de Bollywood y todo le mundo estaba de pie. Era muy difícil acercarse y yo por supuesto no lo iba a hacer, y mucho menos para molestar. No era el momento.
—Con el príncipe Alberto sí estuviste.
—Con el príncipe sí tuve la suerte de coincidir. Fue supersimpático, cariñoso conmigo, educado. Todo lo que te diga es poco. Se quedó sorprendido, me habló en italiano, lo entendí perfectamente y nos presentó nuestro amigo en común, Manel. Me dijo cosas muy bonitas, es más, me pidió que me pusiera a su lado, me agarró de la cintura y nos hicimos la foto, que no pensaba hacerme fotos para no molestar, pero el quería hacerse fotos en este caso conmigo y yo encantada y feliz.
—¿Te presentaron a mucha gente? ¿A quién más tuviste la oportunidad de conocer?
—Sería imposible enumerar a las personas que conocí esa noche, yo venía abrumada. Se me acercaron muchísimas personas, todo el mundo era muy cariñoso y se quería hacer fotos conmigo.
—La Sala de las Estrellas es muy grande. ¿Dónde estaba situada tu mesa? ¿Estabais cerca de la familia Grimaldi?
—Sí, la mesa de Thomas estaba muy cerca de la familia Grimaldi, en muy buen sitio, porque ya te digo que lleva muchísimos años con su mesa. Podíamos vernos, pero allí estaba todo el mundo bailando y disfrutando del espectáculo y claro, una vez que se levantan 1.000 personas, es imposible vernos las caras, pero todo muy bien.
—¿Qué tal fue el menú? ¿Te gustaron la decoración y los números musicales? ¿De qué disfrutaste más?
—El menú, extraordinario y la decoración demasiado —ríe— como de las 1.001 noches. Y la música es lo que más me gusta del mundo. No me puedo quedar solo con un número musical, todos fueron fantásticos, llenos de color con los bailarines y bailarinas… Vuelvo a repetirte, me sentía como si abrieras el libro de Aladín y te metieras dentro de él. Y la canción Grace Kelly, de Mika, fue increíble y culminó todo el show. Yo me lo pasé fenomenal y me encantó todo. No puedo poner ni un pero a nada.
—¿Te lanzaste a la pista de baile?
—Una vez finalizado el show, la música que pusieron era moderna y yo la bailo a mi manera, flamenquito. Nuestros amigos y yo bailamos hasta que nos cansamos.
—Estabas muy guapa. ¿Cómo te sentiste con tu vestido?
—Muchas gracias por lo de guapa. Así me sentí y así me vio todo el mundo que me lo dijo. Con el vestido me sentí muy cómoda; era muy bonito, muy adecuado y acorde con el momento, el lugar y el colorido. Me sentí muy feliz y muy bien.
—¿Cómo fueron los momentos cuando te preparabas en la habitación del hotel?
—Estaba superilusionada, como una niña chica. Las personas estaban felices a mi lado porque me veían feliz, así que todo el mundo estaba contento. Lo más importante es la salud y estábamos todos bien. Qué más pedir, ¿no?
—¿Ha merecido entonces la pena viajar a Mónaco para asistir al Baile de la Rosa?
—Para mí siempre merece la pena viajar a Mónaco, y más si es para ir al Baile de la Rosa.
—¿Dirías que fue una noche mágica?
—Sí, para mí fue una noche mágica. De momento, acabo de aterrizar, acabo de llegar, acabo de vivirlo, tengo que asumirlo, tengo que mirarlo, abordarlo, acordarme de todo… De momento he ido a una (fiesta), mis amigos están ahí, tienen su mesa para toda la vida. Si se coordina y puedo, por mi trabajo y me coincide, por qué no ir. A mí me han dicho que siempre estoy invitada.
—¿Crees que a partir de ahora te apetecerá salir un poco más?
—Toda mi vida he sido una mujer de poco salir. Salgo cuando quiero, cuando me apetece, cuando hay algo que me gusta, cuando voy a estar feliz, cuando voy a estar a gusto con gente mía, con gente que quiero, con gente que me apetece estar, pero de lo contrario, la verdad es que no. Nadie en mi vida me ha prohibido salir de mi casa. Así que voy a salir con quien quiera, cuando quiera y cuando me apetezca.