María Kodama moría este domingo en la localidad de Vicente López, al norte de Buenos Aires, debido a un cáncer de mama y otros problemas de salud que venía arrastrando en los últimos meses. La viuda y albacea de Jorge Luis Borges tenía problemas de movilidad y necesitaba una silla de ruedas para desplazarse de un sitio a otro, pero eso no impedía sus ganas de emprender cada día nuevos proyectos.
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Así lo contaba ella misma a todos sus seguidores durante una merienda con amigos, apenas 24 horas antes de decirnos adiós para siempre. La escritora y traductora fallecía a los 86 años, la misma edad que tenía el genio de las letras hispanas cuando dejó este mundo en Ginebra en 1986. Fernando Soto, su abogado, quiso despedirla con un conmovedor mensaje que decía lo siguiente: "Ahora entrarás al "gran mar" con tu querido Borges. Qué en paz descanses, María".
La autora de La divisa punzó nació en la capital argentina el 10 de marzo de 1937. Era hija de María Antonia Schweizer, de ascendencia suizo-alemana, inglesa y española, y del químico japonés Yosaburo Kodama. Se licenció en la Facultad de Filosofía y Letras de su ciudad y en uno de esos cursos conoció a Borges en 1974, cuando ella tenía 16 años y él, 54. Es decir, 38 años de diferencia entre ellos que no fueron obstáculo para que surgiera la chispa.
Después ser compañeros de estudios (ella negó rotundamente haber sido su secretaria personal), viajaron a Estados Unidos. Allí firmaron juntos los libros Breve antología anglosajona, una recopilación de una de sus grandes pasiones conjuntas como era la literatura inglesa; y Atlas, un compendio de sus viajes publicado en 1984 con impresiones del escritor.
En 1986 se casaron, tan solo dos meses antes de la muerte de Jorge Luis. Desde entonces, María Kodama ha trabajado incansablemente para preservar y difundir el legado literario de su marido. Incluso, años más tarde, creó en 1988 la Fundación Internacional Jorge Luis Borges que ha presidido hasta su muerte.
En 2019 se viosalpicada por la polémica con el presidente electo de la nación, Alberto Fernández, al rechazar la iniciativa de este de crear un Museo Borges con manuscritos donados por el empresario Alejandro Roemmers. Kodama afirmó entonces que los libros que iba a aportar el magnate habían sido "robados" a su esposo por una empleada doméstica. Tras las acusaciones, el aludido afirmó que tenía la "documentación necesaria" para demostar que adquirió esas obras de manera lícita.
Hoy, los seguidores de la pareja lamentan la triste noticia del fallecimiento de María y rescatan una frase lapidaria que Jorge Luis Borges plasmó en una de sus obras, tal vez pensando en la eternidad y en el encuentro de esasdos almas gemelas: "Si el espacio es infinito, estamos en cualquier punto del espacio. Si el tiempo es infinito, estamos en cualquier punto del tiempo" (El libro de arena, 1975)