La fama y ser el centro de toda la atención vienen, en muchas ocasiones, unidas de la mano y al igual que tiene su parte positiva, también hay un precio alto que pagar. Y eso mismo es lo que le ha pasado a Anabel Pantoja, sobrepasada por su popularidad, ha hecho un lamamiento desesperado a través de las redes sociales que no ha dejado indiferente a nadie.
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En medio del duelo por la muerte de su padre Bernardo Pantoja, el pasado mes de noviembre, y sobreponiéndose de su ruptura sentimental con el esgrimista Yulen Pereira, Anabel ha visto cómo su popularidad se convertía en un arma de doble filo, conlas cámaras del programa en el que colaboraba pendiente de sus movimientos e incluso rumoreando que habría rehecho su vida al lado de joven canario llamado Aransahi. Sin embargo, todas estas especulaciones sobre su vida y esa falta de libertad han hecho que la sevillana estallara haciendo así pública una dura reflexión con petición incluida.
Con los sentimiento a flor de piel y los ojos vidriosos, tal y como se muestra en las dos imágenes que la sobrina de Isabel Pantoja ha compartido con sus seguidores, Anabel ha relatado cómo se encuentra en estos momentos en los que la angustia se ha adueñado por completo de su vida y como le esta afectando el trato recibido por muchos de sus compañeros de televisión.
"Cuando decides callar, seguir adelante, intentar incluso disfrutar y por supuesto seguir, vivir sin tener que tener que justificarte, explicarte, dar razones o responder a las preguntas que te hacen por la calle, llega a ser una puñetera pesadilla", asegura. Además, Anabel ha confesado que siente que está siendo juzgada constantemente, sin margen de error, lo que le hace sentirse como "como una absoluta delincuente". “He tenido y sigo soportando a día de hoy que se me juzgue tanto en redes como en programas, lo mala hija que soy, que si no trabajo o a que me dedico, cuando llevo 15 años sin parar,si he sido mala esposa, por querer ser feliz y no hacer daño, si voy exigiendo o siendo borde por querer respeto en un funeral de mi padre, donde curiosamente la Guardia Civil iba a buscarme, otra locura de la que se me acusó y nadie me pidió perdón” cuenta.
Alejada de la pequeña pantalla desde hace un tiempo, la influencer que hace poco regresaba de acompañar a su tía por su gira por Estados Unidos ha reclamado un poco de anonimato y una buena dosis de libertad.
"Seguimos por mi actual situación, si estoy soltera, y sigo viviendo es que tengo que estar con el primero que cuenten o digan. Cuando ahora que lo pienso, estoy en mi puñetero derecho. Pero claro soy una chica sueltecita por andar por ahí. Un escándalo. Si lo hiciera un chico ni se hablaría tres horas todas las tardes" , se lamenta defendiendo su soltería.
Instalada en Canarias, Anabel tan solo desea ahora llevar una vida tranquila, en la que ella sea su única jueza y su mayor crítica. “
En resumidas cuentas, no hablo, no acuso, no cobro, no daño, no comento nada de nadie. Puede ser que dé un paso, vaya a trabajar, me tome una cerveza, me dé un abrazo, salga de fiesta, haga deporte, me dé un beso, vaya a los carnavales con amigos , suba una canción
a I nstagram, me vaya de viaje y no sea una puñetera tragedia. El nudo en el estómago y en la garganta de la impotencia no se llama ansiedad se llama, quiero vivir sin ser juzgada” acaba diciendo Anabel.
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Pero por si este delicado momento no fuera suficiente, la sobrina de Isabel Pantoja se despedía estos días del cantautor canario Nany Jiménez, de 33 años, quien fallecía esta semana tras sufrir un infarto y al que la influencer estaba muy unida. "Sin palabras. No entiendo muchas veces la vida. Gracias por dejarme tu talento y estos instantes que nunca olvidaré. El cielo tiene otra estrella" escribía Anabel junto a un vídeo en el que se le ve bailando frente al cantante.