En menos de un año la vida de la actriz Lindsay Lohan ha dado un giro que casi parece el guion de una de sus películas románticas. El pasado verano se casaba con el financiero Bader Shammas y la pareja acaba de anunciar que esperan su primer hijo en común. Buenísimas noticias para la actriz cuya vida en los últimos años nada tiene que ver con la sucesión de focos que la iluminó durante su infancia y adolescencia. Se marchó a Dubái para alejarse de un éxito que le acabó pasando factura y ha permanecido ajena a la atención mediática y la industria, con pequeños papeles, hasta que el pasado año regresó con un proyecto cinematográfico a la medida de sus anteriores éxitos. La popular pelirroja alcanzó la fama con solo once años como estrella infantil en Tú a Londres y yo a California, comedia romántica en la que daba vida a unas gemelas separadas al nacer que, tras reencontrarse, deciden intercambiar sus vidas.
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Después llegó su época como niña Disney, con títulos como Freaky Friday y Devuélveme mi suerte, y otra más gamberra con Chicas malas, en los 2000, que ha sido considerada como una de las películas de culto de adolescentes. Sin embargo con el triunfo en Hollywood llegaron las tentaciones con sustancias nocivas, las salidas nocturnas, los problemas familiares, los desencuentros con los directores de sus películas, con sus parejas… y los titulares marcados por el escándalo. Entre 2007 y 2013, estuvo en rehabilitación hasta en seis ocasiones e incluso estuvo en la cárcel por delitos como robo, conducción en estado de embriaguez y posesión de drogas. Una espiral destructiva que la hundía cada vez más y de la que no parecía sencillo salir a flote.
En una ocasión su padre Michael se responsabilizó por los problemas que tuvo su hija. Michael y Dina Lohan se separaron en dos ocasiones y se divorciaron en 2007, un momento en el que la actriz tenía 21 años y dejó de hablarse con él. Michael tuvo también algunos problemas con la ley, igual que le ocurrió a su hija. "Ella no tiene ninguna culpa de lo que le ha pasado. La culpa es mía y de Dina. Pusimos a Lindsay en el medio de nuestro divorcio y nuestro deber ahora es mejorar la situación" dijo su progenitor en declaraciones a Life & Style. Aunque parecía casi imposible que la actriz dejara atrás sus problemas y se rehabilitara, lo hizo. Con fuerza de voluntad tomó las riendas de su vida para enderezarla y el primer paso fue alejarse temporalmente de la interpretación y completar su rehabilitación.
Comenzó una nueva vida
La propia Lohan reconoció sus adicciones en una entrevista a corazón abierto con Oprah Winfrey en 2013. "Soy adicta al alcohol. En el pasado, el alcohol fue la puerta de entrada a otras cosas para mí. La cocaína era más una cuestión de las fiestas: la gente la tenía y yo la tomaba. Iba de la mano del alcohol". Tras sincerarse con la presentadora se dio cuenta de que tenía que cuidarse más, como reconoció hace unos meses. "Oprah me dio una perspectiva diferente de la vida y eso cambió realmente mi vida. Estaba cansada de cuidar de todos y estar presente para todos. Yo solo quería estar allí por mí y estar bien sola. Nos olvidamos de que estar solo está bien". Volvió a trabajar después de 2013 con algunos papeles en cine y también lanzando algún single, Back To Me, y unreality en MTV, pero no alcanzó el nivel que la había lanzado a la fama.
Las noticias que en los últimos años se escribieron sobre ella se centraban más en sus escándalos personales. El más sonado fue en 2016 cuando su prometido entonces, el millonario ruso Egor Tarabasov, la agredió en una playa de Mykonos, incidente que captaron las cámaras. Retirada de la excesiva atención en Dubái ha rehecho su vida con el economista Bader Shammas, con quien mantuvo una discreta relación y con el que se unió en una ceremonia íntima el pasado verano. Él parece haber devuelto la estabilidad a Lohan y también le ha traído suerte, pues el pasado diciembre la actriz anunció un acuerdo con Netflix para protagonizar al menos tres películas. Una de ellas se titula Falling for Christmas y en ella Lindsay encarna a una joven heredera malcriada que tras sufrir un accidente de esquí pierde todos sus recuerdos. Una comedia romántica que le va como anillo al dedo. El mismo que seguro mira estos días mientras acaricia la tripita en la crece su futuro bebé.