Los duques de Huéscar y los condes de Osorno confirman que el teckel es el perro más aristocrático

Aprovechando que la primavera está a la vuelta de la esquina y que las temperaturas están mejorando, los duques de Huéscar salieron a pasear con la pequeña Sofía, la menor de sus dos hijas, por el centro de Madrid. Con la bebé, que nació a principios de enero, el matrimonio emprendió un recorrido por la zona, desde el palacio de Liria hasta el parque del Oeste.

Durante este paseo, Sofía Palazuelo y Fernando Fitz-James Stuart se alternaron a la hora de llevar el carrito de la pequeña Sofía. Solo faltaba la mayor de sus hijas, Rosario, para completar esta imagen tan familiar y bonita. Pero, al producirse a mediados de la semana pasada, la niña, de tres años y medio, se hallaba en el colegio.

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No obstante, los duques de Huéscar contaron con otra divertida compañía: la de su mascota, un simpático teckel de pelo corto. Una presencia canina que pasó totalmente desapercibida para el resto de los viandantes, ya que el perrito iba escondido en la parte baja del carrito.

Ese mismo día, también nos encontramos con Carlos Fitz-James Stuart, el hermano menor de Fernando, y su mujer, Belén Corsini, paseando por la zona. En su caso, llegaban a Liria con su perrito, que, curiosamente, es otro teckel, aunque de pelo largo.

Casi dos años de casados

Los condes de Osorno no llegaron a cruzarse en la calle con los duques de Huéscar, con los que mantienen una estupenda relación. De hecho, los dos matrimonios residen en el mismo edificio, que está ubicado a escasos metros de Liria. De momento, Carlos y Belén, que cumplirán su segundo aniversario de casados el próximo mes de mayo, no se han animado a ser padres.

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Este es uno de los pocos puntos que distinguen a las dos mujeres de la Casa de Alba. Además de coincidir en la raza de sus mascotas, Sofía Palazuelo y Belén Corsini, siempre impecables, también guardan similitudes a la hora de elegir sus estilismos casual.