La sombra del bofetón que, hace un año, Will Smith propinó a Chris Rock es alargada; tanto que varias novedades de esta 95ª edición tenían mucho que ver con el monumental guantazo que, tristemente, ya forma parte de la apasionante historia de los Oscar . Entre los cambios más sonados de 2023, el adiós a la icónica alfombra roja y la bienvenida a la color champán, que se despliega frente al Dolby Theatre de Los Ángeles y se pisa con los zapatos más en tendencia del planeta. Jimmy Kimmel, el presentador de la gala, aporta una divertida razón para esta novedad cromática que a nadie deja indiferente: “La gente se pregunta si habrá violencia este año. Esperamos que no, pero creo que la decisión de que la alfombra sea color champán nos demuestra lo confiados que estamos de que no se derramará sangre”.
Bill Kramer, director de la Academia, defiende desde su trinchera este cambio con otro argumento más creíble: “Le pedimos a nuestro equipo —encargado de la decoración— un estilo que fuera bien para el día y la noche”. Y aunque algunos nostálgicos extrañan ese rojo intenso con el que se visten las calles de Hollywood en estas fechas tan especiales, otros más minimalistas y chic hallan en el nuevo color el mejor fondo para ese desfile de lujo, glamour y belleza que inunda la meca del cine y nos devuelve a los amantes del séptimo arte las ganas de soñar despiertos en las salas de cine o en las plataformas de hoy en día. Abróchense los cinturones de seguridad, porque esta alfombra y esta gala cuajada de estrellas (aunque se siente la ausencia de Tom Cruise , uno de los más esperados de la noche y nominado por primera vez como productor) está a punto de empezar.
Ana de Armas, reina en Hollywood
Ana de Armas vino a Hollywood, venció suspicacias y convenció a los más exigentes. Pese a quien pese, su interpretación de Marilyn Monroe en Blonde y su fabulosa transformación en la rubia más adorada del planeta le ha valido su lugar dorado en la meca del cine. Ya casi nadie se acuerda de sus meses de amor con Ben Affleck, y sí de su paso bamboleante, dramático y tierno por la pantalla grande. Por eso, nos ha regalado estilo mayúsculo en las últimas semanas. En una fiesta pre-Oscar, apareció con un sensual naked dress de David Koma, y en la noche de los Oscar recurre, como ha hecho a lo largo de toda esta temporada de premios, a un fabuloso diseño de Louis Vuitton de rompe y rasga, que requirió un trabajo de confección de más de mil horas. Gracias al corte sirena del vestido —y al maquillaje en tonos terracota—, Ana de Armas eleva el glamour de la velada. Y hace un guiño a España, el país de sus abuelos y al que ella llegó con 18 años —y dejó para empezar de cero en Hollywood—, con la falda de volantes flamencos. Como en el resto de alfombras —esas sí, rojas—, posa sola, pero en la gala, sentado a su lado, Paul Boukadakis, vicepresidente de Tinder, no suelta su mano, camino de celebrar dos años desde que los presentó un amigo común (y después, ya terminada la ceremonia, sí posan juntos en la fiesta posterior).
No pudo ser; Ana lo tenía difícil contra dos “contrincantes” que se habían llevado todo antes de la cita en el Dolby, pero la recordada Carolina de El internado ya ha hecho historia como la primera actriz cubana en lograr una candidatura a los Oscar. Llega con ganas de disfrutar del momento, pero los nervios no se pueden evitar ante un escenario semejante y con la aristocracia de Hollywood reunida, allí donde ella comienza a ser una más. “Es un momento muy especial, es una pena que Marilyn no tuviera un reconocimiento. Estoy muy muy feliz, después de tanto esfuerzo, de que este sea el final”, señala ante las cámaras de nuestro país. “Estoy sola, no está mi director —Andrew Dominik—, y me siento como que estoy representando a todos mis compañeros”, y añade que lo mejor de la temporada “han sido todos los momentos que he compartido con todos los actores nominados”.
Amor en los tiempos del Oscar: Nicole Kidman y Keith Urban fueron los más enamorados, camino de celebrar diecisiete años de casados
En la alfombra saluda a unos y otros y se abraza con Antonio Banderas , que le presenta a Nicole Kimpel, encargado también el malagueño de poner el toque made in Spain en la gran fiesta de cine —Antonio, que llegó a Estados Unidos sin hablar inglés, ha triunfado con El gato con botas, un personaje al que da vida desde hace dos décadas y que ha convertido en un héroe con acento—. Reparte encanto y simpatía sobre la alfombra champán, con su inseparable pareja desde hace casi nueve años, ambos vestidos de Pedro del Hierro, que Nicole adorna con joyas de Rabat. Están muy enamorados, y se nota. Ellos —con permiso de Nicole Kidman y Keith Urban— protagonizan en vivo y en directo las escenas más románticas de esta alfombra. Recién llegado a Los Ángeles, el actor no perdió la oportunidad de ver a su hija, Stella, y reencontrarse con Melanie Griffith —entre ellos hubo 20 años de amor y hoy queda una bonita amistad—. Y vuelve a la ceremonia, tras su paso en 2020, nominado por Dolor y gloria, porque El gato con botas: el último deseo optaba a estatuilla y para presentar uno de los premios —mejor película internacional, que fue para Sin novedad en el frente— junto a su compañera y amiga desde hace tres décadas, Salma Hayek.
Salma Hayek, Andie MacDowell, Jennifer Connelly, Colin Farrell… Todos presumieron de hijos
La actriz y productora mexicana vuelve a hacerlo. Veinticinco años después de su paso por la alfombra roja del brazo de Luis Miguel (en 1997), madame Pinault deslumbra con una acompañante de lujo, su hija Valentina Paloma, quien acaba de sorprender al mundo con su cambio de look. Salma, con un radiante vestido de Gucci de escote cerradura, se muestra muy orgullosa de su hija, quien, a los quince años, vive llena de emoción sus primeros Oscar. Valentina Paloma luce un vestido rojo, como rojo también lo eligió una de sus mejores amigas del medio, Bu Cuarón, la hija de Alfonso Cuarón —el cineasta perdió el Oscar a mejor cortometraje por Le pupille—.
Kate Hudson, Eva Longoria…Los metalizados y la pedrería fueron tendencia en la alfombra, que este año, por primera vez, era color champán
Porque los Oscar son también un asunto de familia. Presumiendo de su hijo Stellan, de 19 años, llega Jennifer Connelly, la estrella de la película más taquillera del año, Top Gun: Maverick, que, según palabras de Spielberg, ha salvado a Hollywood. Brendan Fraser, el favorito y uno de los más aclamados en su paseo al triunfo gracias a su papel en La ballena, rodeado de su familia; Colin Farrell, candidato por Almas en pena de Inisherin, sonríe orgulloso junto a su hijo Henry, de trece años. Mientras, Andie MacDowell, exponente de la belleza al natural, sonríe a los fotógrafos y abraza a Rainey, la mayor de sus tres hijos.
Brendan Fraser y Colin Farrell tienen mucho en común: además de su amor incondicional por la actuación, los dos son padres de jóvenes con capacidades especiales: Griffin, el hijo mayor de Brendan, tiene 20 años y sufre autismo. En el caso de Colin, su hijo James padece una enfermedad genética que afecta a su sistema nervioso, a su capacidad lingüística y a su desarrollo psicomotor. Ambos actores conocen las mieles y el glamour de Hollywood, pero también la lucha incesante como padres de familia para lograr una mayor calidad de vida para sus hijos.
Una espectacular Halle Berry, que hizo historia en 2002 al ganar la dorada estatuilla, jugó con las aberturas de su impresionante vestido
De Rihanna a Lady Gaga
Por la alfombra desfila la belleza, el glamour y las más espectaculares joyas. Como hace Cara Delevingne , la mujer que rinde homenaje a Angelina Jolie. En esta ocasión, con un fabuloso vestido rojo de Elie Saab, hace uso de la vertiginosa abertura lateral y muestra pierna con ese “efecto Jolie” que marcó una época. (¿No da un poco de vértigo recordar que aquella aparición sobre la alfombra roja de Angelina Jolie, con su vestido Versace, ocurrió en 2013, hace exactamente diez años?).
Rihanna, embarazada de su segundo hijo, y Lady Gaga, las dos en negro y con transparencias, se enfrentaron por el Oscar a la mejor canción original, que finalmente ninguna se llevó
Una de las presentadoras más esperadas de la noche, Eva Longoria, apuesta también por la moda made in Libano, pero en su caso con un imponente Zuhair Murad de corte boho chic y pronunciado escote en ‘V’ que deja poco a la imaginación. Curiosamente, frente a las tonalidades elegidas por Ana de Armas y Cara Delevingne, muchas actrices y cantantes se han dejado seducir por la elegancia del negro. Lady Gaga, que no confirmó hasta el último momento su actuación en los Oscar, deslumbra con un vestido de transparencias de Versace, con un escote en la espalda que se ha hecho viral, y Rihanna, embarazada de su segundo hijo —como confirmó durante el intermedio de la Super Bowl— aparece enfundada en un favorecedor diseño de Alaïa. Como anécdota de la velada, Lady Gaga deja de lado su desfile por la alfombra y corre a socorrer a un fotógrafo que se cae vencido por el peso de sus cámaras.
Las princesas y estrellas de Disney se convirtieron en grandes protagonistas de la alfombra: de Halle Bailey, la nueva Sirenita, a Austin Butler
Por su parte, Cate Blanchett, la divina Cate Blanchett, excepcional en Tár, la película que le supuso tal esfuerzo interpretativo que la dejó exhausta, da lecciones de estilo con su vestido bitonal de Louis Vuitton. Y la tarde de Los Ángeles sigue trayéndonos sorpresas estilísticas, con toques angelicales y bridal, de la mano de las siempre impecables Michelle Williams (fiel a Chanel), Michelle Yeoh (de Dior), Zoe Saldana (de Fendi), Halle Berry (de Tamara Ralph) o Jessica Chastain, con un Gucci de lentejuelas para quitar el sentido.
Conmueve la entrañable Jamie Lee Curtis (de quien hablaremos más adelante por su emotivo discurso al lograr su Oscar por Todo a la vez en todas partes»), muy elegante de Dolce & Gabbana, y sumamente cariñosa con su marido, Christopher Guest. También conmueve el bueno de Guillermo del Toro, del brazo de su actual mujer, Kim Morgan. Una hora después, más o menos, de su paso por la alfombra, gana su tercer Oscar, esta vez a mejor película de animación por Pinocho. Y desde el escenario del Dolby se lo dedica “al amor de mi vida”, a Kim, con quien contrajo matrimonio en 2021.
Sofie Carson, que también inició su carrera en la factoría de Mickey Mouse, llevó un espectacular collar y subió al escenario para cantar
En pareja también se vive la noche del cine. Hugh Grant —muy comentado el desaire en la alfombra a la presentadora Ashley Graham— fue con su mujer, Anna Eberstein; Zoe Saldana —protagonista del otro éxito en cines de este año, Avatar: el sentido de agua — con su marido, Marco Perego, padre de sus tres hijos; Halle Berry deslumbró en su regreso a la alfombra junto a su pareja, el músico Van Hunt; Daniel Brühl fue con su mujer, Felicitas Rombold; Steven Spielberg con Kate Capshaw, y la premio nobel de la Paz Malala Yousafzai, que acudía a los Oscar como productora del corto documental Stranger at the Gate, acompañada de su marido, Asser Malik, con quien se casó a finales de 2021.
Florence Pugh, uno de los nuevos rostros del cine, se convirtió en el blanco de todas las miradas con un estilismo nada convencional
Desafortunadamente, dos de las parejas que hubiéramos querido ver (a saber, y por soñar, Brad Pitt e Inés de Ramón, y el nuevo Elvis, Austin Butler , con esmoquin de Yves Saint Laurent, acompañado por Kaia Gerber) no nos dieron el gusto. Eso sí, los segundos tenían una sorpresa guardada para las fiestas posteriores.
Cara Delevingne apostó todo al rojo con un diseño vintage, sacó su lado más sofisticado y evocó al Hollywood clásico
De dardos y de lágrimas
Regresemos al aquí (Hollywood) y al ahora (la noche de los Oscar). Jimmy Kimmel lo tiene difícil, pero sale al escenario con todas las tablas del mundo. Después del descalabro de 2022, por la desafortunada broma de Chris Rock a Jada Pinkett Smith y la subsiguiente bofetada, más que conocida, el presentador lanza dardos a diestra y siniestra, pero sin el humor negro reinante en otras ediciones. Como no podía ser menos, se refiere al incidente protagonizado por Will Smith: “Si alguien comete hoy un acto de violencia, se le dará automáticamente el Oscar de mejor actor… y tendrá que realizar un discurso de nueve minutos”. También exhorta al público a hacer lo mismo que el pasado año: “Es decir, nada”.
Margot Robbie no pasó por la alfombra, pero brilló en el escenario con un diseño de lentejuelas, al igual que Salma Hayek, que presentó un premio con Antonio Banderas, su amigo desde hace 30 años
Hay risas. Algunas francas, otras nerviosas, pero las caras de Steven Spielberg o Nicole Kidman parecen decirlo todo. En esta ocasión, se nota que no está el horno para muchos bollos. Para contrastar esta rigidez, se agradecen los discursos de los primeros premiados, emotivos y auténticos, que provocan lágrimas en todos los asistentes. Nos referimos a los pronunciamos por los ganadores en las categorías de mejor actor y mejor actriz de reparto (ambos actores de Todo a la vez en todas partes): el vietnamita Ke Huy Quan y Jamie Lee Curtis. En el primer caso, Huy Quan revela entre lágrimas: “Mi mamá tiene 84 años y está en casa viéndome… ¡Mamá, acabo de ganarme un Oscar!”. Comparte con el público asistente y con todos los televidentes su inspiradora historia: al salir de Vietnam vivió un año, con su madre, en un campo de refugiados. De ahí al escenario de los Oscar: “Tienes que creer en los sueños —pide de manera vehemente a los millones de personas que reciben su mensaje—. A todos: por favor, mantengan vivos sus sueños”.
Por su parte, Jamie Lee Curtis (estupenda a los 64 años) mantiene el tipo y el encanto en su breve discurso; no puede evitar quebrarse cuando recuerda a sus progenitores, dos leyendas de Hollywood: Janet Leigh (nominada a la preciada estatuilla por Psicosis en 1961) y Tony Curtis (nominado por Fugitivos en 1959).
El reencuentro de Indiana Jones y Tapón 40 años después: Harrison Ford entregó el séptimo Oscar a Todo a la vez en todas partes y abrazó a Ke Huy Quan
Como curiosidad, para los amantes de los datos y las cifras, los actores y actrices ganadores del Oscar no se van a casa más ricos, sino con la preciada estatuilla dorada de cuatro kilos, creada con una aleación de cobre, estaño y antimonio y bañada en oro de 24 kilates. Es decir, económicamente hablando, no es un premio estratosférico, pero sí existe el “efecto Oscar”, por el cual los ganadores logran despertar el interés de los grandes estudios y los directivos están dispuestos a pagarles hasta un 20 por ciento más que antes de su gran noche. Por su parte, los nominados reciben un “premio de consolación”, la bolsa conocida como Everyone Wins, que contiene productos de belleza, pero también vales para viajes y otras experiencias de lujo.
Los reencuentros
En la alfombra, Salma Hayek había disfrutado mucho con el actor chileno de moda, Pedro Pascal, estrella del momento gracias a la serie The Last of Us y la tercera temporada de The Mandalorian, pero, ya en el interior del teatro, la actriz veracruzana se alía con Antonio Banderas para presentar el Oscar a la mejor película internacional. Bien es cierto que a Salma se le nota cuál era su favorita (Argentina, 1985, protagoniza da por Ricardo Darín), pero el “tío Oscar” cae en manos de la alemana Sin novedad en el frente. Dos curiosidades al respecto: la versión cinematográfica de la novela de Erich Maria Remarque de 1930 ganó el Oscar a mejor película y esta nueva versión cuenta con el actor hispano-alemán Daniel Brühl como productor ejecutivo. En fin, que la noche sí está teniendo su potente acento español… y británico, porque si hay otra pareja de ficción inolvidable (especialmente para los amantes del cine romántico) esa es la formada por el british Hugh Grant y la bellísima Andie MacDowell (¿quién puede olvidar Cuatro bodas y un funeral?), presentadores del Oscar en la categoría de diseño de producción. Hugh Grant es todo un gentleman con Andie MacDowell, quien, coqueta y aceptando el paso del tiempo, se pone sus gafas de ver de cerca para leer el contenido del sobre.
El ritmo de la gala no es tan trepidante como en otras ocasiones, a pesar del buen hacer de Jimmy Kimmel (con momentos memorables, como la invitación al escenario de un burro) y de los números musicales de Lady Gaga (Hold My Hand, tema de Top Gun: Maverick) y Rihanna (Lift Me Up, de Wakanda Forever, un homenaje al fallecido Chadwick Boseman). Sin embargo, a pesar del poder vocal y el carisma de ambas, gana el Oscar el tema Naatu Naatu, de la cinta RRR. Después de este premio, John Travolta rompe a llorar sobre el escenario. Llega el momento del In Memoriam y el actor no puede evitar emocionarse por los amigos perdidos, entre ellos la inolvidable Olivia Newton-John. Lenny Kravitz, frente al piano, les dedica una canción emotiva y tierna. Yendo a un asunto más prosaico, ¿quién recuerda el amor fugaz vivido, allá por 2003, entre el cantante, ganador de cuatro Grammy, y Nicole Kidman? Este es uno de esos reencuentros peculiares que nos suele regalar la noche mágica de los Oscar. Probablemente, se cruzaron entre bambalinas, porque, poco después de salir Lenny Kravitz del escenario, entra al mismo Nicole Kidman para presentar la categoría de mejor director. And the Oscar goes to... Daniel Kwan y Daniel Scheinert, más conocidos como “los Daniels”, por Todo a la vez en todas partes, la película que partía como gran favorita con once nominaciones.
Brendan Fraser, el renacido, fue el ganador más emocionado, y para su hijo Griffin, diagnosticado de autismo a los dos años, fueron sus palabras más sentidas
Brendan Fraser y Michelle Yeoh hacen historia
Continúa el buen ánimo en el Dolby Theatre, a pesar de que, por las críticas recibidas el año pasado, en esta edición se han entregado en directo las 23 categorías y, como se avisó dos horas y media antes el presentador, la gala va a ser larga. Jimmy Kimmel se cambia de chaqueta. Va de blanco; como de colores claros y fulgurantes aparecen en escena Jessica Chastain y Halle Berry para entregar el Oscar al mejor actor. Austin Butler (excepcional en Elvis) sabe perder con elegancia y aplaude el emotivo discurso de Brendan Fraser, el actor que ha resurgido de sus cenizas y ha demostrado que en Hollywood siempre hay segundas y sorprendentes oportunidades. Contra todo pronóstico, porque la gran favorita era Cate Blanchett, gana el Oscar a mejor actriz Michelle Yeoh. La intérprete malaya de origen chino, que trabajó durante años junto a Jackie Chan, y protagonista de Todo a la vez en todas partes se ha convertido en la primera actriz asiática, y en la segunda no blanca (tras Halle Berry), en ganar un Oscar en esta categoría. “Chicas, no dejen que nadie diga que ya pasaron lo mejor de su vida ni su mejor etapa”, pronuncia Michelle Yeoh, de 60 años, ante el público del patio de butacas, que aplaude a rabiar.
Ana de Armas hizo un guiño a España con su vestido de inspiración flamenca
A estas alturas de la noche está cantado (o casi) quién va a ganar en la categoría de mejor película. Sale al escenario el incombustible Harrison Ford, toda una institución hollywoodiense, con el sobre que revelará el último gran misterio de la noche. Y sí, finaliza la velada con el gran abrazo de Indiana Jones y Tapón, pero sin sorpresas, porque la ganadora es esa curiosa y alocada comedia de ciencia ficción, pergeñada durante la pandemia, y estrenada hace un año sin ningún ruido, llamada Todo a la vez en todas partes, la absoluta triunfadora de la noche con siete Oscar a su favor.
Póker de ganadores “debutantes”: Brendan Fraser; Michelle Yeoh, primera asiática que logra el premio; Jamie Lee Curtis, y Ke Huy Quan
Los invitados de la gala abandonan el patio de butacas, se apagan las luces del Dolby Theatre, se recoge la alfombra champán, se graban los nombres de los ganadores en el “tío Oscar”, se descorchan los espumosos más selectos para brindar por la meca del cine, porque, a pesar de sus 95 años de existencia, en la noche mágica del cine, Hollywood sigue incendiándose de fiesta en fiesta.
Jaime Lee Curtis, de 64 años, recordó con su Oscar en la mano a sus padres, dos leyendas de Hollywood, que nunca se llevaron la estatuilla: Tony Curtis y Janet Leigh