Todo lo que tiene que ver con el autobombo no va con ella. Nunca lo ha buscado ni necesitado para convertirse en The Best. O lo que es lo mismo, en la mejor futbolista del mundo. Hablamos de Alexia Putellas, la capitana del F. C. Barcelona Femenino, club con el que ha conseguido un palmarés envidiable. Su tenacidad no conoce límites, ni en los campos de fútbol ni en su vida, y lo ha demostrado de nuevo. A sus veintinueve años, cumplidos el 4 de febrero, ha vuelto a hacer historia logrando su segundo The Best FIFA, que suma a sus dos Balones de Oro consecutivos.
Icono del deporte al más alto nivel, se ha convertido en un modelo a seguir y en un referente para miles de niñas en todo el mundo. Sin embargo, no todo ha sido un camino de rosas en su trayectoria. Hace seis años estuvo a punto de dejar el Barça por un problema de salud mental, tal como confesó, y hace ocho meses sufrió una grave lesión. Ahora, mientras apura su regreso a los terrenos de juego, se ha unido, como embajadora de Mango, al proyecto Goals, una iniciativa que, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, ha puesto en marcha la firma con Save the Children para fomentar durante los próximos dos años el acceso a la educación y el deporte de más de cuatro mil personas (un 70 % de las cuales serán niñas y mujeres) en la India: “Ayudar a través de la educación y el deporte siempre es algo que he tenido en mente, por eso me encantó desde el principio la idea de poder participar en este proyecto y, especialmente, que estuviera enfocado a los hijos y a las hijas de los trabajadores del textil en dos zonas de Bangladesh”, nos cuenta.
—¿Qué supone para ti ser embajaora de Mango? ¿Te identificas con la firma?
—Colaborar con una marca tan reconocida y con la que comparto valores que para mí son muy importantes es un privilegio, más aún cuando ves que no solo se preocupan de producir y vender ropa, sino de sumar esfuerzos para avanzar hacia la igualdad y promover que niñas y niños puedan llegar donde se propongan.
—¿Cuál será tu cometido? ¿Qué consideras que puedes aportar, como profesional del deporte, a los objetivos que se persiguen?
—Mi cometido como embajadora es dar visibilidad a este proyecto, que, además, he ayudado a desarrollar con el foco puesto sobre todo en el fomento del deporte. Además, hemos diseñado una camiseta solidaria, cuyos beneficios producidos serán destinados íntegramente a apoyar este y otros proyectos de Save the Children.
“Me hace ilusión optar a los premios y ganarlos me produce una satisfacción increíble, pero, aunque son individuales, nunca los habría conseguido si no fuera por mis compañeras”
—¿Siempre has sido una mujer comprometida?
—Soy una mujer que cree en el desarrollo de la sociedad y en el cambio y por eso me gusta comprometerme con lo que hago intentando conseguir los máximos resultados positivos posibles.
—La promoción de la educación en la infancia es uno de los proyectos junto a Save the Children, ¿esa carencia es una de las injusticias sociales que más te llegan al corazón?
—Me parece que es una de las injusticias sociales que más perjudican, ya que la educación es la base de todo en la vida. Lamentablemente, en ciertos lugares del mundo, existen situaciones en las que las niñas y los niños tienen muy difícil el acceso a ella, lo que les perjudica gravemente tanto en su infancia como en sus perspectivas de futuro. Por eso queremos ayudar y dotar de más recursos a las mujeres y sus comunidades para que sus hijos tengan mayores posibilidades de acceso a los recursos educativos.
—¿Qué es lo que más te preocupa de la infancia de cara a formar el día de mañana tu propia familia?
—Lo que más me inquieta es que se estereotipen las cosas. Cuando eres pequeña, parece que solo los niños son los que juegan al fútbol y que las niñas no pueden. Lo he vivido yo. Hay que normalizar que nosotras también podemos jugar a lo que queramos y ser lo que queramos.
—¿Qué recuerdos tienes de tu niñez y tu etapa escolar?
—Mis recuerdos de la infancia son los de estar jugando siempre al fútbol con niños, de estar siempre pegada a un balón y de ver muchos partidos con mi padre, con quien comentábamos todas las jugadas.
“Estamos haciendo las cosas bien y hemos mejorado y abierto muchas puertas, pero aún nos queda un largo camino por recorrer”
—¿Te imaginaste alguna vez que ibas a vivir del fútbol profesional, recorriendo el planeta?
—No, nunca te imaginas que vas a llegar a lo más alto, simplemente juegas al fútbol porque te encanta y es tu pasión. Poco a poco, van pasan do los años y ves que vas subiendo de categoría, que cada vez empiezas a viajar más, a jugar más partidos y a estar en más competiciones. Es ahí cuando te das cuenta de que es tu trabajo y te conviertes en jugadora profesional.
—¿Qué momentos dirías que te han marcado más en tu trayectoria?
—En mi carrera ha habido de todo, momentos en los que estás bien y en los que no estás tan bien, pero, sin duda, la lesión de la que me estoy recuperando ahora es uno de los que más me han marcado.
—¿Y de cuál de tus muchos logros y premios estás más orgullosa?
—¡De todos! Me hace ilusión optar a los premios y ganarlos me produce una increíble sensación de satisfacción, pero siempre digo que, aunque son individuales, nunca los habría conseguido si no fuera por mis compañeras de equipo.
—¿Sientes que has roto barreras?
—Mis compañeras y yo estamos rompiéndolas, pero aún nos quedan muchas por romper. Cada vez hay más niñas que quieren jugar y ser futbolistas, cada año nos estamos profesionalizando más y, poco a poco, vamos teniendo más audiencia y más gente interesada en nuestros partidos. Estamos haciendo las cosas bien y nos sentimos orgullosas de ello.
—¿Qué sueños te quedan por cumplir a ti?
—Los sueños que me quedan por cumplir son los de seguir ganando el máximo de títulos posibles con mi equipo y ver cómo vamos avanzando y profesionalizando cada vez más el fútbol femenino. Y, sobre todo, ver que todas tenemos las mismas oportunidades.
“Cada vez hay más niñas que quieren jugar y ser futbolistas y, poco a poco, vamos teniendo más audiencia y más gente interesada en nuestros partidos”
—¿Alguna vez sufriste discriminación por ser mujer y querer involucrarte en un deporte que era visto como de hombres?
—Lo que siempre cuento es que, cuando era pequeña, mi equipo de fútbol siempre era el que entrenaba más tarde porque lo hacíamos cuando ya habían acabado de entrenar los de los chicos. Tampoco teníamos entrenador. Siempre era el padre de una de las compañeras el que venía a entrenarnos y nos proponía unos ejercicios durante esa hora de entreno.
—¿Qué es lo mejor de ser mujer y de ser futbolista?
—Que podemos dedicarnos a lo que queremos libremente sin que nadie nos juzgue y que cada vez está más normalizado que las chicas puedan ser también futbolistas profesionales.
—Si te concediera un deseo con motivo del Día Internacional de la Mujer, ¿cuál pedirías?
—Que todas tuviéramos las mismas oportunidades y los mismos recursos que los hombres en el mundo del fútbol.
—¿Celebras de alguna manera este día?
—Sí, claro. Me gusta celebrarlo para ayudar a visibilizar la desigualdad de género y reivindicar la lucha por la igualdad de derechos para las mujeres en todos los ámbitos: social, deportivo, económico…
“Los sueños que me quedan por cumplir son los de seguir ganando el máximo de títulos posibles con mi equipo y ver cómo vamos avanzando y profesionalizando cada vez más el fútbol femenino”
—¿Qué desigualdad te molesta más que ninguna otra en el mundo del fútbol?
—Lo que más me molesta es la falta de recursos y de oportunidades. Todos debemos tener las mismas para poder llegar a ser lo que queramos.
—¿Crees que el fútbol femenino en España ya ha hecho lo suficiente para demostrar que no es de hombres nada más?
—Estamos haciendo las cosas bien y hemos mejorado y abierto muchas puertas, pero aún nos queda un largo camino por recorrer. De momento, equipos masculinos de primera división que antes no tenían equipo femenino ahora los están creando, así que estamos en un buen momento.
—Por último, ¿qué le dirías a una niña que quiere jugar al fútbol y no se atreve a dar el paso? ¿Te piden muchas consejo?
—Lo que le diría es que haga lo que desea, que disfrute y también que sea buena persona, que ayude a los demás y que se lo pase bien haciendo lo que más le gusta mejorando día a día y sin rendirse nunca.