En un año de numerosas bodas reales, acabamos de conocer otra que tendrá lugar el próximo otoño: la de Louis-Nicolas Crépy de Orleans , nieto de los príncipes Michel y Beatriz de Orleans, con la española Carolina Torio Ballester. El mayor de los cinco hijos de la princesa Clotilde y el economista francés Édouard Crépy vive desde hace dos años en Madrid, lugar donde reside también su abuela, la princesa Beatriz. “Lo estoy viviendo con una mezcla de emoción y alegría”, nos comenta la fundadora de la Asociación Española del Lujo. “Es el primer nieto que se casa y es un reflejo de que la vida pasa, del futuro, de otra familia que van a crear...”, añade.Louis-Nicolas, que es gerente de marketing, pidió matrimonio a Carolina, que trabaja en una consultoría farmacéutica, el pasado 20 de noviembre, “en los jardines del castillo de Chantilly, en Francia”, y el pasado 21 de febrero, “hicimos la petición de mano oficial en Madrid, con toda la familia, en casa de mis suegros”, nos cuenta el novio, que subraya que fue una celebración muy familiar. “Vino mi abuelo, el príncipe Michel de Francia, con su mujer, Bárbara, desde París y fue una ocasión de reunirnos, ya que estamos todos repartidos por el mundo. Mis padres, que viven en Estados Unidos, también estuvieron aquí”.
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—Louis-Nicolas, ¿cuándo y dónde será la boda?
—Será en octubre en Valencia, en la catedral. La familia materna de Carolina es de Valencia, por eso hemos decidido hacerlo allí. Sus padres también se casaron en la catedral. Además, es una ciudad maravillosa, que nos encanta. Es perfecta para la boda.
—¿Cómo se conocieron?
—Nos conocimos en Madrid en la fiesta de cumpleaños de una prima mía hace ya diez años. Carolina tenía quince años y yo, diecisiete. En ese momento vivíamos en países diferentes. Ella estaba en Madrid y yo en Estados Unidos, y logramos mantener la relación durante ocho de esos diez años en la distancia. Al final, cuando ella terminó sus estudios en Boston, yo me mudé aquí, a Madrid, porque era la época del covid y tenía la oportunidad de teletrabajar, así que me mudé a Madrid para poder estar con Carolina.
—¿Qué destacaría de su prometida?
—¡Todo! —Ríe—. Lo que más me atrajo de ella fue su sentido del humor y su alegría. Siempre es positiva, siempre está contenta y siempre sonriendo.
—Y a usted princesa, ¿qué le parece Carolina?
—Es ideal y estupenda, pero además es católica, que para nosotros es muy importante. Es inteligente, culta, muy internacional; habla en todos los idiomas, es muy trabajadora, tiene un supertrabajo y, sobre todo, tiene los mismos valores que nosotros. Viene de una familia que es ejemplar, muy unida. Porque para mí es muy importante la unidad familiar. Tengo una voluntad feroz de salvaguardar la unidad de mi familia.
—De hecho, llama la atención lo bien que se lleva con su exmarido y su mujer, Bárbara. ¿Cómo han logrado esa armonía?
—Sí, nos alegramos muchísimo cuando Michel se volvió a casar, porque Bárbara es una mujer estupenda, de buena familia, con los mismos valores que nosotros. Los hijos de Barbara son muy amigos de mis hijos de toda la vida, con lo cual ha sido una especie de unión de dos familias. Ha sido una especie de punto de encuentro muy positivo.
—Tiene once nietos y en alguna ocasión ha dicho que le encanta ejercer de abuela. ¿Le gustaría que Louis-Nicolas y Carolina la hagan bisabuela pronto?
—Por supuesto. Hay que darles tiempo, pero por supuesto. Me encantaría tener un bisnieto porque es como un paso adelante. Sí, me gustaría mucho que tuvieran un hijo.
—Louis-Nicolas, ¿cómo estará implicada su familia en la boda?
—Los hijos de mi tío, el príncipe François, serán los niños del cortejo de honor y la hija de mi tío, el príncipe Charles Philippe, y el hijo de mi tía, la princesa Adelaide, llevarán los anillos.
—Beatriz, ¿asistirá algún miembro de la Familia Real española?
—Están todos invitados, por supuesto. Son parte de nuestra familia.
—Siempre ha tenido una excelente relación con el Rey don Juan Carlos. ¿Le gustaría que pudiera venir a la boda?
—Eso sí que sería un gran honor y una gran alegría, pero ya veremos. Ojalá que pudiera venir.