Muchos son los frentes abiertos que mantienen en vilo a Isabel Preysler estas últimas semanas. Desde su separación de Mario Vargas Llosa, la supuesta mala relación que mantiene con su futura consuegra, o los dardos envenedados que lanzan contra sus hijos, lo cierto es que Isabel no está pasando por su mejor momento mediático.
La última polémica que ha hecho desestabilizar los pilares de su tranquilidad ha sido la entrevista que Laura Boyer , hija mayor del exministro, concedía a la revista Semana quince días antes de su muerte. La economista falleció después de dos años luchando contra el cáncer, pero no podía irse sin dar su testimonio. Sin hablar por última vez y desvelar su versión de los hechos que se sucedieron después de la muerte de su padre, en 2014, con motivo de la herencia que Boyer dejó para repartir entre su familia. La entrevista guarda duras declaraciones, muchas de ellas dirigidas a Isabel , ante las cuales Isabel ha admitido estar muy dolida, pero ha decidido mantenerse en silencio y no desmentir ni confirmar nada.
Según explicaba Javier Ruiz Paredes, abogado de Isabel, “Miguel decidió repartir sus bienes de la forma más habitual y común en los matrimonios: a la viuda, el usufructo que legalmente le correspondía, además del tercio de libre disposición; y a sus tres hijos los dos tercios restantes de la herencia, a partes iguales, sin mejoras ni diferencias entre ellos”. La herencia constaba de pocos bienes para repartir y muchas complicaciones debido a que Miguel no era un hombre rico y, especialmente, durante el periodo que duró su enfermedad, había costeado muchos tratamientos médicos. “Hubo una gran cantidad de gastos, especialmente por los honorarios de los sanitarios que intervinieron en su recuperación física. El dinero que tenía Miguel se fue gastando en todo esto, hasta que se gastó del todo”.
En ese momento, según cuenta el abogado de Isabel, ella misma intervino con su propio dinero para sufragar los gastos médicos de su marido. “Isabel me pidió que comunicara al albacea que sacara los gastos de recuperación pagados por ella. Nunca quiso que se los devolvieran, nunca los reclamó. Jamás pidió nada a los hijos de Miguel ni a su propia hija. Esto fíjate que nunca se ha dicho y es importante que se conozca”.
El reparto de la herencia dio lugar a muchos desacuerdos que no llegaron a solucionarse hasta cuatro años después, en 2018, cuando consiguieron poner en orden los diferentes asuntos y cumplir con la voluntad del difunto. Sin embargo, Laura terminó renunciando a su parte de la herencia, en opinión de Javier, “mal asesorada”, a la vez que sostiene que dicha herencia fue repartida de forma absolutamente equilibrada. Dicho argumento también ha sido respaldado por la abogada de la familia Boyer, Purificación Pujol, quien asegura que “el reparto se hizo con una regularidad te diría que incluso excesiva. Isabel quería que todo quedara clarísimo”.