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Tamara e Íñigo están tan comprometidos el uno con el otro como con su fe. De hecho, además de estar acudiendo a los cursos prematrimoniales, la marquesa de Griñón y su prometido van juntos a Misa. Así lo comprobamos hace unos días, cuando Íñigo acompañó a Tamara a la iglesia de Santa Bárbara, en pleno centro de Madrid, a pocos metros de donde el empresario tiene fijada su residencia. Tras la Misa, ambos acudieron a cenar en compañía de una pareja de amigos, donde pudimos ver a la aristócrata con su anillo de compromiso.
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A pesar de que Tamara asegura que permanece viviendo con su madre, lo cierto es que cada vez hace más vida en el barrio de su chico. De hecho, hace unos días, volvimos a verla paseando a sus perras, ‘Jacinta’ y ‘Vainilla’, por la zona. De momento, ella tiene intención de seguir viviendo en Miraflores hasta que le den su nueva casa. Aunque confiaba terminar la reforma en febrero, las obras se están alargando un poco y ahora tendrá que esperar hasta abril.
Tras presentar su colección cápsula en la Semana de la Moda de Madrid, la prioridad de Tamara es continuar con los preparativos de su boda , que se celebrará el próximo 8 de julio en El Rincón, a las afueras de Madrid. Al menos, ya se ha probado la primera versión de su vestido de novia. Así lo hizo hace unos días en su visita al atelier de Sophie et Voilà en Bilbao.
Otra incógnita para la boda
Lo que no sabemos es si Boris Izaguirre acudirá a la boda, porque llevan cuatro meses sin hablar con Tamara. “Estamos distanciados por un artículo que escribí, en mi opinión, bastante equivocadamente”, ha confesado el escritor, antes de añadir: “No sé cómo volver a pedir perdón. Ya lo he intentado varias veces”.