Sara Carbonero está rodeada de mujeres maravillosas y de vez en cuando se emociona al hablar de ellas. Si hace unos días aseguraba que le debía todo lo que es a su abuela materna, de 98 años, ahora ha dedicado una preciosa carta a su madre, Goyi Arévalo, con motivo de su cumpleaños. "Al ejemplo de que todo se soluciona con el corazón por bandera, sea lo que sea lo que se te ponga por delante. A la más dulce, generosa y fuerte. A mi puerto seguro, mi mar en calma, mi cable a tierra", ha comenzado diciendo la periodista junto a varias fotos de su progenitora.
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"A la responsable de mis recuerdos de infancia más felices, de los baños en el mar de Nerja o Gandía embadurnada de crema de la protección más alta, de los abrazos sanadores con olor a Carolina Herrera cuando me dolía algo o de los paseos por el parque en otoño recogiendo hojas con sus guantes de piel", ha añadido.
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La periodista, de 39 años, le ha dado las gracias a su madre por ser "la culpable de que mis libros fueran los mejor forrados del cole y de que Serrat sonara en el tocadiscos sin parar". También por ser la persona "que me hacía la coleta cada mañana y me vestía igual que a mi hermana, aunque a ninguna de las dos nos gustara mucho esta opción".
Sara admira "la paciencia inagotable" de su madre y que sea "consuelo en cualquier lugar, momento y circuntancia de la vida". Según la periodista, su progenitora "siempre está", para lo bueno, para lo malo, "y también, a la que me sigue regañando si ve una zapatilla desordenada y preguntándome a qué hora vuelvo". Por último, Sara ha felicitado a su "mamá coraje" por ser "la que me carga las pilas, me pinta las alas y me ha dado no sólo la vida sino la lección más grande sobre cómo vivirla".
Siempre discreta, Goyi ha evitado hacer declaraciones sobre su hija, tan solo se pronunció en julio de 2013, cuando se confirmó que iba a ser madre por primera vez con Iker Casillas. "Estamos muy felices y ellos están muy contentos", dijo entonces con una gran sonrisa. También ha hecho gala de esa discreción en los momentos más complicados de la vida Sara, como sus ingresos hospitalarios o su separación del portero. Goyi siempre ha estado al lado de su hija, en un segundo plano, velando por su bienestar y el de sus nietos, Martín y Lucas, de nueve y seis años.
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