Desde la inesperada reconciliación que anunció ¡HOLA! a principios de enero, Tamara Falcó no había reaparecido públicamente con Íñigo Onieva. Por eso, ambos revolucionaron la Semana de la Moda de Madrid al acudir juntos al desfile de Pedro del Hierro, donde la marquesa de Griñón presentó su colección cápsula para la firma. Además de recibir un romántico beso de su chico, Tamara habló con ¡HOLA! y se confesó “emocionada” con los preparativos de su boda, que celebrará el 8 de julio en El Rincón.
—¿Nerviosa con los preparativos?
—Es emocionante. Hay muchos equipos que nos están ayudando, así que guay. Creo que todo saldrá bien.
—¿Íñigo se está implicando?
—Muchísimo. Y en todo. Bueno, hay algo en lo que no se esté implicando —ríe—. En el vestido, y me lo ha intentado sonsacar: «Es ese, ¿no? ¿Ese que te vas a poner con mantilla?”. Y yo: «¿Qué estás diciendo?» –ríe–.
—¿Nos puedes dar alguna pista?
—No pienso decir absolutamente nada. Hubo un vestido que encontré cuando ayudé a mi hermana y lo tengo bastante claro. A las diseñadoras y a Juan Avellaneda les encanta. Mi madre también ha dado el visto bueno.
—¿Cuántos vestidos llevarás?
—Eso no lo tengo claro.
—En el caso de que luzcas varios, ¿serán de la firma Sophie Et Voilà?
—En principio, sí.
—¿Llevarás alguna tiara de la familia, como hizo tu hermana Xandra?
—No sé, porque la última vez se rompió un poquito… Es secundario, aunque me pega todo, ¿no?
—La verdad es que sí.
—¡Ya me la he puesto! —ríe—.
—¿Qué opina tu madre de la boda?
—Como me ve emocionada, está supercontenta. Luego no para de intentar colar invitados.
—¿Cuántos esperas tener en total?
—Queríamos 200, pero ya con familiares… Esperemos que 200 cada uno.
—Tras romper con Íñigo afirmabas que era imposible una segunda oportunidad cuando hablaste del metaverso. ¿Qué has aprendido de todo?
—Que el metaverso no está tan lejos —ríe—. Entonces lo sentía así. Pero ha habido un cambio de planteamiento. Ahora no está saliendo mucho. Él mismo vio que no le llevaba a ninguna parte. Es una gozada que no trabaje por la noche, que los fines de semana podemos ver pelis en el sofá.
—¿Hay inseguridad por tu parte?
—Estamos trabajando en ello. Siempre he confiado en Íñigo, aunque cometiera un error… Todos somos humanos y yo he cometido mil en mi vida. Pero me he dado cuenta de lo que significa el amor. He podido querer a alguien por encima de mi orgullo y mis enfados.
—¿Y la relación de Íñigo con tu madre?
—Bien. Mi madre respeta siempre nuestras decisiones. Evidentemente, le pilló por sorpresa que yo cambiara de opinión.
—¿Ahora vivís juntos Iñigo y tú?
—Por ahora, no. Si Dios quiere, la casa estará lista en abril.
—¿Iréis a por niño tras la boda?
—¡No me queda otra! —echa una carcajada—.
—¿Cómo se encuentra tu madre después de su ruptura con Mario?
—Bien, tranquila. Estoy pasando tiempo con ella, haciendo planes de chicas. La vida sigue.
—¿Cómo te has tomado las supuestas pullitas de Mario —en el relato Los vientos—?
—¡Me encanta que un Nobel escriba sobre mí!
—Pero tu madre sí ha salido en tu defensa.
—Ya. Yo no le di ni la mínima importancia. Mario es artista y, si me quiere mencionar, bienvenido sea. Hombre, si es con más cariño, mejor —ríe—.
—Se ha publicado que coincidiste con Patricia Llosa en París.
—Fue mi hermana Xandra, que coincidió con Mario. Yo no la vi en ningún momento. De todas formas, somos todos personas educadas. Si la veo, la saludo sin problema
—¿Y Hugo? ¿Sigues hablándote con él?
—Sí.