Que levanta la mano quien de aquí no se puede pasar toda una tarde de sábado hablando de dietas 1) y 2) de rutinas de belleza. El 3) es operaciones de cirugía estética, pero a eso iremos otra semana y ya veremos cómo porque políticamente correcto no es. No hay nada más entretenido que descubrir que, siguiendo una dieta basada en patatas cocidas -solo en patatas cocidas- vas a estar igualito igualito que Robert Pattinson porque, además, a ti te encantan las patatas cocidas… O que, poniéndote las bolsitas de té en los ojos -y tú bebes mucho té- no solo vas a conseguir que las bolsas de los ojos pasen de un shopper bag a un petit poche en un santiamén, sino que, además, te teñirán el párpado de un color terroso dorado extra divino. Pues por eso mismo, Silvia Castillo y un servidor nos vamos a ocupar esta semana de estos dos asuntos que, obviamente, las investigaciones al respecto no figuran en el elenco de Premios Nobel de la Academia Sueca pero que, a todos, por aquello de hacernos amena esa tarde de sábado, nos resultan más interesantes que, por ejemplo, los últimos descubrimientos de Alain Aspect, John F. Clauser y Anton Zeilinger en la informática cuántica. Que sí, que les dieron el de Nobel de Físicas, pero por mucho que vayan a transformar la naturaleza por describir el comportamiento de las partículas subatómicas, a ti, eso, ni fu ni fa. Y la diversión se intensifica aún más si cabe cuando, en lo que aquí nos ocupa que son las dietas, el régimen es raro, extravagante y científicamente súper cuestionable. Una diversión y/o interés que demuta en deseo irrefrenable -o vicio inconfesable- cuando el gurú de esa práctica es un famoso. Ahí, hiperventilas. Y sí, no quieres confesarlo porque te da vergüenza, pero si Beyoncé lo hace y está fabulosa, tú ya te estás diciendo a ti mismo aunque con la boca pequeña: “oye, de algo servirá, no?” Resumiendo, que tú también quieres probarlo. Aquí no vamos a entrar en lo saludables o no que son estas dietas extravagantes, solo vamos a describirlas, ¿ok? Describirlas con su gurú ad hoc y… ya somos todos adultos para saber que, bueno, comer arcilla… o sea, no sé cómo explicarlo… Pues en una conversación con Shailene Woodley, ella diría que “es una de las mejores cosas que puedes introducir en tu cuerpo”. La actriz de “Insurgente” come arcilla. Lo dcontó en una entrevista en el blog ‘Into The Gloss’, que fue un truco que le dio un taxista africano en un trayecto desde Central Park al Downtown -¿qué decíamos de cómo matar el tiempo?- y que sirve para detoxificar el cuerpo. Obviemos que el cuerpo humano ya disponga de sus propios mecanismos para efectuar desintoxicarse… No entremos en polémicas. Precisamente porque el actor de la saga Crepúsculo hace dos semanas abrió el melón de la dictaduyra de los cuerpos viriles, masculinos, hipermineralizados y supervitaminados rollo Superman a la que se ven sometidos los actores de físicos imponentes (pobres hombres de 1,90m de espaldas hercúleas y torsos como helipuertos…) y la insidiosa cuenta de calorías a la que se vio sometido durante años. Porque resulta que lo de las patatas cocidas no era una boutade por quedar gracioso, no. La estrella de Batman contó en una entrevista que, en esa lucha por mantener ese físico imponente, probó todo tipo de dietas, entre ellas la de comer durante dos semanas cocidas. Sin aceite ni vinagre. NI mantequilla. Solas. Para desayunar, comer y cenar. Solo unos granitos de sal rosa del Himalaya. “Fue una cura depurativa y si, se pierde peso”. Obvio, Robert. Pero no sigamos, por favor. Como siempre, por aquello de ser la más -también rara- empecemos con Madonna. La “Reina del Pop” sigue la dieta “werewolf”, la dieta del hombre lobo y ésta consiste en llevar a cabo una desintoxicación según las fases lunares con zumos de verdura de hoja grande. O sea, qué fascinación. Porque la base científica estaría en que el satélite afecta al agua presente en el cuerpo por la atracción gravitacional que existe y habría que jugar con él ayunando o tomando líquidos dependiendo de si estás en luna llena o cuarto menguante. Todo muy fácil si eres Pedro Duque. O Madonna, claro. Christina Aguilera, en cambio, pues es más… más de pinta y colorea. Por eso sigue la dieta de los colores. Es decir, dependiendo de si quiere adelgazar, depurar, si necesita antioxidantes o energizantes, ella toma ese día frutas y verduras de un mismo color. Ell lunes amarillo, el martes rojo, el miércoles verde...y así durante los siete días de la semana. No cabe duda de que la cantante de Lady Marmalade hay día que pinta cuadros abstractos con muchos colores. Quizás porque, por muy loca que sea la dieta, hay que ser constante… Por decir lago. Greta Garbo por ejemplo, a geermánica -sueca- no le ganaba nadie y todos los días de su vida post cinematográfica, oculta y autodesterrada de Hollywood, se lo pasó desayunando un zumo de naranja con dos huevos por la mañana para pasar el resto del día a base de pan de apio. Fin. Siguiendo con este esquema de rigidez luterana, Beyonce cumple religiosamente con un hábito quizás un poco más común. Toma en ayunas cada mañana una cucharada de vinagre de manzana para acelerar su digestión. Ahora, cuando protagonizó “Dream girls” y tenái que bajar unos kilitos, siguió una dieta estricta en l aunque acompañaba el vinagre con la dieta del sirope de savia de arce. Es decir, venga vasos de agua con sirope, limón, chile en polvo y eso durante se-ma-nas. Visto así, alentador es cero. Por muy Beyoncé que sea. Porque claro, si echas un ojo a la dieta de Victoria Beckham solo por quedarte con el personal, unos días, te arriesgas y la haces. Durante sus años de Spice girl, antes de que David Beckham llegara a su vida, la pija de la girl band comía ensaladas de edamame, fresas y lechuga acompañadas de batidos de algas wakame. Lo ideal para tener una vida social de “Hola qué tal? Soy victoria beckham y salgo a cenar dos días al año en un macrobiótico. Sola”. Qjuizás por esa tristeza prefirió pasarse a la dieta d elos cinco puñados, aunque si son de bombones probablemente merezca la pena. Consiste en tomar solo cinco puñados al día de salmón ahumado, gambas, sushi de atún o huevos revueltos acompañados de verduras de color verde, bayas de Goji, frutos secos y mogollón de agua. Sea como fuere amban dietas, suena “extravagante”, “especial”, “vip” y no tan “habitacion 213 de hospital” com la dieta de la papillas de Jennifer Aniston que nadie entiende cómo puede mantener ese pelazo después de lo que vamos a contar. La actriz, productora y empresaria y sempiterna Rachel Green de Friends se alimenta de puré. Potitos. Como un bebé. Ahora… tela el aburrimiento. ¿La explicación? Que el formato papilla ayuda a que el organismo descanse porque medio trabajo -al reducir los alimentos a una masita- ya se lo has hecho. Reese Witherspoon también lo hace y… evidencia científica pues… Poca. Porque a ver, no cabe duda que lo que hace una dieta atractiva es que introduzcas algo que, en tu vida standard no harías. Ergo si la ordinaria te engorda, te cansa, te hincha, te irrita, hagámosla extraordinaria. Incluyamos… ¿setas? Setas. The M Plan es la dieta de las setas. Katty Perry y Kelly Osbourne la hacen, claro, obvio, por qué no. Consiste en meter setas en alguna de las comidas del día. De todos los días. Aha. Lo que habrí aque plantearse es ¿Y qué pasa cuando esa ocurrencia -la de comer champiñones todos los dáis de tu vida independientemente de que sea el desayuno, la comida y la cena. Se convierte en un hábito? Habrá que preguntarle a Katy cuando te lleve a casa un Just It.
Que levante la mano quien de aquí no se puede pasar toda una tarde de sábado hablando de 1) dietas y 2) de rutinas de belleza. El 3) son las operaciones de cirugía estética, pero a eso iremos otra semana y, ya veremos cómo porque políticamente correcto no es. No hay nada más entretenido que descubrir que, siguiendo una dieta basada en patatas cocidas -solo en patatas cocidas- vas a estar igualito igualito que Robert Pattinson porque, además, a ti te encantan las patatas cocidas… O que, poniéndote las bolsitas de té en los ojos -y tú bebes mucho té- no solo vas a conseguir que las bolsas de los ojos pasen de un shopper bag a un petit poche en un santiamén, sino que, además, te teñirán el párpado de un color terroso dorado extra divino. Por eso mismo, nos vamos a ocupar esta semana de estos dos asuntos que, obviamente, las investigaciones al respecto no figuran en el elenco de Premios Nobel de la Academia Sueca pero que, a todos, por aquello de hacernos amena esa tarde de sábado, nos resultan más interesantes que, por ejemplo, los últimos descubrimientos de Alain Aspect, John F. Clauser y Anton Zeilinger en la Informática Cuántica. Que sí, que les dieron el de Nobel de Físicas y todo lo que tú quieras, pero por mucho que vayan a transformar la naturaleza al describir el comportamiento de las partículas subatómicas, a ti, eso, como que ni fu ni fa.
Y la diversión se intensifica aún más si cabe cuando, en lo que aquí nos ocupa que son las dietas, el régimen es raro, extravagante y científicamente súper cuestionable. Una diversión y/o interés que demuta en deseo irrefrenable -o vicio inconfesable- cuando el gurú de esa práctica es un famoso. Ahí, hiperventilas. Y sí, no quieres confesarlo porque te da vergüenza, pero si Beyoncé hace esa “marranada de régimen” y está fabulosa, tú ya te estás diciendo a ti mismo: “Oye, pues de algo servirá, ¿no?”. Resumiendo, que tú también quieres probarlo.
Aquí no vamos a entrar en lo saludables o no que son estas dietas extravagantes, solo vamos a describirlas, ¿ok? Describirlas añadiendo ad hoc su gurú celebrity porque ya somos todos adultos para saber que comer arcilla, bueno… o sea, no sé cómo explicarlo… Para eso ya está Shailene Woodley. Ella diría que “es una de las mejores cosas que puedes introducir en tu cuerpo”. Porque la actriz de Insurgente come arcilla. Lo contó en una entrevista en el blog Into The Gloss, que fue un truco que le dio un taxista africano en un trayecto desde Central Park al Downtown -¿qué decíamos de cómo matar el tiempo?- y que sirve para detoxificar el cuerpo. Obviemos que el cuerpo humano ya dispone de sus propios mecanismos para desintoxicarse… No entremos en polémicas. Precisamente porque el actor de la saga Crepúsculo hace dos semanas ya lo hizo por ti. Abrió el melón de la dictadura de los cuerpos viriles, masculinos, hipermineralizados y supervitaminados rollo Super Ratón a la que se ven sometidos los actores de físicos imponentes (pobres hombres de 1,90m de espaldas hercúleas y torsos como helipuertos…) y explicó la insidiosa cuenta de calorías a la que se vio sometido durante años. Porque resulta que lo de las patatas cocidas no era una boutade por quedar de gracioso, no. La estrella de Batman contó en una entrevista que, en esa lucha por mantener el músculo en perfecto orden de revista, probó todo tipo de dietas. Entre ellas, la de comer durante dos semanas patatas cocidas. Sin aceite ni vinagre. Ni mantequilla. Solas. Para desayunar, comer y cenar. Solo unos granitos de sal rosa del Himalaya. “Fue una cura depurativa y sí, se pierde peso”. Obvio, Robert.
Como siempre, por aquello de ser la más, también la más outsider, empecemos con Madonna. La Reina del Pop sigue la dieta Werewolf, la dieta del hombre lobo y ésta consiste en llevar a cabo una desintoxicación según las fases lunares con zumos de verdura de hoja grande. O sea, ¡qué fascinación! Porque la base científica estaría en que el satélite de la Tierra afecta al agua presente en el cuerpo de los seres humanos por la atracción gravitacional que existe, de ahí que habría que jugar con el ayuno o la ingesta de líquidos dependiendo de si la Luna está llena o en cuarto menguante. Todo muy fácil si eres Pedro Duque. O Madonna, claro.
Christina Aguilera, en cambio, pues es más… Más de ‘pinta y colorea’. Por eso, sigue la dieta de los colores . Es decir, dependiendo de si quiere adelgazar, depurar, si necesita antioxidantes o energizantes en su cuerpito, ella toma ese día frutas y verduras de un color. Todas del mismo color. El lunes amarillas, el martes rojas, el miércoles verdes... y así durante los siete días de la semana. No cabe duda de que la cantante de Lady Marmalade hay días que pinta cuadros abstractos con muchos colorinchis y se le va. Quizás porque, por muy loca que sea la dieta, hay que ser constante… Greta Garbo, por ejemplo, a germánica -sueca- no le ganaba nadie y todos los días de su vida post cinematográfica, oculta y autodesterrada de Hollywood, se los pasó desayunando un zumo de naranja con dos huevos fritos por la mañana para pasar el resto del día a base de pan de apio. Fin.
Siguiendo con este esquema de rigidez luterana, Beyoncé cumple religiosamente con un hábito quizás un poco más común. Toma en ayunas cada mañana una cucharada de vinagre de manzana para acelerar su digestión. Ahora, también es verdad que cuando protagonizó Dream girls y tenía que bajar unos kilitos, además del vinagre, hizo la dieta del sirope de savia de arce. Es decir, venga vasos de agua con sirope, limón, chile en polvo para entrar en calor. Y eso durante se-ma-nas.
Visto así, ser una chica de ensueño como Beyoncés es alentador cero. Por muy Beyoncé que sea. Porque claro, si echas un ojo a la dieta de Victoria Beckham, la haces solo por quedarte con el personal. Te arriesgas unos días y te conviertes en la más pija del lugar, tu bloque o tu barrio. Durante sus años de Spice girl, antes de que David Beckham llegara a su vida, la más elegante de las girl bands comía ensaladas de edamame, fresas y lechuga acompañadas de batidos de algas wakame. Lo ideal para tener una vida social satisfactoria. Quizás por esa tristeza prefirió pasarse a la dieta de los cinco puñados que, bueno, se hacían un pelín más llevaderos. Los cinco puñados eran: uno de salmón ahumado, otro de gambas, otro de sushi de atún o de huevos revueltos acompañados de verduras de color verde, y el quinto, de bayas de Goji y frutos secos.
Sea como fuere amban dietas, suenan a “Hola, qué tal, soy super especial y super cool” y no tan “me hospedo en la habitacion 213 del hospital Doce de Octubre” como sugiere la dieta de la papillas de Jennifer Aniston , que nadie entiende cómo puede mantener ese pelazo después de lo que vamos a contar. La actriz, productora y empresaria y sempiterna Rachel Green de Friends se alimenta de puré. Potitos. Como un bebé. O un señor sin dientes. ¿La explicación? Que el formato papilla ayuda a que el organismo descanse porque medio trabajo -al reducir los alimentos a una masita- ya se lo has hecho con la minipymer. Reese Witherspoon también lo hace, por cierto, y… Evidencia científica pues… Poca.
Porque a ver, no cabe duda que lo que hace una dieta atractiva es que introduzcas algo que, en tu vida standard no harías. Ergo si la ordinaria te engorda, te cansa, te hincha o te irrita, hagámosla extraordinaria. Incluyamos… ¿Setas? Setas. The M Plan es la dieta de las setas. Katy Perry y Kelly Osbourne la hacen, claro, obvio, por qué no. Consiste en meter setas en alguna de las comidas del día. De todos los días. Aha. Lo que habría que plantearse es, ¿y qué pasa cuando esa ocurrencia -la de comer champiñones todos los días de tu vida independientemente de que sea el desayuno, la comida y la cena- se convierte en un hábito? Habrá que preguntarle a Katy cuando te lleve a casa un Just It.
Porque lo de Anne Hathaway fue heavy y raro pero duró solo 14 días, no toda una vida. Cuando se iba a poner delante de las camaras de Los Miserables, la de Princesa por sorpresa comió agua y avena. Y más avena y más agua. Sí, repetimos, era el rodaje de Los Miserables. Ella llegaba al set de rodaje con el personaje vivido desde casa... Pero vamos, que tampoco hace falta ser actriz, modelo y cantante para que te dé por alimentarte de la manera más rara posible. Walter Isaacsons, biógrafo autorizado de Steve Jobs, escribió que el fundador de Apple vivía por una purga. Especialmente de brócoli y los espárragos verdes. Y que cuando tiraba la casa por la ventana, se alimentaba de un único alimento. Uno. Todo el rato. Y no, la tortilla de patatas no era su opción.