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Hace algo más de 365 días que primeras las fotografías de Iñaki Urdangarín y Ainhoa Armentia vieron la luz. La revista Lecturas hacía pública esta relación que no pilló por sorpresa a la Infanta Cristina, conocedora de estas imágenes previamente. “Ella ya lo sabía”, revelaba en exclusiva el entorno de la hermana del Rey a ¡HOLA!. “El martes, horas antes de que se publicaran las imágenes, Doña Cristina tuvo una conversación telefónica con el Rey Juan Carlos y hablaron del tema”, afirmaron las mismas fuentes, que destacaron que la exduquesa de Palma se encontraba “bien, tranquila y preocupada por sus hijos”.
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La identidad de la nueva pareja de Iñaki Urdangarin era todo un misterio. Fue entonces el diario El Correo el que desvelaba su nombre: Ainhoa Armentia. Desde ese mismo momento, su discreta vida en Vitoria-Gasteiz pasó a ser historia para convertirse en el principal foco de los medios de comunicación. Una ‘pillada’ in fraganti que se confirmó con unas imágenes de ambos disfrutando de una jornada de playa, sol y gestos de lo más cómplices.
Para ellos nada volvería a ser lo mismo. Tras la publicación de estas primeras instantáneas, el bufete de abogados en el que ambos trabajaban se convirtió en el segundo hogar de muchos periodistas que hacían guardia de sol a sol para captar su primer posado juntos. No fue posible. Sin embargo, esta postal llegaría más tarde ya que Armentia optó por mantener un perfil bajo y no acudir presencialmente a su trabajo tras la exposición mediática. La vitoriana aprovechó esos días de desconexión laboral para refugiarse en casa de su padre, a diferencia de Iñaki, que salía de la ciudad para reunirse con su entonces mujer y la madre de sus hijos.
Este shock no fue solo para el entorno de la Familia Real, si no también para la familia de la del País Vasco, ya que nadie era conocedor de esta clandestina relación, ni si quiera Manuel Ruiz, su marido. Sin embargo, eso no fue impedimento para que Ainhoa contara con el apoyo incondicional de su padre y, por supuesto de su hermana, Laura, con la que dio un paso adelante y sin miedo al ‘qué dirán’, fue fotografiada junto a ella y sus amigas muy sonriente después de que su vida diera un giro radical.
¿Dónde estaba entonces el exduque de Palma? ¡HOLA! desvelaba en exclusiva cuál era el paradero del hombre más buscado del momento: junto a su familia y, en concreto, respirando aire puro entre paseos con su madre, su hermana Ana y sus sobrinos en el embalse de Ullibarri-Gaboa, en Vitoria y lejos de la hermana del Rey de España, que viajaba hasta Abu Dabi en busca de consuelo, consejo y apoyo de su padre, antes de tomar la decisión más determinante de su vida: poner punto y final a su matrimonio.
Una decisión que culminaba con el reencuentro entre Urdangarin y Doña Cristina en la Ciudad Condal donde decidirían el futuro de su vida conjunta y, por supuesto, el de sus hijos, su máxima prioridad, que apoyaron a sus padres en todo momento y por los que sienten devoción.
Sin confirmar ni desmentir las informaciones ni las evidentes fotografías, los protagonistas continuaban sus vidas ‘por separado’ sin rastro de momentos juntos como pareja. Fue un mes después cuando Ainhoa e Iñaki se reencontraban para pasar un fin de semana juntos en paradero desconocido. Sin embargo, eso no impidió que saliera a la luz su segundo material gráfico de la mano de unas fotografías en exclusiva que confirmaban su relación con un beso tras un cristal traslúcido y en actitud muy cariñosa.
La nueva pareja decidía no esconderse más de las cámaras ni micrófonos y, desde ese momento, su relación avanzaba a pasos agigantados. Además de compartir espacio de trabajo, Armentia y Urdangarin empezaban a ‘normalizar’ su relación e incluso a practicar deporte juntos, tal y como mostró ¡HOLA! en exclusiva con unas fotografías saliendo de clase de yoga.
No obstante, esa imagen como pareja oficial se resistía hasta que nuestra publicación desvelaba el gesto más romántico de Iñaki recogiendo a su nueva pareja en las inmediaciones de su puesto de trabajo, donde se dirigieron a algún lugar cercano, fuera de Vitoria, donde pasaron de inadvertidos.
Dos meses después de que se hiciera pública su relación, ambos paseaban sin miramientos en los bosques de Álava para hacer rutas de senderismo. Concretamente, en el parque natural de Garaio, a 25 kilómetros de Vitoria, donde se mostraron más que tranquilos tras el huracán mediático que llevaban a sus espaldas meses atrás y donde el excuñado del Rey acudió junto a su madre y sus hermanos días después de publicarse las fotos que destaparon su infidelidad.
El romance clandestino, que no era flor de un día, se convertía en una historia de amor sin precedentes. Si el primer beso tras la clase de yoga era más que delatador, el segundo llegaría 60 días después para consolidar este romance. En ropa deportiva, al lado de un sendero y ‘escondidos’ del mundo, Urdangarin arropaba a su chica, -y nuevo refugio-, para regalarle un beso.
Aunque la relación de los del País Vasco estuvo en entredicho durante varios meses, fue durante el mes de julio cuando ambos volvieron a escena. Pero no, no en su Vitoria, si no en Bidart, el lugar donde Iñaki pasó sus veranos más familiares con la infanta Cristina y sus hijos. Sin duda alguna, este destino seguiría siendo el favorito del exduque de Palma para disfrutar del mar y la playa pero, ahora, junto a Ainhoa, donde se mostraron más que cómplices en la costa alicantina.
Un año después su relación va viento en popa y, prueba de ello, son las últimas imágenes de la pareja junta en Baqueira Beret, donde han pasado una jornada rodeados de nieve días antes de San Valentín. Una zona en la que el exjugador de balonmano ha visitado en varias ocasiones, pues era un lugar que compartía también en su matrimonio con la infanta Cristina durante sus vacaciones de invierno. De hecho, Armentia y Urdangarin pernoctaron en la urbanización La Pleta, donde también se aloja la Familia Real cuando acude a esta zona.