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El gesto de Sara Sálamo de acudir a la última gala de los Goya “a cara lavada”, para reivindicar, según dijo, la “naturalidad” frente al artificio en los eventos de este tipo, ha generado toda una polémica en torno a la actriz. La novia de Isco Alarcón ha sido objeto de numerosas críticas sobre la veracidad de su no make-up , sobre los supuestos tratamientos estéticos a los que se somete e incluso sobre su atrevimiento o valentía, evidentemente cuestionada, al contar con una genética privilegiada. Al margen de la controversia, la intérprete de Brigada Costa del Sol ha logrado su objetivo: acaparar notoriedad y protagonismo en una gala en la que a veces es difícil brillar entre tanta competencia. De lo contrario, no tendríamos más remedio que preguntarnos, ¿por qué renuncias al privilegio de contar con un profesional del maquillaje y todo un arsenal de productos de lujo para resaltar aún más los bonitos rasgos que la Naturaleza te ha dado?
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El debate generado por la polémica de Sara Sálamo vuelve a poner de manifiesto que, desde el principio de los tiempos, el cuidado del aspecto físico es una cuestión capital. A lo largo de la historia, las mujeres —y también los hombres— se han preocupado por conservar su belleza y preservar la juventud a base de los más variados elixires, ungüentos y remedios caseros. De hecho, fueron los egipcios los que inventaron hace miles de años el primer eyeliner : su rudimentaria técnica de mezclar grafito negro molido (köhl) con cera vegetal para protegerse los ojos del ardiente sol, ha perdurado hasta nuestros días como la piedra filosofal del maquillaje. No hay mirada que no se vuelva más seductora con un buen trazo de delineado.
Siguiendo en la tierra de los faraones, se cree que el secreto de la legendaria belleza de Cleopatra se debe al poder de la leche de burra en la que se sumergía cada día. Mito o realidad, se cuenta que esta práctica de cosmética ancestral también era utilizada por otra de las mujeres que ha pasado a la historia no solo por ser la esposa del emperador Nerón, también por ser una de las más hermosas de todos los tiempos: Popea. La emperatriz viajaba con un séquito de 300 burras para poder realizar sus rituales de belleza: se bañaba en el “mágico” elemento, frotaba sus mejillas siete veces al día para mitigar arrugas y mantener su piel nívea y, a modo de mascarilla facial, elaboraba una pasta, conocida como tectorium, que aplicaba en su rostro y dejaba actuar toda la noche.
Ingenio y fórmula BB
En la actualidad, no hace falta recurrir a tales excentricidades, puesto que en cuestiones de estética contamos con los últimos avances, innovadores tratamientos de cabina e incluso gadgets realizados con tecnología de la Nasa para preservar la juventud, sin tener que recurrir a la cirugía plástica. Pero no todo el mundo puede acceder a tan exclusivos procedimientos y tiene que echar mano del ingenio o estar al tanto de los productos del mercado que contienen la fórmula BB (bueno y barato). Lo más sorprendente de todo es que algunas de las bellezas más famosas de todo el mundo tienen sus propios trucos caseros.
Tirando de despensa
Volvemos a Sara Sálamo —quien, por cierto, tiene su propio secreto para poder ir con la cara lavada y seguir estando ideal: ella misma ha desvelado que presume de mirada gracias a las extensiones de pestañas—. Al día siguiente de los Goya, en la tertulia social de Espejo público se habló del revuelo causado por la actriz, lo que le sirvió de excusa a Susanna Griso para confesar una de sus armas beauty: “Os voy a dar un truquito, los saquitos de te verde, los pones en el congelador… y para las ojeras y para bajar la inflamación… Lo he probado con algún maquillador y da resultado”.
En la despensa de su casa encuentran también sus productos infalibles algunas estrellas de Hollywood. Blake Lively presume de pelazo en su día a día y en la alfombra roja. La protagonista de Gossip Girl ha reconocido que para mantener su cabello hidratado se unta mayonesa de medios a puntas antes de lavarlo. El truco ya lo usaba su abuela.
Demi Moore, que a sus 60 años sigue luciendo una brillante y larga melena, prepara una mascarilla casera a base de yogur natural, aguacate y unas gotas de aceite de almendras. Una vez por semana, se somete a este ritual, que deja actuar 20 minutos antes de lavarse el pelo. Suki Waterhouse, en cambio, se tira una Coca-Cola por encima —literal— después del champú, en el último aclarado. “No me gusta mi cabello cuando está recién lavado, está fino y flojo, pero la Coca-Cola lo despeina, como si hubiera pasado por el Amazonas o algo así”, ha admitido la modelo y actriz británica.
Las admiradas mechas de Jennifer López tienen relación con la camomila que las madres usasban con sus hijos para prolongar lo máximo posible en el tiempo el rubio natural que tenían de bebés. Para lograr sus reflejos dorados de aspecto solar, la diva del Bronx hace una mezcla de aloe vera, zumo de limón y manzanilla y la aplica por todo su pelo.
Leche, café y azúcar
Al igual que Popea y Cleopatra, Cindy Crawford es adicta a la leche... como cosmético facial. La súpermodelo consigue una piel perfecta mezclando un poco de leche con agua en un recipiente por la mañana. Por la noche, tras desmaquillarse, antes de ir a dormir se aplica este ungüento por el rostro con la ayuda de un algodón. Para combatir la celulitis, Halle Berry mezcla con su gel de baño con café molido, un exfoliante natural que estimula la circulación sanguínea, lo que ayuda a reducir no sólo la aparición de celulitis, sino también las estrías.
Una de nuestras actrices más internacionales, la hispano cubana Ana de Armas, es hoy todo un icono de belleza y embajadora de firmas de lujo. Pero durante su infancia y juventud en Cuba, tuvo que aprender también algunos trucos caseros para poder realizarse tratamientos a pesar de la escasez. En una ocasión, la candidata al Oscar de este año por su interpretación de Marilyn Monroe en Blonde, confesó que su madre le enseñó a hacer un exfoliante a base de mezclar azúcar con diferentes aceites. Quién sabe. Tal vez sea ese el secreto de su piel perfecta.