Elena Huelva se fue el pasado 3 de enero con solo 20 años. Pero su espíritu sigue presente en la vida de todos un mes después, tal y como hemos comprobado este viernes con los mensajes de cariño que su hermana Emi ha recibido de Sara Carbonero y Manuel Carrasco, entre otros. Ese día, ¡HOLA! pudo hablar con la hermana de Elena, quien mantiene vivo el legado de esta gran luchadora.
—Habrá sido un día muy difícil para ti y tu familia…
—Todos los días son iguales. Nos acordamos de ella cada minuto, cada hora… Hoy hace un mes, pero mañana un mes y un día… Al final, ella no está.
—¿Cómo has pasado este tiempo sin Elena?
—Entre rápido y lento. Parece que fue ayer, pero luego piensas en este mes sin abrazarla… Escucharla sí la escucho, porque todos los días veo vídeos de ella. La echo tanto de menos… Es mi mitad y siempre lo será.
—El dolor será inmenso.
—Es continuo. Es un dolor inexplicable. Hay momentos de tristeza y pena por no tenerla. Otras veces se convierte en alegría y algo bonito al recordar lo que hemos vivido juntas. Eso es lo que ella nos ha enseñado. A veces hay rabia. Es injusto que ella ya no esté aquí. Muy injusto.
—Reconfortará ver la gran huella que ha dejado.
—Sí y no. Reconforta porque, como dice en su último vídeo de Instagram, su vida no ha sido en vano y nos ha dejado su filosofía de vida. Ella disfrutaba de cada momento, era el carpe diem real. Pero, al final, mi hermana no está aquí…
—¿Cuál es su mayor legado?
—Lo más importante: saber vivir. Gracias a ella, he entendido cómo funciona la vida. Hay personas con mucha más edad e, incluso, que mueren de mayores, que no lo llegan a comprender.
—¿Has necesitado terapia para superar su pérdida?
—Nunca he ido al psicólogo, pero voy a empezar. Ahora sí siento que me va a ayudar.
—¿Y en qué te has apoyado?
—En mis padres y mis amigas.
—¿Llevas algo de Elena?
—Muchísimas cosas: anillos, los pendientes de libélula… Ahora, duermo con su pijama... Cosas que me hacen sentirla un poco más cerca. Ella quería que la vida siguiera, pero disfrutando. Y eso intento.
—Si cierras los ojos, ¿cómo la recuerdas?
—Siempre sonriendo. Hasta en el hospital, aunque se encontrara mal. Y con su pañuelo, que lo llevaba con tanta alegría… A veces se me olvidaba que estaba en tratamiento porque siempre estaba alegre… Había momentos tristes, pero siempre sabía anteponer cualquier adversidad.
—Hoy es el cumpleaños de Sara Carbonero. ¿Mantienes el contacto con ella, Manuel Carrasco y Aitana?
—Sí, son regalos que me ha dejado mi hermana. Me siguen escribiendo. Estos días estoy recibiendo muchos mensajes e intento ponerme a ratos… Me llena de orgullo y alegría que mi hermana haya llegado, tal y como es ella. Mostraba todo, tanto si estaba mal o bien. Por eso, ha llegado a la gente. Incluso a personas que conocen a tanta gente, que han elegido que Elena se quede en su vida. Eso es muy bonito.
—¿Y con Ana Obregón?
—Sí, hace meses empezamos a hablar por los tratamientos del sarcoma de Ewing y la poca investigación que hay. Ella es luz. No sé cómo puede ser así de buena, cariñosa y atenta habiendo pasado por otra situación tan dura.
—En tu caso, ¿has podido recuperar la normalidad?
—Hasta 2019, trabajaba en Madrid, pero volví a Sevilla con mi hermana. Quería acompañarla en lo bueno y en lo malo.
—Ahora es momento para estar con tus padres.
—Sí, necesito roderarme de gente que me dé amor y yo también darlo, aunque intento mirar al futuro con tranquilidad. Sé que mi hermana me ayudará.