La casa de Fernando Sanz e Ingrid Asensio es muy alegre, movida y en ella se respira amor. La familia supernumerosa que ya habían formado el exjugador del Real Madrid y expresidente del Málaga Club de Fútbol y la expresentadora de televisión cuenta desde el pasado 5 de enero con un miembro más: la pequeña Micaela, fruto de la relación de Ingrid, la mayor de los cuatro hijos del matrimonio, con Ilies Hassaine Daouadji, delantero canario del Rayo Vallecano B.
“Mi hija tiene aquí ayuda y manos por todas partes con sus tíos… Si hasta nos peleamos por coger a la niña”, confiesa Ingrid madre, mientras da el biberón a su nieta, refiriéndose a sus otros tres hijos: Fernando, de veintidós años; Valeria, de diecinueve, y Alexia, de trece. La hija del recordado presidente del Grupo Zeta, Antonio Asensio, y de Chantal Mosbah se maneja con destreza con la pequeña. No en vano, ella también fue madre muy joven. “Parece que lo hayamos hecho adrede, he tenido a Micaela con veinticuatro años, la misma edad a la que mi madre me tuvo a mí”, asegura entre risas Ingrid Sanz, que nos cuenta también que ahora se encuentra fenomenal, pero que el parto y el posparto fueron duros.
“El sentimiento de ser abuela es impresionante, no se puede describir con palabras… y ser abuela joven es una gozada, además, yo soy muy mamá gallina”, nos dice la hija del recordado Antonio Asensio
“Estuve un día y medio de parto, estaba agotada, pero no me podían hacer cesárea porque la niña estaba ya encajada. Al final, no sé de dónde saqué las fuerzas para dar a luz, debe de ser el instinto… Después, al llegar a casa, pasé la minidepresión que dicen que puedes tener, creo que el cansancio acumulado pasa factura. Lloraba por todo y sin sentido. Me dieron cuatro puntos, se me abrió uno y no me podía ni sentar a la mesa a comer… Te cambia la vida por completo, pero no echo de menos lo anterior”.
—¿Siempre habías soñado con ser madre tan joven?
—Sí, aunque no me lo esperaba tan pronto. Pero mi hija siempre ha sido bienvenida. No fue buscada, sabía que podía pasar y, cuando me enteré de que estaba embarazada, fue una inmensa alegría.
“Parece que lo hayamos hecho adrede, he tenido a Micaela con veinticuatro años, la misma edad a la que mi madre me tuvo a mí”
—Ingrid, ¿cómo reaccionaste a la noticia?
—Lo adiviné…—La verdad es que lloró —apostilla su hija—. Se lo dijimos aquí, en una comida, obligué a mi hermana Valeria a estar presente porque ella ya lo sabía y, como no fue un bebé buscado, pensaba: “A ver cómo se lo cuento…”. Y sin llegar a decírselo, lo adivinó.
—Cuando me dijo: “Mami, te quiero comentar una cosa…”, ya no hizo falta que hablara más, le respondí: “Estás embarazada”.
—Y Fernando, ¿cómo se lo tomó?
—Fue muy gracioso. No se lo podía creer. Él tenía una reunión y una comida fuera de casa y habíamos planeado decírselo de manera suave. Pero, cuando llegó, mi madre le plantó delante los test de embarazo. A mí entró un ataque de risa, porque siempre me pasa eso cuando me pongo nerviosa, y mi padre decía: “Esto es broma, es broma”. Se ponía las gafas y se las quitaba para comprobar si lo que estaba viendo era verdad. Después, ya muy feliz, aunque al principio le costó asimilarlo y durante el primer mes no se podía hablar del tema con él. Luego ya quería acompañarme a las ecografías, estaba muy emocionado y ahora se le cae la baba con su nieta.
“Me emociono cuando la miro”
—¿Qué sientes al ver a tu nieta y al ser abuela antes de los cincuenta?
—Estoy muy feliz. El sentimiento de ser abuela es impresionante, porque cuando eres madre, lo llevas dentro de ti, nace y está al lado tuyo, pero, cuando ves que tu hija está teniendo a tu nieta, ese sentimiento no se puede describir con palabras, es una sensación tan plena, tan bonita. Y ser abuela joven es una gozada, me puedo implicar más, cuidarla… Además, yo soy muy mamá gallina. También me emociono cada dos por tres cuando la miro.—Es muy sensible —interviene Ingrid hija—, la mira y se pone a llorar.
“Mi madre se alegró desde el minuto uno; en cambio, a mi padre le costó asimilarlo, durante el primer mes no se podía hablar del tema y ahora se le cae la baba con su nieta”
—Y eso que los tienes aquí contigo.
—Hace una semana le di a mi madre el mayor disgusto de su vida —responde Ingrid hija—, cuando le conté que a lo mejor nos íbamos la semana que viene a Málaga, porque quieren fichar a Ilies…
—Bueno, yo estaba descompuesta… Estoy mentalizada para que se vayan en cinco o seis meses, pero tan pronto no, claro.—Lo que es seguro cien por cien es que después del verano no estaremos en Madrid… Ilies tiene varias ofertas y las está valorando.
—¿Tenéis pensado casaros?
—Sí, pero más adelante. Ahora mismo no es nuestra prioridad. Estamos centrados en nuestra hija y, cuando se pueda y estemos más tranquilos, celebraremos nuestra boda.
—¿Y cuándo será el bautizo de Micaela?
—Estamos ya cerrando la fecha —contesta Ingrid madre—, yo creo que será en mayo. Así su padre está más relajado porque se termina la liga. Los padrinos van a ser mis hijos Fernando y Valeria. Ilies dijo que él elegía al padrino y escogió a Fernando, porque es como su hermano, el que nunca ha tenido, porque él es hijo único.