El Día de los Enamorados siempre es una fecha especial en la que se pueden hacer mil planes. Nosotros te proponemos uno que te va a encantar, tanto si lo disfrutas solo como con compañía. Y es que ver una serie romántica resguardados del intenso frío de estos días siempre es una gran opción tengas o no pareja. San Valentín es el día idóneo en el que Netflix ha decidido que conozcamos la historia de amor entre Irene y Julio con el estreno de Todas las veces que nos enamoramos.
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Esta ficción, creada por Carlos Montero (Élite, Física o química), es un canto al amor: al que duele y al que sana; a la amistad, con esas personas que, aunque no comparten tu sangre, se convierten en tu familia; y a los sueños, aunque no se cumplan o no de la manera que esperabas.
Está protagonizada por Georgina Amorós (Élite, Código emperador) y Franco Masini (Rebelde), quienes se meten el piel de Irene y Julio, respectivamente, en una serie en la que se deconstruye la comedia romántica a través de la historia de varios estudiantes de cine en el Madrid de hace un par de décadas.
Para la intérprete de Vis a vis, de 24 años, esta ficción ha sido una gran experiencia. "Me he sentido muy cerca de la serie, hacer cine dentro de cine me parecía fascinante. También por cómo trata el éxito pero sobre todo el fracaso, es algo que me apetecía mucho contar. Y yo también he recuperado a esa Georgina que llegó como loca a estudiar interpretación a Madrid con 18 años, y de la que ahora me siento bastante lejos", ha dicho durante un encuentro con los medios de comunicación durante el rodaje.
La serie nos sitúa en el año 2003, aunque abarcará hasta el momento actual, cuando Irene, una aspirante adirectora de cine, se muda a Madrid con la ilusión y el objetivo de materializar su sueño. Llega al barrio de Lavapiés, su nuevo hogar, y experimenta en sus propias carnes lo que la capital es capaz de hacer: cambiarte la vida por completo. En la facultad conoce a los que se convierten en sus nuevos mejores amigos, con los que además comparte piso.
La joven quiere grabar una comedia romántica, lo que introduce el metacine en la trama. Sin embargo, es su vida la que se acaba convirtiendo en una de ellas con la aparición de Julio, un actor argentino que llega a España sin una vocación clara y que, además de ser el perfecto protagonista del proyecto cinematográfico que está creando, también tiene todas las papeletas para formar parte de su nueva etapa vital como algo más que amigo.
Aunque Irene afirma que no se enamora de los actores, es justo lo que ella y Julio hacen desde el primer instante en que se encuentran. En su historia de idas y venidas, habrá desencuentros y terceras personas comunes, como el novio de la futura cineasta, al que da vida Albert Salazar.
Muy pronto conoceremos más a fondo lospormenores de esta relación y del resto del grupo de amigos y nos sumergiremos en una preciosa historia de amor y de amistad, en la que, junto a los protagonistas, viviremos apasionados romances, caminaremos por los pasillos de la universidad, tendremos divertidas reuniones en el salón de un piso de estudiantes y disfrutaremos de interminables fiestas hasta el amanecer.