El pasado 20 de enero, el futbolista Dani Alves ingresaba en el centro penitenciario Brians 2, donde se encuentra en prisión preventiva acusado de una presunta agresión sexual a una joven, en una discoteca de Barcelona, el pasado 30 de diciembre. Dos semanas después de su ingreso, el jugador recibía la primera visita en la cárcel de su mujer, la modelo Joana Sanz, que fue a verle este pasado domingo.
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La entrada en el centro de la tinerfeña a las 18:00 horas era una de las imágenes más buscadas del momento. Una cita muy esperada y que, según hemos podido saber, se produjo cuando le tocó en función del régimen de visitas en prisiones, por lo que no es cierto que Alves se hubiera negado a tener un vis a vis con su mujer, tal como informó El Programa de Ana Rosa. Casi una hora después, salía Joana de su encuentro con su pareja, en el que seguramente tuvieron muchas cosas de las que hablar y poco tiempo. Acompañada por Bruno Brasil, amigo y cocinero personal del deportista, abandonaba el lugar con un gesto muy serio y sin poder ocultar la tristeza que le invade.
La modelo, según hemos podido saber, está “destruida” y, aunque no para de darle vueltas a todo y son muchas las cosas que le pasan por la cabeza, tiene muy claro que no va a dejar “tirado” a su marido, por mucho que digan que ha pedido el divorcio. Ahora está a la espera de la resolución del recurso que se ha presentado para sacar al jugador de la cárcel y de lo que decida el juez. A este difícil momento, se une el duelo que Joana Sanz está viviendo por la pérdida de su madre, fallecida a mediados de enero a causa de un cáncer, por lo que, rota de dolor, pedía en sus redes “un poco de empatía” tras perder a “los dos únicos pilares de mi vida”.