El coreógrafo Poty Castillo ha abierto su corazón acerca de uno de los momentos más dramáticos de su vida. Recordando su pasado, ha contado la tragedia que marcó su nacimiento sincerándose en el programa de televisión de María Casado. Ha contado que el mismo día en el que nació, el 6 de julio de 1960, una tragedia marcó a su familia: su hermano fallecía a los nueve años a causa de una meningitis. “Voy a intentar contártelo rápido y sin emocionarme” dijo el bailarín, recordando que su madre le ha dicho en alguna ocasión que no había podido ir al entierro de su hermano porque estaba dando a luz. La comadrona que ayudó en el parto le dijo a su madre que él era el “quitapenas de la casa”.
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Poty nos presenta a su hija, Martina, al cumplir 18 años
Con una enorme sonrisa habla de la excelente relación que tiene con su progenitora, de 91 años, que se llama Pepita. “La relación con mi madre es espectacular” reconoció. Explicó que es uno de los pilares de su vida y que están constantemente en contacto, incluso comparte con ella algunas apariciones en redes, en las que se puede comprobar la energía que tiene pese a su avanzada edad. Hace unos años Javier Castillo, así es su nombre real, explicaba que no solo habían tenido que afrontar esta dolorosa pérdida pues su padre falleció de cáncer y otro de sus hermanos perdió la vida con 33 años debido a una peritonitis (tiene otra hermana).
No solo fue ese el detalle que desveló de su juventud pues contó que antes de dedicarse a su pasión, el baile, fue militar. Concretamente fue paracaidista. Se apuntó en un curso y se alistó en el banderín de enganche de Santander, en la brigada de paracaidista. “El miedo existe” dijo al recordar el primer salto nocturno que hizo en una playa de Portugal. Estaba en el cuartel cuando su madre le contó que habían abierto una escuela de baile en Torrelavega, a la que quiso apuntarse. Hizo así un cambio radical en su vida, trasladándose luego a Madrid para formarse en ballet clásico (completó una formación de siete años en dos). Formó parte de la Compañía Nacional de Danza durante ocho años y luego empezó a trabajar como coreógrafo para la selección nacional de rítmica (ganó el campeonato del mundo en 1993 en Atenas) y la televisión .
En las páginas de ¡HOLA! contó en una ocasión cómo dio después el salto a Estados Unidos, conquistando el sueño americano y trabajando con leyendas como Olivia Newton John. Llegaron después los programas en la televisión nacional como Parodia nacional, el histórico talent Operación Triunfo y ¡Mira quién baila!, entre muchos otros proyectos que le han convertido en uno de los profesionales más reconocidos de nuestro país. En este camino, que no deja de sumar éxito, le han acompañado su mujer, Isabel Navarro, y su hija Martina, a quien presentó en ¡HOLA!