“Echo de menos a Jaime todos los días”, nos dice María Ángeles Grajal. Ella, que estuvo casada con Jaime Ostos durante más de 35 años -superando todo tipo de problemas y crisis- ahora se siente “sola” sin él. Desde que el torero se fue - en enero de 2021- a los 90 años, está perdida, sin rumbo, pero sabe que siempre va a estar presente en su vida. “Ha sido mi gran amor”, nos confiesa. Hablamos con la doctora sobre su marido, su familia y la polémica herencia que tanto está dando de qué hablar.
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Fue el 6 de marzo de 1987 cuando la pareja se unió por primera vez. Aunque vivieron un matrimonio repleto de subidas y bajadas, con idas y vueltas, se amaban y admiraban mutuamente. El tiempo les dio la razón, porque permanecieron juntos hasta el final, haciendo oídos sordos a todos aquellos que cuestionaban su relación. El torero pasó de los ruedos a las páginas del papel couche -protagonizando algún que otro enfrentamiento con los medios de comunicación- pero María Ángeles siempre estuvo ahí para calmarlo, convirtiéndose en su mayor confidente. Poco a poco, la neumóloga pasaría a convertirse en un personaje mediático. Su relación empezó estando ambos con sus respectivas parejas, pero decidieron dejarlo todo y apostar por el amor. “Yo sentía un profundo amor por Jaime” , y de eso, no hay ninguna duda.
Los últimos años han sido “terribles” para ella: la muerte de su madre, los problemas de salud de Jaime y su posterior fallecimiento, el conflicto familiar con los hijos del torero... Sin embargo, María Ángeles ha encontrado en Jacobo Ostos, el único hijo en común de la pareja, su mayor apoyo. Además, la polémica herencia del torero y la repartición de las cenizas, se han convertido en motivo de enfrentamiento entre la familia. Ante esta adversidad, ella muestra una actitud “conciliadora”.
Polémica herencia
El torero fue padre de varios hijos -Gabriela y Jaime Junior-, en su primer matrimonio, con Consuelo Alcalá, su mayor azote mediático. Durante años se paseó por los platós de televisión, señalando al torero de malos tratos. A pesar de la mala relación entre Jaime y Consuelo, esta situación no supuso ningún problema para que los hijos de ambos y Jacobo, crecieran como hermanos, una situación que favoreció María Ángeles. “Siempre he tenido buena relación con ellos. Gabriela y su padre se hablaron gracias a mí, yo uní esa familia y quiero que siga unida”, nos comenta.
La herencia y las cenizas del torero se ha convertido en un tema que está acaparando todos los titulares. Además, Gabriela y Jaime Junior le reclaman a María Ángeles los bienes del torero. “¿Pero qué quieren? Jaime Ostos vivió conmigo cuarenta años y con ellos tres”, explica para ¡HOLA! Entonces, ¿qué les corresponde? Gabriela reclama a la viuda del torero cuadros, trofeos y medallas de oro. María Ángeles nos explica que “le dio todo en vida”.
Ahora se cumple el primer aniversario de la inesperada muerte del torero, un fallecimiento repentino mientras se encontraba en Colombia. María Ángeles es concisa sobre este tema: los restos mortales de su marido fueron incinerados y trasladados a España; aunque en un primer momento la familia se mostró unida, ahora está unión se diluye: el conflicto familiar está más vivo que nunca.
Cisma familiar
El 9 de enero de 2023, en Écija, se celebró una misa en su honor. Y es aquí donde surge la polémica por sus cenizas, las cuales se encontraban, hasta la fecha, depositadas en un columbario. Ahora, María Ángeles ha decidido llevarlas a su casa en Madrid -que está a la venta- , y los dos hijos del torero le acusan de haber tomado la decisión “sin previo aviso”. Ella responde a Gabriela, quien confesó que no se le había comunicado esta decisión. “Me he traído las cenizas porque Jaime me dijo que estuviesen allí hasta que se construyese un mausoleo en Écija”. María Ángeles dice que están “donde él quería”.
Pero no es el único tema que está separando a la viuda del torero y a los hijos de este. El dinero también está provocando un cisma familiar. “Yo no tengo ninguna polémica ni ningún problema con sus hijos. Gabriela, Jaime y Gisela tienen mi casa abierta para lo que se quieran llevar”. Porque María Ángeles solo busca tener buena relación y dejar a un lado las polémicas. Ella vive su vida, refugiada en su hijo Jacobo, su familia y sus amigas. Las puertas de su casa siempre estarán abiertas para la que un día fue la familia del torero.