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“Sigo siendo la misma, Inmaculada Casal, la periodista”. Tras más de treinta años en el mundo de la comunicación y una impecable trayectoria -fue quien destapó el controvertido caso Arny-, está claro que lo suyo es estar detrás y delante de las cámaras. Pero, nos advierte —con humildad—, no como protagonista: “Nunca me ha gustado ser el centro de la noticia”. Sin embargo, cuando el pasado verano su pareja, María del Monte, habló, por primera vez, del «amor de mi vida” al dar el pregón del Orgullo en Sevilla, pasó, inevitablemente, a serlo.
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“Mi vida no ha sido oculta ni me he avergonzado porque lo más importante en la vida es ser honesto”, afirma. Y, con esa misma sinceridad que siempre la ha caracterizado, atiende a ¡HOLA! tras recibir un reconocimiento que le hace especial ilusión, el de ser nombrada ‘Flamenca con arte’ por convertirse en embajadora de la moda flamenca.
—¿Cómo te has sentido al recibir este reconocimiento?
—A la diseñadora Ángeles Verano —que concede el premio— la conozco desde hace veintitantos años. La verdad es que me enorgullezco. El título de ‘Flamenca con arte’ se le da a la gente que promociona la moda, y para mí, la moda andaluza es un orgullo como andaluza que soy.
“Creo que todavía nos queda mucho y que no hay que etiquetar. Las etiquetas son horrorosas. Hay que llevarlo con normalidad. El amor mueve montañas”
—¿Cuándo descubriste tu pasión por la comunicación?
—Desde pequeña. Aquí en Andalucía no había Periodismo, así que me fui a Madrid a estudiar, y mientras estaba allí surgieron unas pruebas en Televisión Española, en el centro territorial de Andalucía. Me presenté y me eligieron a mí. Con 21 años ya estaba yo presentando un programa diario en la segunda cadena —’Andalucía Junta’—. Luego abrieron Canal Sur, y me presenté corriendo a las oposiciones. Las saqué y desde entonces soy redactora fija en los servicios informativos de Canal Sur. Para mí es un orgullo trabajar en una televisión andaluza y pública.
—Se nota que sientes una gran pasión por tu trabajo.
—Muchísima. Siempre he dicho que he puesto la misma pasión en irme a la calle con un micrófono que a hacer una entrevista. Los periodistas influimos en la forma que tiene la gente de ver la vida. Podemos encumbrar a alguien o destruirlo con dos palabras. Soy feliz haciendo información y donde me pongan.
“Ha habido un momento en el que, como hay que ser honesto, ella no tenía por qué ocultarlo, estaba dando un pregón y un pregón es pregonarlo en ese momento”
—Imaginamos que el interés hacia a ti ha crecido en los últimos tiempos…
—No… Tanto aquí como cuando iba a Madrid todo el mundo sabía quién era yo y mi posición, ¿no? Lo que pasa que ahora, a raíz de esto, me han llamado de programas de televisión, de revistas… Y yo creo que hay que ser honesto con lo que es uno. Voy a seguir siendo la misma antes y ahora, sea más o menos conocida. El mundo se olvida de que la fama es muy efímera.
—¿Y cuesta lidiar con tanta atención? ¿Te solía parar la gente antes de esto por la calle?
—Claro… A mí siempre. En Andalucía es normal porque yo sigo saliendo en televisión. Por lo tanto, no he notado tanto la diferencia. La verdad, yo no he dado detalles de mi vida privada porque creo que no hay que pregonarla nunca. Lo he llevado con orgullo, pero sé cuál es mi sitio en cada momento. Ella tiene una profesión respetada, y, si va a algún lado, la protagonista es ella por su profesión. Nosotras ni lo hemos escondido ni lo hemos ido pregonando, lo que pasa es que ha habido un momento en el que, como hay que ser honesto, ella no tenía por qué ocultarlo, estaba dando un pregón y un pregón es pregonarlo en ese momento.
—Pero, al final, para muchas personas jóvenes ese mensaje de amor es muy importante…
—Cuando tú cometes un delito o estás haciendo algo malo, tienes que esconderlo, pero hay que ir con honestidad y no has hecho daño a nadie… yo soy una persona normal. Una más. Mi vida por un lado y mi profesión por otro. Mi vida no tiene por qué esconderse, no por nada, sino porque es la más normal del mundo.
“Las mujeres tenemos que demostrar el doble. Se nos mira más con lupa en todo”
—Como jefa de Sociedad en un medio de comunicación, ¿crees que todavía nos queda mucho por avanzar en cuanto a diversidad?
—Creo que todavía nos queda mucho y que no hay que etiquetar. Las etiquetas son horrorosas. Hay que llevarlo con normalidad. El amor mueve montañas.
—Has ocupado muchos cargos de gran responsabilidad, siendo mujer. ¿Te has encontrado algún límite?
—Las mujeres tenemos que demostrar el doble. Se nos mira más con lupa en todo, pero somos valiosas, no necesitamos que nos den palmaditas en la espalda y somos mucho más luchadoras…