Es indiscutible. Digan lo que digan los rankings, el español Jon Rahm, nacido en Barrika (Vizcaya), el diez de noviembre de 1994, es de largo el golfista en mejor estado de forma del mundo. Consagrado ya como nueva leyenda del golf, el vasco sigue empeñado en hacer historia. Con su reciente y espectacular triunfo en el The American Express, ha elevado de momento su número total de títulos a diecinueve, nueve de ellos en el PGA Tour.
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Una cifra especialmente significativa para él, puesto que son los que logró sumar su idolatrado Severiano Ballesteros (fallecido el siete de mayo de 2011) a lo largo de toda su carrera deportiva en América. Asimismo, tal y como registra la propia PGA en su página web oficial, en esta temporada 2022/2023 la bolsa en premios que ha acumulado a lo largo de este curso asciende hasta los 4.602.000 dólares.
Esa mezcla de ambición y superación es la que ha convertido al deportista en uno de los grandes del golf. Porque la suya es una historia de superación poco conocida por los aficionados y sus miles de seguidores. A los veinte minutos de nacer, lo tuvieron que meter en un quirófano para realizarle una intervención en su pie derecho. Había nacido con una malformación. “Mi pie estaba girado noventa grados hacia dentro y estaba básicamente boca abajo. Prácticamente tenía rotos todos los huesos del tobillo”, confesó Rahm en una entrevista para la BBC. Este contratiempo desde sus primeras horas de vida le obligó a presentarse al mundo en un contexto duro, acudiendo semanalmente al hospital para recolocar su yeso, que llevo los primeros meses de su vida. Por ello, Jon Rahm reconoce que en este periodo “desde la rodilla hacia abajo mis piernas no crecieron al mismo ritmo”.
No corría como los demás y aún hoy se ve perfectamente a simple vista la diferencia que hay entre una pierna y otra. Nada de esto le impidió hacer piragüismo, practicar artes marciales o jugar al fútbol. Era portero y no se le daba mal ya que a valentía no le ganaba nadie. Eso sí, sufría mucho cada vez que encajaba un gol. Al golf llegó casi de rebote. Y sus limitaciones físicas -su pierna derecha es un centímetro y medio más corta que la izquierda- han hecho que haya tenido que adaptar el swing a su reducida movilidad en el tobillo que le acompañará el resto de su vida. Al ser preguntado por ello, explicaba: “Tengo una movilidad de tobillo muy limitada y no puedo hacer un swing completo porque mi tobillo no tiene la movilidad o la estabilidad necesarias para hacerlo. Mi tobillo, simplemente, no puede soportarlo, así que lo que hago es arquear la muñeca. Así es como golpeo”.
Sus padres, Edorta, un conocido empresario vasco del sector de la distribución de carburantes, y Ángela Rodríguez, una comadrona madrileña del ambulatorio de Cruces, en Baracaldo, no habían oído hablar en su vida del deporte de los catorce palos. A ellos les iba mucho más la montaña. Sin embargo, un buen día, lo descubrieron a través de la invitación de unos amigos que los invitaron a ver la Ryder Cup de 1997, en Valderrama, donde vieron ganar a Severiano Ballesteros. Lo probaron y, lo siguiente, fue llevar al niño con ellos. Jon no tardó en mostrar una habilidad especial para el golf y, desde que era muy pequeño, ya comenzó a ganar a los mayores, demostrando que no hay nada más estimulante para un amante de la superación que enfrentarse a los mejores.
Sus padres siempre le apoyaron, pero le pidieron que siguiera estudiando. Empezó a destacar en campeonatos regionales y nacionales infantiles y pronto ingresó en la Real Federación Española de Golf. Apostó por marcharse a Estados Unidos a estudiar Comunicación y, aunque tenía varios centros interesados en él, fue la Universidad de Arizona State (ASU), sede de una de las academias de golf más prestigiosas del país, la que le ofreció una beca en 2012 sin ni siquiera haberle visto jugar, algo que no había hecho en toda su historia.
No fue fácil adaptarse a su nueva vida, sobre todo porque su nivel de inglés no era el mejor en ese momento. Empezó a estudiar a todas horas y logró aprender inglés gracias a escuchar una y otra vez canciones de rap, concretamente de Eminem y Kendrick Lamar. El 19 de julio de 2020, tras ganar el Memorial Tournament, llega a ser el número 1 del mundo, segundo español en conseguirlo tras Ballesteros y quinto más precoz de la historia (con 25 años y 9 meses) tras Tiger Woods, Jordan Spieth, Rory McIlroy y Justin Thomas.
Desde hace cinco años, Jon comparte su vida con una bióloga y exatleta. Conoció a Kelley Cahill (hoy Kelley Rahm) en un baile organizado en la Arizona State University, donde ambos estudiaron. Se casaron en Bilbao el trece de diciembre de 2019 y tienen dos hijos: Kepa, que cumplirá dos años el próximo tres de abril, y Eneko, de seis meses, que, al igual que su hermano, nació en Arizona (Estados Unidos).