Envejecen como los vinos, blanco y tinto. Así son Brad Pitt y George Clooney. Dos de los hombres más atractivos y deseados de la pantalla que, rebasados los 60 uno, y a punto de cumplirlos el otro, siguen despertando, más si cabe, la admiración y el deseo. Pero no siempre fue así. Clooney ha confesado que, de adolescente, sufrió parálisis de Bell, una enfermedad rara que, como su nombre indica, provoca una parálisis facial transitoria y que, precisamente, padeció también la ex de Pitt en 2016, Angelina Jolie. Un elemento más en común entre estos dos actores amigos íntimos, socios y el mejor partner que pueden tener el uno para con el otro en sus filmes.
No habían vuelto a trabajar juntos desde el fin de la trilogía Ocean’s Eleven, pero ahora vuelven a compartir plató de la mano del director de Spiderman, Jon Watts, y de Wolves, un thriller cuyos derechos de producción desataron la guerra entre plataformas hasta que Apple la ganó en otoño por 20 millones de dólares.
Las estrellas ya están de lleno metidas en el rodaje y Harlem fue el escenario de algunas de las escenas del filme con el que la pareja está revolucionando la Gran Manzana. Precisamente la misma noche en la se daban a conocer las nominaciones a los Oscar , los actores salían a cenar con el equipo sin mostrar ningún signo de decepción, pese a que Pitt era un firme candidato a aparecer en la terna al Mejor Actor por Babylon, una nominación que, al final, no pudo ser.