A las puertas de saber quién será el representante español en Eurovisión 2023 en la gran final del Benidorm Fest el próximo sábado 4 de febrero, el papel que Nina está ejerciendo en este certamen ha vuelto a poner a la cantante, actriz y empresaria en el foco mediático, algo que conoce muy bien. La artista, de 56 años, es actualmente la portavoz del jurado en el concurso, un nuevo hito en su exitosa trayectoria profesional en la que sobresale especialmente su participación en Eurovisión, un show con el que logró posicionarseen sexto lugar en el año 1989.
Con la canción Nacida para amar, la barcelonesa que diera sus primeros pasos profesionales en 1983 en las orquestas Costa Brava, Janio Marti, Caravana y la de su descubridor y padrino Xavier Cugat logró llegar a la sexta posición en el festival europeo de aquel año, cuyo vencedor fue el vocalista Nino de Angelo, representante Alemania. Luciendo su icónica melena larga, oscura y rizada, su indudable seña de identidad, un vestido rosa con lazos negros y una espléndida sonrisa, la joven, que por aquel entonces solo tenía 23 años,cautivó al público de aquella edición con su propuesta pop cargada de romanticismo y sensibilidad y logró llevarse 88 puntos.
"Recuerdo perfectamente mi camisa, mi pantalón tejano y los 52 kilos que pesaba, espárrago es poco... Me doy cuenta de que tengo el hombro derecho constantemente elevado, el hombro del brazo con el que aguanto el micrófono, siempre el derecho, of course. El micro es una extensión de mi brazo y mi mano. Incluso con los ojos cerrados y 'meneándome', sé perfectamente a qué distancia lo guardo y a qué distancia debe estar en función de lo que emito y percibo por vía auditiva", rememoraba Nina hace unos días sobre uno de los ensayos previos a su gran actuación en Eurovisión, con la que aprovechaba para desear "mucha mierda a todos los participantes del Benidorm Fest".
'Benidorm Fest 2023': ¿quiénes se han clasificado en la segunda semifinal?
La oportunidad de subirse a aquel escenario en el puesto decimosexto en Lausana, Suiza, le llegó menos de dos años después de convertirse en uno de los rostros más populares de la pequeña pantalla por su papel comoazafata del concurso de RTVE Un, dos, tres... responda otra vez, una labor que desarrolló durante cinco meses en la cadena pública.
Tras lanzar ese mismo año su primer disco, Una mujer como yo y, un año después, Rompe el tiempo, descubrió su faceta teatral, debutando en 1990 con el musical de Miliki y Rita Irasema, que precedió a su laureada interpretación en Cabaret. Su vuelta a televisión se produjo en 1993, cuando aterrizó en TV3. Aunque desde ese momento formó parte de diferentes proyectos, su papel de directora de la academia de Operación Triunfo en 2001 le acercó al gran público, un trabajo que hizo en TVE durante tres temporadas y cuyo cargo recuperó diez años más tarde en Telecinco.
Fue en la edición de 2020 cuando regresó al formato en calidad de jurado y ahora está inmersa en esta experiencia, que le llegó tras la baja inesperada de Nacho Cano, y en el musical Los Puentes de Madison que acoge el madrileño Teatro EDP Gran Vía.
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