Cristina Campos (Barcelona, 1975) es licenciada en Humanidades ycompagina su profesión de directora de Casting en cine y televisión con la de escritora. En 2016 triunfó conPan de limón con semillas de amapola, novela adaptada al cine en 2021 con guion suyo. En octubre del pasado año fue finalista del Premio Planeta con Historias de mujeres casadas, un relato sobre el amor, la sexualidad y el deseo femenino.
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- Cristina, ¿qué virtud especial por encima de otras crees que valoró el jurado del Planeta para premiar estas Historias de mujeres casadas?
No he sido finalista por ser una gran escritora, sino por explicar la verdad de los matrimonios contemporáneos. En nuestro país hay mucha novela erótica, pero cuesta más encontrar literatura intimista. En este sentido, me he desgarrado emocionalmente por dentro, me he desnudado escribiendo y, precisamente, ha sido esa sinceridad lo que han valorado. Han premiado eso, la autenticidad al escribir desde la verdad y sobre temas de nuestra intimidad, de la sexualidad femenina.
- El deseo femenino, ¿sigue siendo ese gran desconocido?
No creo que sea tan desconocido, pero no se verbaliza tanto, no se ponen encima de la mesa temas como que el deseo de las mujeres hacia sus maridos se desvanece con el tiempo. Todo el mundo lo sabe, pero nadie habla de ello. Siempre pienso que las mujeres tenemos la vida muy revuelta: puedes tener un problema en el trabajo, con las amigas o relativo a los hijos y la familia, todo ello está muy mezclado en nuestro cerebro y, entonces, no te apetece hacer el amor con tu marido. En el caso de los hombres, tenéis cajoncitos, compartimentos diferenciados para el trabajo, los amigos… y siempre hay un espacio para hacer el amor. Si tenéis un problema pensáis que os irá bien hacer el amor con vuestra mujer, pues así desconectáis. Es una virtud, que deberíamos tener nosotras también y no vivir siempre todo con tanta intensidad.
- Hombres y mujeres son infieles. La única diferencia es que muchos lo son sólo de pensamiento, ¿quizás más ellas que ellos en este sentido?
Mucho más. Te diría, por ejemplo, que el 60%-70% de mis amigas son infieles de pensamiento. La infidelidad psíquica en la mujer es muy poderosa. Mi protagonista es primero infiel de esta manera, hasta que pasan los años y el destino le pone delante ese pensamiento que se convertirá en infidelidad también física.
- Gabriela se siente engañada por su amante Pablo cuando sabe que éste se acuesta también con su esposa, curioso cómo funcionan la mente y lo sentimientos…
Esa historia se la robé a un amigo, que me contó ese sentimiento que vivió en primera persona. Su amante sentía que le era infiel cuando ella se acostaba con su propio marido. Y eso es lo que le ocurre precisamente a Gabriela, protagonista de mi novela, que se siente doblemente infiel, por un lado, a su marido y, por otro, a su amante. Es algo muy interesante.
- Difícil mantener un matrimonio unido y feliz en estos tiempos, ¿cómo lo consigue Cristina Campos?
Cada matrimonio es un mundo. Llevo casada 16 años con un hombre inteligente, sensible, hacemos un gran equipo y han sido 16 años de fidelidad conyugal. Claro que sigue habiendo hombres interesantes por ahí fuera, la diferencia es que no los miras. Creo firmemente en el matrimonio contemporáneo que se ayuda, que se apoya. En este sentido, creo en el equipo que hago con mi marido: sin él no hubiera llegado tan lejos y él sin mí no hubiera llegado tan lejos. Hemos montado una familia con tres hijos, he apoyado su carrera y él está apoyando la mía ahora. Somos un equipazo, pese a que me ocurra como a Gabriela, mi alter ego, y el deseo no sea el mismo con los años y al tener tres hijos en casa.
- Se habla mucho hoy en día de la literatura de género, ¿es este un ejemplo?
La literatura no debería tener género. Lo que no entiendo es a los hombres que no sienten curiosidad por conocer más y mejor a las mujeres. No me canso de invitarles a leer la novela, para que aprendan sobre la sexualidad femenina, mucho más compleja e interesante que la masculina. Las mujeres que la han leído sienten una gran empatía con lo que narro, mientras que ellos se quedan un poco perturbados, precisamente porque les hace pensar, por ejemplo, si están entendiendo bien los deseos e intimidad de su pareja. Es un libro para todos, muchas mujeres se verán reflejadas en estas páginas y, los hombres, se replantearán muchas cosas.
- Me ha llamado la atención el énfasis en destacar la amistad de las protagonistas a lo largo del tiempo, esa complicidad tan especial y el apoyo que se dan. ¿Las mujeres conservan más ese vínculo a lo largo de los años o es que se lo cuentan todo, cosa que los hombres no hacemos?
Yo creo mucho en la nobleza de la amistad masculina, me parece muy hermosa. Es verdad que es más contenida, sois más cerrados, pero estáis siempre ahí. Nosotras nos sinceramos más y nos desgarramos, lloramos y, a veces, podemos entrar en bucle. La sororidad, el empoderamiento… son palabras muy feas, me gusta mucho más camaradería femenina, por ejemplo. Yo tengo un núcleo duro de amigas desde hace 25 años y son muy importantes en mi vida porque a las amigas las eliges tú, esto es lo que reflejo en la novela. Y, con el tiempo, también he aprendido a ser mejor amiga.
- ¿Cuántas veces leíste y corregiste el texto antes de mandarlo a la editorial? ¿Dónde y cómo lo escribiste?
Más de 20 veces seguro, y la última lo leí al revés, empezando por el último capítulo y hasta el primero, más que nada porque una se cansa de leerse a sí misma. Escribo en mi estudio, debajo de mi casa, en una mesa estupenda y antigua de 3 metros a la que llega mucha luz natural desde la terraza. Mi rutina suele ser dejar a los niños en el cole a las 8:45h, luego bajo caminando una hora hacia mi casa, desayuno y a las 10h me siento a escribir hasta las 14:30h. Después de comer, por la tarde, me pongo otra hora u hora y media, más no porque me explota la cabeza. Además, luego ya vienen los niños del cole y la cosa se complica.
- Tu mundo es el del cine, ¿habrá película de 'Historias de mujeres casadas' como ocurrió con tu primera novela? ¿O tal vez una serie pronto?
Pues mira, nunca imaginé el éxito que iba a alcanzar esta novela, pero sí, se han interesado varias productoras y una de ellas hará una serie en la que yo formaré parte del equipo de guionistas. Me alegra esta noticia, por supuesto, aunque temo que se pueda frivolizar con el sexo. Para mí es muy importante que se transmita el tono intimista que tiene la novela, me daría mucha pena que se buscara el morbo con las escenas de sexo a la hora de llevarlo a la pantalla.