Podría decirse que son un matrimonio nómada, ya que cada año reparten su vida entre Reino Unido, España y Suiza, pero, sin duda, donde les gusta pasar más tiempo, sobre todo en la temporada de invierno, es en su paraíso alpino de St. Moritz. Sin ir más lejos, allí es donde pasaron en 2020 el confinamiento. Sir Norman Foster y su mujer, Elena Ochoa, se trasladan a la residencia que poseen allí en cuanto empieza el frío y juntos aprovechan para disfrutar de una de sus mayores pasiones, la nieve.
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A sus ochenta y siete años, el prestigioso arquitecto está en plena forma y sigue practicando varios deportes de invierno, como el esquí de fondo, aunque en esta ocasión no ha sido fotografiado sobre los esquís como otras veces, sino junto a su mujer, durante un almuerzo en el exclusivo club alpino de Corviglia. Los dos, con looks muy conjuntados —ambos, en tonos marrones y con gorra—, y, una vez más, dando muestra de su personal estilo, pasaron una jornada en esta estación de esquí.
Este año, como suelen hacer habitualmente, han dado la bienvenida al año nuevo en Suiza y pasan después una temporada disfrutando del frío y la nieve. Sus dos hijos, Eduardo y Paola —quien se graduó en Arquitectura el curso pasado— suelen ir a visitarlos siempre por estas fechas y también han heredado su pasión por la nieve.