Faltan pocos días para que nazca su segundo hijo y María Fernández-Rubíes no puede ocultar su emoción por ser madre de nuevo. A pesar de que está en la recta final y que nos cuenta que no para ni un instante con su hijo, Nico, de dos años, no hay signos de cansancio en ella y está radiante, porque es como un torbellino que desprende energía a su paso y no desaparece su sonrisa ni al contar que tiene ciertos miedos de cara a este segundo parto.
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Ella es una de las influencers más reconocidas de nuestro país y todo un referente de estilo en las redes sociales, donde comparte sus consejos de moda y belleza y, desde que nació Nico, también su experiencia como mamá. Lleva casada desde 2018 con el odontólogo Manu Losada, con quien este año cumple diez años de relación, y con ella hemos estado en una bonita sesión de fotos que ha hecho con el niño de sus ojos, que está a punto de convertirse en hermano mayor.
—María, ¿cómo estás viviendo estos días antes de dar a luz?
—Muy bien, pero lo que peor llevo es que la gente, sobre todo mi ginecóloga, me dice que esté más tranquila y yo soy como muy hiperactiva y me gusta estar todo el día haciendo mil cosas.
“Esta vez he estado más relajada en cuanto a mi alimentación, pero he hecho mucho deporte, he adaptado mis entrenamientos al embarazo y no he parado”
—¿Has notado diferencias entre este embarazo y el de Nico?
—Mi primer embarazo me pilló en una época un poco de desconcierto, me quedé embarazada en enero de dos mil veinte y en marzo nos confinaron. Por mi trabajo tengo que seguir vistiendo bien y seguir ofreciendo a mis seguidores alternativas de estilismos y eso ha sido esta vez un reto. Con Nico era verano y no tuve mucho problema para elegir los looks, pero ahora he tenido que hacerme más vestidos porque no entraba en mi talla habitual, estar bien para ir a eventos y yo los primeros meses siempre tengo náuseas y me encuentro regular e intentaba que no se notara. A esto hay que sumar seguir con tu vida y tu agenda, que la nuestra es a veces non stop. Tampoco es lo mismo estar embarazada con un bebé que duerme regular todavía y que para coger el sueño me tira del pelo.
—¿Te has cuidado más?
—He estado más relajada en cuanto a alimentación, pero he hecho mucho deporte y he intentado llevar una vida sana y saludable. He adaptado mis entrenamientos al embarazo, pero no he parado. También, ya sabía cómo había afectado el embarazo a mi cuerpo y esta vez iba más tranquila. Al final, yo creo que lo que tienes que hacer es escucharte.
“Ahora tengo un poco de miedo al parto porque con Nico duró un día entero, me tuvieron que hacer una episiotomía y tuve un posparto horroroso”
—¿Has tenido miedo alguna vez a no quedarte igual?
—Tengo la piel superseca y llevo una rutina de hidratación tanto corporal como facial impecable, no fallo nunca. Tiendo a que la piel se me agriete, entonces sí que tenía miedo, sobre todo con el primero, pero me hidraté mucho y, tanto con Nico como ahora, mi cuerpo ha reaccionado muy bien. Ahora lo que tengo miedo es al parto. Con Nico fui al parto como que me daba todo igual, pero luego lo pasé mal, tuve un posparto horroroso.
—¿Este bebé viene grande como Nico? Porque tu hijo parece mucho más mayor.
—Parece que viene un pelín más pequeño, lo agradezco. Nico es muy grandote y todo el mundo en Instagram me pregunta cuántos años tiene porque piensan que tiene cuatro años y tiene dos. El que viene en camino me han dicho que por ahora pesa dos kilos ochocientos en la semana treinta y siete, entonces, creo que está perfecto. Nico costó que saliera, el parto duró un día entero, el expulsivo fueron cincuenta minutos y, al final, me tuvieron que hacer una episiotomía de muchos puntos. Espero que no me hagan otra episiotomía porque es lo peor que me ha pasado, así que estoy trabajando el suelo pélvico y haciendo ejercicios con toda la parte de salud de Crys Dyaz y rezando.
“Nico tiene una mamitis brutal, yo lo llamo mi pegatina. Todo el mundo que lo conoce me dice que va a tener unos celos horribles, pero creo que no será para tanto”
—¿Qué nombre le vas a poner?
—Nos ha costado mucho decidir un nombre que nos apeteciera tanto a Manu como a mí y lo desvelaremos en el parto.
—¿Nico es consciente de que viene un hermano ya?
—Tiene una mamitis brutal, yo le llamo mi pegatina. Es un niño que nació en una época en la que tampoco había tanto movimiento y hemos estado mucho tiempo juntos. Solo se duerme conmigo, mientras me tira del pelo, y las noches que por trabajo no puedo, llora y pregunta por mí y esto es una de las cosas que, ahora, con el bebé nuevo, a ver cómo organizo. Hemos intentado que tenga un poco más de papitis, porque creo que la papitis es un tema de esforzarse, y yo le decía a Manu: “Por favor, cúrrate esta relación porque necesito que se despegue un poco porque va a venir el otro y no sé qué vamos a hacer” (ríe). Todo el mundo que conoce a mi hijo me dice que va a tener unos celos horribles, pero yo creo que no será para tanto, yo he ido allanando el terreno, pero es verdad que el niño dice: “Bebé, con papá y Nico, con mamá”, lo tiene clarísimo. Ayer estaba colocando la maleta del hospital metiendo los conjuntitos y Nico los sacaba de la maleta.
—¡Pues tiene cara de bueno!
—Es un niño muy bueno, lo que pasa es que tiene un carácter… Tiene el carácter de su padre. Luego, no hay persona más noble y más buena que mi marido, pero tiene carácter. Yo, por ejemplo, soy una persona mucho más templada. A mi hijo creo que le cuesta mucho lidiar con todo el carácter y, además, siempre dicen que los niños, cuando son muy pequeños, les cuesta gestionar tantos sentimientos y eso, al final, les genera mucha frustración, entonces nosotros intentamos darle las herramientas para que no ocurra.
“La maternidad es lo mejor que me ha pasado, adoro a mi hijo, he vuelto a querer ser madre y no sé si tendré un tercero, pero he aprendido lo que es el sacrificio, la entrega y la generosidad absoluta”
—¿Manu cómo es como padre?
—Es muy padrazo, le gusta mucho jugar con Nico y, como es muy deportista y no para, le anima mucho a hacer cosas, no le da pereza cogerlo, llevarlo a este plan, al otro… Nico se divierte mucho con su padre y él intenta llegar antes de trabajar para jugar esa hora y media que tiene antes de que Nico se duerma. También me ha sorprendido porque tiene mucha paciencia con él y mucho temple.
—¿Tú pararás ahora el ritmo de trabajo cuando nazca el bebé?
—Me ha tocado un poco el mejor momento para dar a luz, porque en estos meses hay menos eventos y pienso que las etapas hay que vivirlas. La maternidad es lo mejor que me ha pasado, adoro a mi hijo, he vuelto a querer ser madre y no sé si querré tener un tercero, pero he aprendido lo que es el sacrificio, la entrega y la generosidad absoluta y entiendo y respeto que haya gente que no quiera no tenerlos, pero si los tienes porque has querido, es para estar ahí. Es una etapa para estar más tranquilo, si te lo puedes permitir, porque no todo el mundo puede parar el ritmo, pero los primeros meses, el bebé te necesita.